ANHELO

71 10 21
                                    

El ambiente cargado del pub de Weasel, con su oscura iluminación, música y el murmullo constante de conversaciones a medio oír, era el escenario perfecto para el tipo de cosas que Wade solía hacer cuando necesitaba llenar las arcas que su sueldo irrisorio como vendedor estaba lejos de conseguir.
Logan, sentado junto a él en la barra, bebía whisky, con el rostro endurecido y la mandíbula tensa, vestido con su característico uniforme amarillo de combate. Wade, con su traje rojo y negro y su máscara bien colocada, hablaba sin parar.

—Lo que tú necesitas es verter un poco de sangre —le explicaba a Logan, golpeando suavemente la barra del pub con los dedos—, dejar que esos instintos salvajes salgan a jugar, ya sabes, sacarte toda esa furia contenida. Nada como una buena pelea para arreglar tus problemas de control de ira.

Logan, con los ojos fijos en su vaso, gruñó bajo, tomando un largo trago. Podía sentir la mirada de Wade sobre él, pero decidió ignorarla.

—Déjate de tonterías y dime cuál es el trabajo —le espetó, con esa voz rasposa que parecía arrastrar años de cansancio y batallas.

Antes de que Wade pudiera decir algo más, Weasel se acercó desde el otro lado de la barra. En su mano portaba un chupito para Wade, quien se subió un poco la máscara para bebérselo antes de volver a cubrirse el rostro con un gesto veloz.

—Somos todo oídos —le dijo al barman.

—Bien, escuchad —comenzó Weasel, señalando disimuladamente hacia una mujer que estaba sentada en una mesa apartada. Estaba con una amiga, pero sus ojos, llenos de inquietud, miraban hacia ellos de reojo—. Es para esa chica de ahí. Su ex novio la ha estado maltratando durante un año. Denunció varias veces, pero fue retirando las denuncias porque el tipo prometía cambiar. Ya sabéis, la misma mierda de siempre.

—Los hombres dan mucho asco —comentó Wade, con tono casual.

—Finalmente se separaron —continuó Weasel—, pero el tío tiene una orden de alejamiento que sigue rompiendo. Le manda mensajes por Instagram desde cuentas falsas, acosándola. Le ha dicho que no le va a devolver al perro que adoptaron juntos, y amenaza con torturarlo hasta la muerte si no retira la última denuncia, así que la chica está dispuesta a pagar mil pavos para que alguien lo asuste y le devuelva al perro.

Logan frunció el ceño, sus dedos apretando el vaso vacío. Sus ojos se clavaron en Weasel.

—¿Y la policía? —preguntó.
—Nada. No han hecho absolutamente nada —Weasel se encogió de hombros, como si estuviera acostumbrado a esas injustas historias.

Wade miró a Logan, midiendo su reacción, aunque ya sabía cómo se iba a desarrollar todo.

—Mil pavos no es mucho por hacer justicia a golpes —murmuró Wade—, pero el feminismo no tiene precio, ¿verdad, Zarpitas?

Le dio una fuerte palmada en el hombro. Logan puso los ojos en blanco, pero Wade pudo ver cómo los engranajes comenzaban a moverse en su mente.

Esa era la clase de trabajo que siempre aceptaban.
No se trataba sólo del dinero; se trataba de hacer lo que otros no se molestaban en hacer.

Wolverine apuró las últimas gotas de su whisky y lanzó una mirada hacia las dos mujeres.

—¿Cuál de ellas es? —preguntó.
—La morena —respondió Weasel—. Hablad con ellas y os darán toda la información que necesitáis.

Ambos se levantaron, caminando hacia la mesa donde se encontraban las chicas. La morena, de mirada asustada, murmuró algo a su amiga, de largo cabello teñido de rojo intenso, cuando vio que ambos caminaban en su dirección.

ERES LUZ EN MI OSCURIDAD (Poolverine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora