𝐑𝐢𝐜𝐡𝐚𝐫𝐝
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Despierto con una sensación en el pecho como si me estuviera hundiendo. Hoy es el día en el que, después de todo este tiempo, Mariana y yo le vamos a decir a James la verdad. No puedo negar que estoy nervioso, hasta me tiemblan las manos, y eso que ni siquiera hemos salido de la casa. Me preparo un café negro, tratando de calmar los nervios. La mente se me va en mil direcciones, pensando cómo James va a reaccionar, qué va a decir…
De repente, el celular vibra. Es Mariana. Ella también está despierta y me manda un mensaje que casi siento como un susurro en el oído.
"¿Ya listo? Estoy temblando aquí…"
No sé si reír o ponerme más nervioso. Le escribo que la paso a recoger en media hora, y trato de calmarme lo mejor que puedo, pero algo en mí sabe que esto no va a salir del todo bien.
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A los veinte minutos, ya estoy afuera de su casa. Cuando Mariana sale, la veo igual de tensa que yo. Se monta en el carro y se queda en silencio unos segundos, mirando al frente, como si estuviera procesando todo. Finalmente, suelta un suspiro.
—¿Y si mejor lo dejamos para otro día? —pregunta en voz baja, casi como si hablara consigo misma.
Me río un poco, pero sin mucha convicción.
—¿Otro día, como llevamos haciendo estos meses? —le digo, tratando de quitarle peso al momento, aunque ambos sabemos que esto es algo que no podemos seguir posponiendo—. Hoy es el día, Mari. No más excusas, ¿vale?
Ella me mira, y veo en sus ojos la misma mezcla de miedo y determinación que siento yo. Asiente lentamente, y en silencio nos ponemos en camino hacia el apartamento de James. El viaje es corto, pero cada minuto parece alargarse. Ninguno de los dos dice nada, y el silencio se vuelve tan pesado que casi puedo oír mi propio pulso.
Al llegar, respiro hondo y bajo del carro, esperando que ella haga lo mismo. Subimos juntos y toco la puerta, mentalizándome para lo que está por venir. Después de unos segundos, James abre y nos mira con una sonrisa, sin tener ni idea de lo que está a punto de pasar.
—¡Oigan! ¿Qué hacen los dos por acá? —nos pregunta mientras se hace a un lado para dejarnos pasar. De inmediato veo que en la sala está el partido en la tele, con su volumen bajo, como si hubiera estado esperándonos. Nos sentamos en el sofá, Mariana y yo lado a lado, mientras él se acomoda en el otro sillón, mirándonos con curiosidad.
Respiro hondo, miro a Mariana y veo en sus ojos que ella también está lista. Le hago una seña para que empiece, pero veo que sus manos tiemblan un poco. Así que decido tomar la iniciativa. No hay forma de suavizar esto, así que voy directo al grano.
—James, hermano… tenemos que hablar. Esto no es fácil de decirte, pero quiero ser honesto contigo. Verás… Mariana y yo estamos juntos.
Al principio, James no reacciona. Nos mira, como si estuviera procesando lo que acabo de decirle. De repente, su expresión cambia, y lo que antes era confusión se transforma en una mezcla de incredulidad y enojo. Nos lanza una mirada dura, casi como si no nos reconociera.
—¿Hace cuánto? —pregunta, y noto que su voz se ha vuelto más fría.
Mariana toma aire y responde con voz firme, aunque algo temblorosa.
—Meses, James. Hemos estado juntos hace meses.
Él suelta una risa seca, casi sin humor, y se pone de pie, caminando de un lado a otro frente a nosotros. Se pasa las manos por la cabeza, como si estuviera buscando alguna respuesta que no llega.
—O sea, que ustedes llevan meses juntos y nunca, ¡nunca! me dijeron nada. —Nos mira, y veo en sus ojos algo que parece más que enojo; es traición—. Y vos, Richard, ¿no se supone que sos mi mejor amigo? ¿Así es como pagás la confianza?
—James… yo sé que parece una traición, y créeme que nunca quise hacerte daño. Pero esto… esto entre Mariana y yo es serio. Yo la quiero, hermano, la quiero de verdad.
James se ríe de nuevo, pero esta vez su risa está llena de amargura.
—¿Y en qué parte de “quererla” cabía no decirme nada? ¿O pensaron que no me iba a importar? —Nos señala a ambos, y luego se vuelve hacia Mariana—. ¿Y vos? ¡Soy tu hermano, carajo! ¿En qué cabeza cabe hacer algo así?
Mariana intenta hablar, pero las palabras parecen atorarse en su garganta. No quiero que ella cargue con toda la culpa, así que me levanto y me acerco a él.
—Mirá, sé que la embarré, ¿vale? No hay excusa. Pero pensé que si te lo decíamos así, de una, me entenderías. Esto no es solo un capricho, hermano. Yo quiero a Mariana, y ella me quiere a mí. Y estoy aquí, de frente, para decírtelo. No quiero que esto sea un problema entre nosotros, pero si no hago esto ahora, siento que voy a perderla.
James me mira, y puedo ver que hay algo en sus ojos que se suaviza, aunque sigue siendo duro. Mariana se levanta, acercándose a él también.
—James, sé que te duele, y que quizás sientas que te traicioné, pero quiero que sepas que nunca quise lastimarte. Quería decirte, pero… me daba miedo perderlos a ambos.
James se queda en silencio, mirándonos a ambos, y noto que se le escapan algunas lágrimas que se apresura a limpiar. Suspira, agotado, y finalmente se sienta de nuevo, llevándose las manos a la cara. Nos quedamos quietos, esperando alguna señal de su parte. Finalmente, levanta la vista y nos dice, con voz más tranquila:
—Bueno, ustedes se quieren, ¿cierto? —dice, como si estuviera luchando contra cada palabra—. Supongo que no tengo más opción que aceptarlo, pero les advierto: si algo sale mal, el primero en pagarlo sos vos, Richard. ¿Estamos claros?
Asiento, agradecido de que, al menos, haya decidido darnos una oportunidad. Me acerco a él y le pongo una mano en el hombro, mirando a mi mejor amigo y recordando todo lo que hemos pasado juntos.
—Gracias, hermano. Te prometo que esto es en serio, y que jamás haría nada para lastimarla. Ni a vos.
James suspira y me da una pequeña sonrisa, aunque el dolor aún está en su mirada.
—Espero que así sea, Richard. Porque, como te dije, ella es mi hermana. No hay nada que me importe más.
Mariana se sienta a su lado y le da un abrazo, mientras él suspira y, finalmente, cede un poco. El ambiente sigue tenso, pero hay una sensación de alivio en el aire. La verdad, aunque difícil, al menos nos da un punto de partida para empezar de nuevo.
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SECRETO || Richard Ríos
RomansaMariana y Richard mantienen una relación en secreto, algo complicado cuando el hermano de Mariana, James Rodríguez, es el mejor amigo de Richard y, además, muy protector con ella. La situación se vuelve tensa cuando una amiga cercana de Mariana reve...