𝐀𝐋𝐋|ᵗʷᵈ ᵒⁿᵉ ˢʰᵒᵗˢ

𝚁𝚒𝚌𝚔 𝙶𝚛𝚒𝚖𝚎𝚜

|VERDADES EN EL FUEGO|

CONTINUACIÓN DE:
Mentiras bajo el mismo cielo.

•••

Rachel sabía que algo andaba mal desde hacía semanas. Las señales eran inconfundibles: las miradas evasivas de Rick, los silencios incómodos en la mesa, la distancia que no podía explicar. Sin embargo, nunca habría imaginado que la verdad vendría de uno de sus amigos más cercanos: Daryl. Esa mañana, Daryl apareció en la puerta con su típica postura reservada, pero había algo diferente en su expresión, algo que la puso en alerta al instante.

—¿Puedo pasar? —preguntó, evitando su mirada. Rachel, desconcertada, le hizo un gesto para que entrara.

Una vez dentro, él no se anduvo con rodeos. Se quedó de pie junto a la ventana, sus manos descansando en la repisa, sin acercarse demasiado.

—Rick te está siendo infiel —dijo finalmente, sus palabras cayendo como una sentencia.

Rachel se quedó inmóvil, el aire pareció desaparecer de la habitación. La mirada de Daryl no reflejaba duda, y eso la desarmó. Si venía de él, era la verdad.

—¿Con quién? —preguntó, su voz quebrada, apenas un susurro.

—Jessie Anderson.

El nombre resonó en su mente. Jessie. La mujer a la que había ayudado, a la que había intentado salvar del infierno en el que vivía. El dolor de la traición no venía solo de Rick, sino también de la mujer a quien había confiado su tiempo y compasión.

Rachel sintió el peso de la revelación, como si el suelo bajo sus pies se hubiera desmoronado. Se dejó caer en la silla más cercana, su cuerpo temblando mientras trataba de asimilarlo.

—¿Desde cuándo lo sabes? —preguntó con esfuerzo.

Daryl cruzó los brazos y miró hacia otro lado, incómodo.

—No estoy seguro del todo... pero lo noté hace un tiempo. Lo vi en cómo la miraba, en las veces que desaparecía, y me lo confesó. No iba a decírtelo él, Rachel... y no podía quedarme callado.

Ella cerró los ojos, intentando detener el torbellino de pensamientos que invadía su mente. Carl y Judith. Rick era su padre biológico, pero ella los había criado, los había amado como si fueran suyos. Había sido su madre en todo sentido, siempre estando allí para ellos, protegiéndolos. Había hecho todo lo posible por mantenerlos a salvo en ese mundo roto, y ahora... la traición de Rick parecía destrozar lo poco que les quedaba de estabilidad.

—Todo esto... por nada —murmuró, más para sí misma que para Daryl, sintiendo cómo el dolor la desgarraba.

Daryl la observó en silencio, notando la tensión en sus hombros, el dolor en su rostro. Quería decir algo, algo que le devolviera algo de esperanza, pero no era el tipo de hombre que sabía cómo poner en palabras esos pensamientos. Aun así, hizo un esfuerzo.

—No te mereces esto —dijo en voz baja, con la mirada fija en la ventana—. No después de todo lo que has hecho por ellos. Rick no...

Rachel lo miró, sin entender del todo a qué se refería. Sabía que Daryl estaba tratando de consolarla, pero las palabras no parecían tener mucho sentido en su cabeza, tan llena de confusión y dolor.

-No sé qué hacer con esto.-respondió, su voz temblando—.

Daryl no respondió de inmediato. En realidad, no esperaba que ella entendiera. Todo lo que podía hacer era estar allí para ella, en su propio modo torpe y silencioso.