Noche

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Max

Si alguien conocía bien a Chloe, ese era yo. Aunque todos nos llevábamos bien y eramos muy unidos yo la conocía mejor. Pasaba lo mismo con Nico y Dan, ellos se conocían mejor, pues uno la liaba y la otra lo cubría.

—A ver, Chloe, ¿Me puedes repetir tu “maravilloso” plan? —dije mientras nos escondimos detrás de un arbusto.
—Pues verás, primero nos colamos en su caseta de reuniones o como se llame, después de revisar todo, obviamente, Dan le prende fuego y yo lo extiendo.

«Claro como si fuera tan fácil»

Procedimos con el maravilloso y para nada peligroso plan de Chloe, que se note el sarcasmo porfavor.

Nico a duras penas pudo hacer que la luz del campamento se apagara, entonces mientras los pocos militares despiertos estaban desconectados y abandonaron sus puestos. Grave error, pero mejor para nosotros, aprovechamos para colarnos en algún despacho raro.

—Recordad chicos, buscamos cualquier información —dijo Dan.
—Aja, ¿Cómo qué? —dijo Nico mientras rebuscaba entre los libros de la estantería.

Me acerqué al escritorio, el lugar donde obviamente tendrían toda la información importante. Busque por encima, habia algunos papeles pero nada importante, luego revisé entre los cajones.

—¡Eh chicos venir, mirar lo que he encontrado! —les dije con unos papeles en la mano.
—¿El que?
—Aja una institución... Como El Nido pero tiene escrito algo raro en el nombre -dije levanyando la hoja para mirarlo más de cerca.
—¿El que? —dijo Aurora mientras se acerca.
—Pone Kuldenp o algo así. Parece como si alguien se hubiera dormido encima del teclado.

Los chicos se rieron, con razón.

—No puede poner eso, habrás leído mal —dijo Nico, mientras le daba la hoja para que lo pudiera ver.
—Joder pues si que parece que se han dormido, ¿Como coño se lee eso? ¿Kuldentp? ¿Kunldnent? Joder es imposible.

Todos nos reímos pero cuando Nico continuó leyendo todos nos callamos en un segundo.

—Llevar a los niños experimentos, que creo que somos nosotros, a Kuldnt- No lo voy a intentar. Bueno pues eso que nos quieren llevar a... ¡Noruega! ¡Ni de puta coña!
—¡¿Qué?! —gritamos todos.
—¡Ni de coña, yo vuelvo a mí casa ya! —gritó Chloe.
—Creo que no, bonita.

Una voz hablaba desde la puerta, su voz era grave y ronca. Era el señor mayor que nos había secuestrado.

—Asi que mi estúpido hijo tuvo una criatura —el comandante suspiró—. ¿Y ni siquiera me invitó a la boda?
—Normal —susurró Nico—. Yo tampoco lo haría.
—¡Espera, ¿Tú eres mi abuelo?! —gritó Chloe.
—Se ve que si...

El anciano se acercó a nosotros y de las puertas salieron más guardias.

—Pensaba en mandaros hacia allá en unos días pero se ve que tenéis muchas ganas de ir. Así que saldréis ya, chicos, ya sabéis que hacer.

Los militares nos agarraron de los brazos inmovilizandonos y nos arrastraron hasta afuera.

Estaba muy nervioso así que sin querer mi temperatura corporal empezó a bajar haciendo que el militar que me tenía agarrado me soltara repentinamente pues sus manos se habían quemado por la temperatura.

Eso no cambió nada pues nos llevaron a un barco de carga y nos metieron de un empujón en una sala oscura.

—No se ve nada —se quejó Aurora.
—Espera —Dan entonces extendió la palma de la mano y después de unos 10 minutos de concentración una llama apareció—. ¿Mejor?
—Si, aparte de luz da calor porque aquí hace mucho frío.
—Ups... Creo que eso es culpa mía —dije mientras me sentaba poco a poco en el suelo.

Mi melliza, Autora, se sentó junto a mi mientras me abrazaba.

—De todas formas has mejorado bastante con los poderes eh Dan —dijo Aurora, seguramente para cambiar de tema.
—Bueno cuando alguien no para de pedirte que le enciendas los cigarrillos es normal.
—¡Eh que ya los estoy dejando! —dijo Nico desde la otra punta para luego susurrar—. Bueno estoy en ello...

Todos nos reímos mientras a lo lejos la base extraña se alejaba.

—Mierda... ¿Como vamos a volver a casa ahora? —dijo de pronto Nico.

Chloe estaba en silencio, al lado de Dan, calentándose.

—Yo... -empezó a decir Chloe mientras se abrazaba las piernas—. Yo, lo siento chicos. Por mi culpa estamos aquí...
—No digas eso, Chloe —Aurora le dedicó una sonrisa.
—Se que he sido duro contigo sobre esto —dijo Nico—. Pero no te machaques, renacuaja, fue nuestra decisión seguirte. Después de todo teníamos que asegurarnos de que no hicieras una tontería como está.

Hubo un pequeño silencio.

—Nico tiene razón, somos un equipo y todos nos cuidaremos entre todos —dije miraba a los chicos mientras sonreía—. Después de todo somos los hijos de los tréboles ¿Verdad?
—Bueno eso nos deja en la sombra de nuestros padres pero bueno —dijo Nico—. Y ahora a dormir que mañana a saber que nos espera al despertar.

Nico tenía razón pero no se lo diría, solo aumentaría su ego y encima se le subiría a la cabeza. Es buen chico aunque parezca un delincuente vagabundo, supongo que está en esa edad, no sé, tenemos la misma edad.

—Entonces... ¿Como volveremos a casa? —preguntó la más pequeña del grupo, Chloe.
—Pues... No lo sé —contestó Aurora.
—Ya veremos pero lo primero es descansar —ordenó la mayor, Daniela—. Necesitaremos toda la energía que podamos para afrontar el día.
—Espero que no nos despierten pronto, que es Sábado —se quejó, como no, Nico.
—¿Es todo lo que tienes que decir? —pregunté con cansancio mientras me apoyaba en la pared.
—¿Qué otra cosa podía decir? Es Sábado y está semana hemos tenido un montón de exámenes y encima un secuestro. Que nos dejen en paz por lo menos unas horas.
—A ver, tiene razón —le apoyo Dan, la llama de su mano poco a poco se apagaba pues ella se estaba cansando y quedando dormida.

Al cabo de unos minutos toda la habitación se quedó sumida en la oscuridad.

—¿Estáis dormidos? —preguntó Nico.
—Las chicas si —le contesté

Nico hizo que la oscuridad fuera más profunda.

—Mierda así no —se quejó para luego eliminar la oscuridad de la habitación—. Así mejor.
—¿Qué pasa? —le dije mientras bostezaba.
—No puedo dormir.
—¿Preocupado? —le dije para añadir una pequeña pausa—. Es normal.
—No estoy preocupado —me dijo y me miró, hicimos contacto visual por unos segundos y entonces añadió—. Bueno vale a lo mejor un poco.
—¿Solo un poco?
—¡Joder! ¡Vale, si. Estoy muy preocupado, ¿Vale?! ¡Joder, qué nos vamos a Noruega, tio! ¡ A Noruega, que eso está en la otra punta del mundo casi!

El tenía razón, me acerqué a el y le abrazé, no se resistió y al final nos dormimos.

La nueva eraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora