Ruth había estado esperando su cumpleaños con una mezcla de emoción y nervios. Desde el rechazo de Anthares, había decidido que a partir de este mes todo sería diferente, así que había organizado una pequeña reunión en su casa para celebrar su cumpleaños, rodeada de amigos de clase, música y buena comida.La tarde del cumpleaños llegó, y mientras Ruth daba los últimos toques a la decoración, escuchó el timbre de la puerta. Al abrir, vio a Luna, su mejor amiga, sonriendo de oreja a oreja con un paquete envuelto en papel colorido. Pero no estaba sola. Junto a ella, cargando otro regalo, estaba Ragna, el hermano mayor de Luna. Ruth lo conocía de vista, de haber coincidido en alguna que otra ocasión, pero nunca habían pasado mucho tiempo juntos.
—¡Feliz cumpleaños, Ruthy! —exclamó Luna, dándole un abrazo apretado—. ¡Espero que estés lista para una noche inolvidable!
Ragna le dedicó una sonrisa cálida mientras extendía su regalo.
—Feliz cumpleaños, Ruth. Espero que te guste esto. Luna me obligó a envolverlo, así que no me juzgues por la falta de habilidad —dijo, riendo.
Ruth rió con él y los hizo pasar. Mientras la casa se iba llenando de amigos y risas, se sorprendió de lo fácil que fue conversar con Ragna. Era divertido, atento y no paraba de hacerla reír con sus comentarios ingeniosos. La noche avanzó entre juegos, bailes y bromas, y para cuando los últimos invitados se fueron, Ruth se dio cuenta de que había pasado la mayor parte del tiempo al lado de Ragna.
Antes de irse, Ragna se acercó a ella con una expresión que combinaba nerviosismo y algo de esperanza.
—Mi cumpleaños es mañana, y no tengo nada tan planeado como esto, pero… voy a salir con algunos amigos y me gustaría que vinieras. Sería genial seguir celebrando.
Ruth dudó por un momento, recordando que hace no tanto tiempo se habría quedado toda la noche esperando un mensaje de Anthares. Pero algo en la forma en que Ragna la miraba, en la manera en que se había asegurado de que ella se sintiera especial esa noche, la convenció de decir que sí.
—Claro, me encantaría ir —respondió finalmente, sonriendo.
Al día siguiente, Ruth llegó a la celebración de Ragna. Había menos gente que la noche anterior, pero el ambiente era cálido y relajado. Pasaron las horas compartiendo historias, jugando juegos de mesa y bromeando. Ragna no dejó de incluirla en cada conversación, y ella se dio cuenta de cuánto apreciaba eso. Con cada momento que pasaba con él, sentía que lo iba conociendo mejor.
En un momento, mientras todos los demás estaban distraídos cantando una canción en el karaoke improvisado, Ragna y Ruth se encontraron solos en la cocina. Él abrió el refrigerador para sacar una botella de agua, y cuando se giró para ofrecérsela, notó que ella lo estaba observando con una mirada pensativa.
—¿Qué pasa? —preguntó Ragna, sonriendo.
Ruth bajó la mirada, sintiendo que se sonrojaba un poco.
—Nada, es solo que… gracias por invitarme hoy. Me la estoy pasando muy bien.
—Me alegra escucharlo —dijo Ragna, acercándose un poco más—. Quería que supieras que me gusta mucho estar contigo, Ruth. Y, si te soy honesto, me gustaría conocerte aún más.
El corazón de Ruth dio un vuelco. No era la primera vez que alguien le decía algo así, pero después de lo que había pasado con Anthares, temía abrirse de nuevo. Sin embargo, la calidez en los ojos de Ragna, la manera en que se preocupaba por ella sin esperar nada a cambio, la hacían sentir diferente. Aun así, no podía ignorar las emociones que Anthares todavía le generaba.
—No sé qué decir… —murmuró, sincera—. Todo esto es nuevo para mí.
Ragna la miró con comprensión, como si pudiera ver el remolino de pensamientos en su mente.
—No tienes que decir nada ahora —dijo suavemente—. Solo quería ser honesto contigo. No quiero presionarte, pero quería que lo supieras. Podemos seguir como hasta ahora, y ver qué pasa.
Ruth asintió, y el momento se rompió por las risas que venían del salón, llamándolos para que volvieran. Pero esa conversación se quedó con ella durante el resto de la noche.
En los días siguientes, Ruth se encontró pensando más y más en Ragna. Salieron un par de veces más, a tomar café o dar paseos, y cada vez que estaban juntos, la conexión entre ellos se hacía más fuerte. Aún había un rincón de su corazón que seguía atado a los recuerdos de Anthares, pero con cada sonrisa y palabra de apoyo de Ragna, se sentía más dispuesta a dejar ir ese pasado y abrazar algo nuevo.
Finalmente, una tarde mientras caminaban por el parque, Ragna la miró a los ojos y, sin rodeos, le preguntó:
—Ruth, sé que tienes tus dudas, y que aún hay cosas que te pesan, pero yo estoy dispuesto a esperar. Solo necesito saber si tú crees que puede haber algo entre nosotros.
Ruth respiró hondo. Sintió el nudo en su pecho, pero esta vez no era dolor, sino miedo a lo desconocido, a dejarse llevar por algo que no había planeado. Pero la vida le había enseñado que lo inesperado podía ser hermoso.
—Sí, Ragna. Creo que merece la pena intentarlo —respondió, finalmente—. Quiero darte una oportunidad.
Y, por primera vez en mucho tiempo, sintió que al decir esas palabras se liberaba de una carga que ni siquiera sabía que llevaba. Quizás el camino aún era incierto, pero se sentía lista para recorrerlo, y esta vez no lo haría sola.
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Kimi Kara Tōku Hanarete (Susurros de un amor silencioso)
Romanceruthy es una chica enamorada de Anthares, y luchará por conseguir su amor de a como de lugar