Capítulo 4: Revelaciones

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Sofía se tomó un momento para calmar su corazón antes de acercarse a Clara, que estaba en su escritorio revisando unos documentos. Sabía que este reto podía ser un desastre, pero la idea de perder ante Alejandro no era una opción.

—Clara —dijo, tratando de sonar casual—, ¿puedes venir un momento? Necesito tu ayuda con algo.

Clara levantó la vista, interesada. —Claro, ¿qué pasa? ¿Tienes problemas con los informes?

—Eh, algo así —respondió Sofía, sintiendo que las palabras se atascaban en su garganta. —En realidad, estoy participando en un... reto y necesito que me ayudes a decirte algo.

—¿Un reto? Eso suena emocionante. ¿De qué se trata? —preguntó Clara, sonriendo con complicidad.

—Es un juego de verdad o reto, y el reto es que tengo que decirte que... —se detuvo, buscando la forma adecuada de plantearlo—, que he tenido un sueño raro sobre ti.

Clara frunció el ceño, sorprendida. —¿Un sueño raro? ¿De qué hablas?

Sofía sintió que la risa se le escapaba. —Eh, en el sueño... estabas organizando una fiesta de disfraces y todos teníamos que disfrazarnos de frutas.

Clara se echó a reír. —¿Frutas? ¿Yo disfrazada de piña? Eso suena muy ridículo. ¿Qué más?

—Eran unos disfraces increíbles —dijo Sofía, intentando mantener la compostura—. Pero lo más extraño es que Alejandro estaba allí... vestido de plátano.

Clara soltó una carcajada que resonó en toda la oficina. —¡Eso es oro puro! Necesito que me cuentes más sobre este sueño. ¿Cómo te sentiste al ver a Alejandro de plátano?

Sofía se sonrojó y movió las manos en un gesto de exasperación. —¡No lo sé! Solo sé que no puedo creer que estoy diciendo esto en voz alta.

Clara se secó las lágrimas de risa. —Tienes que contarle a Alejandro que tuviste un sueño tan extraño. Eso seguro lo dejará sin palabras.

—Eso es exactamente lo que estoy evitando —replicó Sofía, sintiendo que el desafío la había llevado a un terreno inexplorado.

—Bien hecho, Sofía. Me alegra que hayas sido valiente. Pero ahora es tu turno de preguntarme —dijo Clara, todavía riendo.

Sofía sonrió, sintiendo una oleada de confianza. —Ok, Clara, ¿verdad o reto?

—Reto, por supuesto. —La mirada de Clara se iluminó de emoción.

—Quiero que llames a tu ex y le digas que has estado pensando en él —dijo Sofía, disfrutando de la venganza.

Clara palideció. —¡Eso no es justo!

Ambas comenzaron a reír, y Sofía sintió que su nerviosismo se disipaba. Tal vez este juego no era tan aterrador después de todo.

Regresaron a la mesa de Alejandro, quien esperaba con una sonrisa triunfante.

—¿Cómo te fue? —preguntó, sus ojos brillando con curiosidad.

Sofía se cruzó de brazos. —He cumplido con mi parte. Ahora es tu turno.

—De acuerdo —dijo Alejandro, inclinándose hacia ella—. Comencemos de nuevo. Verdades o retos.

—Reto —respondió Sofía, decidida a mantener el impulso.

—Quiero que hagas una llamada a una de tus amigas y le digas que estás organizando una cena romántica... para mí —dijo, su voz llena de burla.

Sofía sintió que el corazón se le aceleraba. —Eso es cruel, ¿sabes? ¿Por qué no le dices a tu madre que lo haces?

—¿Estás asustada? —dijo él, disfrutando del momento.

—No. Solo pienso que es una tontería, pero está bien, lo haré —respondió, sintiendo la adrenalina.

Sacó su teléfono y marcó el número de Clara. Cuando esta respondió, Sofía respiró hondo.

—Clara, necesito que sepas que estoy organizando una cena romántica... para Alejandro.

El silencio del otro lado fue ensordecedor. Finalmente, Clara estalló en risas. —¡Eso es una locura! ¡Tienes que hacer que se vista de plátano!

Sofía se dio cuenta de que la estaba escuchando en modo de speaker y se sintió expuesta. —¡Esto no es parte del trato! —gritó, riendo junto con Clara.

Alejandro no pudo contener su risa. —Parece que la cena romántica será la más memorable.

Sofía se sintió abrumada, pero a la vez liberada. Este juego estaba transformándose en algo inesperadamente divertido. La tensión entre ellos estaba cambiando, y aunque aún había rivalidad, empezaba a florecer una especie de camaradería.

Mientras se miraban, Sofía no pudo evitar preguntarsesi había más en su conexión de lo que había pensado al principio. Era solo unjuego, pero el subtexto era imposible de ignora

Amor y confusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora