"Y es que la obsesión era peligrosa.
Pero más peligroso era la persona que ocupaba la mente de esa joven día y noche;
Sergei Markov.
El nuevo socio de su hermano y de su organización.
Lo veía al menos una vez a la semana desde que había llegado a...
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No creía que fuese una buena idea, pero tampoco lo era quedarse en su casa, de alguna manera u otra debía salir. Le había asegurado a su hermano que estaría lo mas posible en su hogar, pero ya luego del tercer día era imprescindible tomar aire, olvidarse que en su teléfono cada noche llegaba el mismo mensaje.
El ambiente era agradable, la bebida también, pero la compañía...ugh.
¿Era el segundo? ¿Tercero? Podía jurar que era el cuarto que se sentaba en ese banco y le sonreía con galantería buscando conquistarla, llamar su atención.
—Definitivamente saldría contigo.
—¿Sí? —preguntó fingiendo interés. Tal vez era la manera en la que no dejaba de acomodarse el cabello y mirarse en la pantalla de su teléfono, pero también lo era el ambiente y la química inexistente.
Él tiró su cabeza hacia atrás carcajeando.
¿Qué era lo gracioso?
—¡Acaso te has visto! Por supuesto que querría salir contigo, no debes ni siquiera dudarlo. Eres incluso más hermosa que en las fotos —halagó guiñando un ojo.
Sasha sonrió cordial, y con disimulo miró por encima de su hombro enviándole la señal a su amiga de que ya era suficiente. Ava, enseguida apareció y la sacó de allí pasando por alto la presencia de aquel hombre.
—Esto es bochornoso, y una mala idea.
—¿Cómo puede ser una mala idea que conozcas a otra gente? Es divertido, agradable y te hará bien —le recordó cruzando su brazo con el suyo adentrándose a la cantidad de personas de ese local para llegar a una mesa libre.
—¿A través de una aplicación? Si, me parece completamente aburrido.
Y una pérdida de tiempo, aunque debía admitir que le entretenía leer las descripciones personales de algunos hombres.
Ava rodeó los ojos.
—Lo que pasa es que los estás comparando con ya sabes quién, entonces todos te parecerán espantosos porque tu cabeza no acepta otra belleza que no sea...—rechistó con obviedad.
—No estaba pensando en él —se defendió alzando sus hombros —. Al menos no hoy —admitió resoplando.
—La vida es maravillosa si dejas de pensar en un hombre que no te presta la misma atención. Mejor ven —se apresuró hacia la primera mesa vacía antes que alguien más lo hiciera —. ¿Qué te parece un último encuentro y nos vamos? Solo uno más.
Sasha resopló y apoyó su rostro en su mano.
Entendía que debía socializar, hacer amigos, pero esa aplicación de citas no era el camino, mucho menos haber citado a cuatro en el mismo sitio solo para intentar descartarlos en persona y no apretar la X en su pantalla. Pero vaya si era divertido, la adrenalina era magnifica, y aunque su cabeza le jugara una mala pasada y traía la única imagen del único hombre que no deseaba pensar, al menos hoy no se quedaría en su casa a la espera del mensaje para chequear que todo estuviese en orden.
