capitulo 7:six feet under

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El otoño llegó, y Clara sintió cómo el aire fresco traía consigo una mezcla de nostalgia y tristeza. Había pasado por un viaje emocional en los últimos meses, pero ahora se enfrentaba a una despedida que la llenaba de incertidumbre. La música de Billie Eilish siempre había sido su refugio, y esta vez no sería diferente.

Una tarde, mientras contemplaba las hojas caer, decidió escuchar “Six Feet Under” nuevamente. La atmósfera melancólica de la canción resonaba profundamente en su corazón, como un eco de sus propios sentimientos. Las letras hablaban de la pérdida y de la lucha por dejar ir, y Clara se sintió identificada con cada palabra.

La voz de Billie parecía susurrarle que la tristeza era una parte natural de la vida, pero eso no hacía que el dolor fuera menos intenso. Clara pensó en todo lo que había vivido: las risas compartidas, los momentos de complicidad y, sobre todo, el amor que había florecido y se había marchitado. Se preguntaba si alguna vez volvería a experimentar esa conexión tan profunda.

Mientras la música llenaba la habitación, Clara escribió en su diario. “No sé si volveré a ver a Alex”, comenzó. “La idea de dejarlo ir me duele más de lo que imaginé. A veces, siento que hay un peso en mi pecho, como si todo lo que hemos vivido estuviera enterrado, seis pies bajo tierra”.

A medida que las palabras fluyeron, las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. La letra de la canción hablaba de un amor que persistía incluso en la ausencia, y Clara se dio cuenta de que, aunque se estaba despidiendo, una parte de ella siempre llevaría consigo esos recuerdos. “¿Cómo se vive con la incertidumbre?”, se preguntó, sintiendo que el futuro era un camino nebuloso.

El estribillo de la canción resonaba en su mente: la idea de que, a pesar de la distancia y el tiempo, el amor podía permanecer en un lugar oscuro, pero real. Clara comprendió que esta despedida no significaba el final de todo; era simplemente un nuevo capítulo, aunque doloroso. “Quizás nunca volvamos a ser lo que éramos”, escribió, “pero siempre llevaré un pedazo de ti conmigo”.

Mientras la música continuaba, Clara sintió que la tristeza se transformaba en aceptación. Sabía que dejar ir no significaba olvidar. Era un acto de amor hacia sí misma y hacia lo que habían compartido. La vida era un ciclo, y aunque estaba cerrando una puerta, estaba lista para abrir otra.

Con el corazón pesado pero el espíritu renovado, Clara terminó su carta. “Te llevo en mi corazón, siempre. No sé qué nos depara el futuro, pero espero que encuentres tu camino, así como yo estoy encontrando el mío”.

Al finalizar la canción, Clara sintió una mezcla de tristeza y liberación. Había aprendido que las despedidas son parte de la vida, y aunque no sabía si volvería a ver a Alex, estaba lista para enfrentar lo que viniera. La música la había guiado en su viaje, y ahora, con un suspiro profundo, se sintió lista para dar el siguiente paso.

Con una última mirada a las hojas que caían, Clara cerró los ojos y permitió que la brisa fresca acariciara su rostro. La tristeza era real, pero también lo era la esperanza. Y mientras el sol se ponía, supo que, aunque la despedida doliera, había un nuevo amanecer esperándola.

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