La Famila Lee [Adaptación Maknaez]

14

[2 AÑOS Y 4 MESES]

En la cama se encontraban dos jóvenes madres coreanas durmiendo, era sábado y el suave viento entraba por la ventana de su dormitorio que estaba media abierta en la habitación de las chicas.

Una cuna estaba de nuevo al fondo de la habitación ya que quedaba poco para la llegada de la nueva princesa de la casa.

Haerin sintió aquel viento rozar su piel y frunció su ceño, se levantó para cerrar la ventana cuando se quedó admirando la vista desde su habitación.

Se podían ver los altos bloques de apartamentos que ocupaban las calles de Seúl, abajo se podía ver el tráfico y la gente que iba a su trabajo, los niños que iban a los parques con sus padres, algunas personas que iban a caminar con el perro e inconscientemente la coreana de mirada felina empezó a sonreír. Ella era muy feliz, aunque tenía muchos pensamientos y preocupaciones rondando por su cabeza.

Estaba muy feliz de tener una hija preciosa, una esposa perfecta a su gusto y una nueva pequeña en camino... el futuro era un secreto al que temía la mayor, pero sabía que ella podría enfrontarlo junto a sus seres queridos.

- ¿Cariño? - Hyein sintió el vacío en la cama y frotó sus ojos con el ceño fruncido algo confundida por no encontrar a su mujer al lado de ella.

- Solo fui a cerrar la ventana. - dijo Haerin mirando hacia la chica de cabellos oscuros mientras sonreía. - Pero me quedé admirando las vistas. -

- Si, yo también tengo muy buenas vistas. - dijo Hyein con una mirada pervertida hacía el trasero de la mayor, Haerin miró confundida a su parte trasera y notó que tenía el camisón algo subido demostrando parte de su trasero.

- ¡HYEIN-AH! - dijo la mayor mientras se bajaba el camisón mientras Hyein reía.

Hyein se levantó y se acercó a su pareja para abrazarla por la espalda y darle algún que otro beso tierno en los hombros mientras descansaba sus manos en el vientre de Haerin. - ¿Qué te fascina tanto mi amor? – le preguntó mamá Hyein con un torno cargado de dulzura.

- ¿No ves lo bonito que se ve Namsan desde aquí? - hablaba Haerin sobre lo bonito que se veía la montaña Namsan con el sol del amanecer.

- Se ve precioso. -

- Pero no tan preciosa como yo. - dijo Haerin girándose hacía la pelinegra.

- No hay nada más preciosa que tú. - Hyein juntó sus labios con las de su novia mientras le apretaba las mejillas.

- ¡Ommas! – La pequeña Ji Hye entró corriendo en la habitación de sus madres.

- Bueno, si te digo la verdad ella es mucho más preciosa. - dijo Hyein con un tono divertido, para después coger a su pequeña hija en brazos.

- ¡Omma Omma beso! - dijo Ji Hye señalado con su dedito a su propia mejilla mientras fue cargada por mamá Hyein, y a continuación fue besada por su madre.

Haerin se acercó y paso sus dedos por el cabello de su hija mientras que le sonreía.

- Omma Rin. - dijo Jiji estirando sus brazos hacía su madre mayor.

Mamá Hyein pasó Ji Hye a Mami Haerin y la pequeña se aferró rápidamente al cuello de su madre.

La pequeña empezó a bostezar y frotar sus ojitos.

Juntas caminaron de nuevo a la cama y se acostaron de nuevo con la pequeña en medio de las dos.

- Se que lo digo mucho, pero es que mi hija es preciosa. - dijo Haerin admirando a su pequeña bella hija.

- Lo ha sido desde el primer momento y lo será hasta el último. - dijo Hyein mirando a la misma dirección que su pareja.

Jiji se acercó al vientre de Haerin y puso sus manitas encima, las dos madres la miraban con una adoración que les hacía querer gritar de ternura.

- Omma, ¿helmana está bailando? -

- ¿Como? - preguntó Hyein confundida y rápidamente acercó su mano al vientre de su novia.

La coreana menor sintió las leves patadas que estaba dando la pequeña criatura dentro del vientre de su mujer y la sonrió tiernamente.

- Tu hermanita ya quiere jugar contigo Jiji. - dijo Hyein de forma tierna a su hija.

- ¿Quiele jugal conmigo? -

- Si. -

- ¡Helmana sal de ahí ya y vamos a jugal! – habló Jiji a la barriga de su madre haciendo que Haerin la mirara con una gran sonrisa en su rostro.

- Ya queda muy poquito Jiji. - dijo la chica de mirada gatuna.

- ¿Cuánto es poquito mami? – preguntó la pequeña con mucha curiosidad a su madre.

- En unas semanitas tu hermana ya estará aquí. -

- ¿Enselio? - Jijii miraba a mami Haerin en espera una reacción de ella y su madre asintió enseguida con la cabeza. - helmana te estoy espelando. - dijo Bibi y dio un tierno besito en el vientre de su madre.

- Oye Bibi, ¿qué tal te parecen unos pancakes con chocolate? - la rubia de puso recta en la cama.

- ¡Siiii! ¿Podemos dale también a helmanita? - preguntó Ji Hye tiernamente.

- Ella tendrá suficiente pancakes cuando esté aquí con nosotras. - dijo Haerin con mucho cariño en su voz.

Hyein y Ji Hye salieron de la habitación y se dirigieron a la cocina de su apartamento para preparar el desayuno.

Haerin se levantó y fue al baño a asearse y ponerse algo más cómodo.

Cuando llegó a la cocina no creía sus ojos.

- Holi mami Rin. - dijo Jiji sonriendo mientras metía el dedo en el bote con chocolate líquido, aunque realmente la mayoría del chocolate ya estaba en diferentes partes de su cara.

- Hyein-ah. - Hyein estaba tan concentrada haciendo los pancakes que se había olvidado de su hija. Cuando se giró se encontró con su mujer con las manos en las caderas mirándola algo molesta y a su hija sonriendo mientras se chupaba los deditos para quitar los restos de chocolate.

- P-perdón amor. - dijo la coreana menor con un tono nervioso mientras le quitaba rápidamente el bote de las manos a Ji Hye, pero Haerin ahora ya sonreía por todo el panorama que había en la cocina.

Esto será otro día normal en la vida de la familia Lee.