En lo profundo del Louvre, en una sala bañada por una luz tenue, se encuentra una de las piezas más bellas del neoclasicismo: "Psique reanimada por un beso del amor", esculpida por el célebre Antonio Canova. Esta obra de mármol blanco cuenta una historia antigua, un mito de amor, pasión y destino. Psique, con los ojos cerrados y el cuerpo relajado, yace en los brazos de Eros, quien la sostiene con delicadeza, apenas besándola, devolviéndole la vida tras un profundo sueño.
Esta escena, sacada directamente de la mitología griega, representa la culminación del amor entre dos seres inmortales. Psique, cuyo nombre evoca tanto la mente como el alma, ha pasado por innumerables pruebas para reunirse con Eros, el dios del amor. Su historia es una alegoría de las luchas internas que todos enfrentamos, buscando el equilibrio entre el cuerpo y el alma, entre la razón y el deseo. Y es en este momento, inmortalizado por Canova, donde esas fuerzas convergen en un solo instante de resurrección.
Antonio Canova, un maestro de su tiempo, logró capturar no solo el mito, sino también una verdad universal sobre el poder del amor. A través de su trabajo, el mármol se convierte en algo vivo, en una narrativa que trasciende siglos y culturas. La escena es tanto un testimonio del talento de Canova como una oda a la mitología griega, recordándonos que el amor tiene la capacidad de despertar incluso a la psique más dormida.
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El beso inmortal de Canova: Psique y Eros
AcakEn lo profundo del Louvre, en una sala bañada por una luz tenue, se encuentra una de las piezas más bellas del neoclasicismo: "Psique reanimada por un beso del amor", esculpida por el célebre Antonio Canova. Esta obra de mármol blanco cuenta una his...