დ Resumen: Satoru encuentra el paradero de su ex-compañera y decide ir a buscarla junto a sus alumnos para pedirle que vuelva al mundo de la hechicería.
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El aire en el gimnasio era denso, cargado de sudor, adrenalina, y una energía casi eléctrica. Satoru Gojo observaba con una ligera sonrisa mientras sus alumnos miraban asombrados hacia el ring. Allí, en medio del estruendo, estaba [T/N], una figura que, aunque más pequeña, irradiaba determinación y calma frente a su oponente, un hombre inmenso de casi dos metros de altura y músculos que parecían esculpidos en piedra.
—¿Sensei, es en serio? —susurró Megumi, frunciendo el ceño. Estaba convencido de que no había forma de que [T/N] pudiera vencer a ese hombre.
Gojo se acomodó su banda en los ojos y soltó una risa despreocupada mientras agitaba una mano con desinterés.
—Claro que sí, Megumi. Créeme, ella tiene más poder y habilidades de las que crees. Es más, hace unos años estaba a mi nivel, si no me crees.
Itadori y Nobara intercambiaron miradas, sin perder de vista la escena en el ring.
—¡Aun así! —dijo Itadori, con un tono preocupado—. ¡Ese tipo podría aplastarla sin pensarlo! ¡Deberíamos hacer algo para ayudarla!
Nobara asintió, ansiosa. Su impulsividad típica parecía haber aumentado al ver cómo [T/N] esquivaba cada golpe del hombre con una precisión impecable, pero parecía estar cerca de recibir un impacto serio en cualquier momento.
—Sensei, ¿por qué no le decimos quiénes somos y evitamos todo esto? —insistió Nobara.
Satoru negó con la cabeza, divertido al ver la preocupación genuina de sus estudiantes.
—Chicos, los entiendo, pero no tienen de qué preocuparse. Ella sabe cómo manejarse sola, y yo sé lo que les digo. Ella fue una hechicera excepcional, tan poderosa que, si hubiese querido, podría haberse convertido en una leyenda como yo.
Los tres estudiantes lo miraron con más sorpresa que antes, especialmente Megumi, quien no terminaba de entender cómo alguien como ella habría dejado ese mundo tan fácilmente.
—Pero, entonces, ¿por qué abandonó la hechicería? —preguntó Megumi, escéptico.
Gojo suspiró, su sonrisa volviéndose un poco nostálgica.
—Decidió retirarse después de una misión particularmente dura. Siempre fue una persona fuerte y decidida, pero los años de lucha contra maldiciones y ver a tantos compañeros caer... eso comenzó a pesarle. Y, después de que Suguru dejó la escuela y eligió otro camino... ella simplemente no pudo soportarlo. Se dio cuenta de que prefería vivir una vida sin la carga de esa responsabilidad, aunque significara dejar el mundo que conocía. Así que, para evitar que la rastreáramos, escondió su poder maldito, casi como si hubiera desaparecido del mapa.
