—¿Por qué dejarías a la Port Mafia, Chuuya-san? —le pregunté, y él se quedó mirándome fijamente por unos segundos antes de ponerse de pie y abofetearme.
Quedé en shock. Mi mejilla izquierda me ardía, pero eso no era lo importante, sino pensar en qué decirle.
—¡¿Quién demonios te crees para venir a cuestionarme esto?!
—No era mi intención que...
—¡¿No lo era?! ¡¿Y qué esperabas que te respondiera?! ¡Que dejaría a la Port Mafia por amor, como lo hizo Akutagawa-kun! ¡¿Eh?! —gritó, fuera de sí. Estaba furioso, y sus ojos parecían llenos de ira. Pude ver por primera vez al Chuuya-san que era tan temido por la gente que sabía de su existencia.
Y sí, me merecía todo eso por haberle preguntado algo que ni Ryunosuke se había atrevido, a pesar de conocerlo desde años atrás.
—Lo lamento, por favor, olvida lo que...
—¡¿Quién te mandó a preguntar esto?! —exclamó, tomándome del frente de la camisa y levantándome en el aire sin usar su habilidad—. ¡Responde! ¡¿Acaso fue Dazai?! ¡¿Ese imbécil tiene la desfachatez de hacer algo así cuando fue quien me obligó a entrar a la Port Mafia?!
—¿¡Qué?! —dije, asombrado, porque eso no lo sabía... ¿Cómo rayos había pasado eso?—. No, él no, solo...
—¡RESPONDE!
—¡Ryunosuke quería saberlo porque quiere que dejes la Port Mafia! —respondí, y mientras el rostro de Chuuya-san lucía impactado, me soltó y caí al suelo, de sentón.
—¿Qué?
—Él sabe más que nadie cuánto dolor les ha traído estar en la Port Mafia. Y ahora que Kyouka-chan y él han podido dejarla, me pidió ayudarlo con su plan para sacarte de ahí, el cual, ciertamente, no pudimos llevar a cabo porque todo esto del Gobierno pasó muy rápido y se lo llevaron...
—¿Entonces qué caso tiene que lo preguntes si él no está? O si no hay «un plan», como dices. Haciendo a un lado que es algo que al menos a ti no te incumbe, solo pierden su tiempo, ambos.
Chuuya-san y yo nos miramos mientras me ponía de pie. Lucía menos enfadado que momentos antes, más bien triste, pero al final tenía razón: Ryunosuke no estaba aquí...
—Ya sé que él no está aquí, pero... quiero poder hacer algo por él mientras regresa.
—¿Y te creíste que era buena idea comenzar con este estúpido plan preguntándome algo así? —me preguntó Chuuya-san, dando media vuelta y caminando hacia el barandal del lugar, desde donde todo Yokohama se veía como en una postal.
—No lo pensé así, pero... No quería ser una molestia o incomodar... Solo ayudar y... —respondí, caminando hacia él. Me quedé a sus espaldas, y él volteó, con una expresión triste, enmarcada en sus pupilas azules.
—No puedes ayudarme. Ni Akutagawa-kun. Nadie. Como te lo dije antes, Dazai es el causante de que esté en la Port Mafia. El resto, después de aquel día en que me uní a ellos, es lo que menos importa.
—Pero, si Dazai-san se ha ido de la Port Mafia, entonces...
—Creo que ya sabes el motivo por el cual él se fue —contestó con pesar, bajando la mirada por un momento—. Y en el caso de Akutagawa-kun y Kyouka-chan, tú lograste ese milagro. Pero es todo —subió su mirada y se quitó el sombrero un momento—. Y aunque llevo en ese infierno varios años, lo cierto es que hace mucho sí pensaba en dejarla; tenía motivos... pero ahora... —se acomodó el sombrero y lanzó un suspiro hondo—. Creo que es mejor que te vayas.
—Chuuya-san, lamento haber preguntado eso... Y gracias por la comida —dije, y dando media vuelta, comencé a avanzar hacia la salida, cuando oí que él simplemente agregó:
—Investigaré sobre el tema de Akutagawa-kun y te mantendré al tanto de lo que suceda.
—¡Gracias! —exclamé, volteando a verlo, mientras lo miraba desaparecer al lanzarse del edificio rumbo a la noche.
Cuando llegué a la calle, un auto negro lujoso abrió su puerta y un hombre en la entrada del edificio me indicó que lo abordara.
—Chuuya-sama nos pidió llevarlo a su casa.
Sumamente apenado, subí al automóvil, esperando en el fondo que al hacerlo, ahí estuviera Ryunosuke para regañarme por mi osadía de preguntar eso o simplemente para burlarse de mí. Pero no había nadie, y el camino se me antojó muy largo y silencioso.
Cuando llegué al apartamento, Kyouka-chan estaba mirando la televisión mientras comía unas galletas.
—Atsushi-kun, creí que no vendrías a dormir.
—Lo siento mucho, Kyouka-chan. Estos días han sido...
—¿Pudiste encontrar a Chuuya-san?
—Sí —respondí, algo seco. Ella apagó el televisor, y dejando la bolsa de galletas en la mesita de la estancia, se sentó junto a mí.
—Si necesitas hablar conmigo, sabes que puedes hacerlo. Pero ahora luces muy cansado y creo que deberías dormir.
—¿Eso crees?
—Sí, tienes un mal semblante. Descuida, mañana será otro día y le encontraremos solución a lo que necesites.
—Gracias, Kyouka-chan —respondí, y ella sonrió ligeramente—. Emm, ¿puedo preguntarte algo?
—Dime —respondió ella mientras me ofrecía galletas. Y entonces decidí guardar mi pregunta, porque iba de nuevo a preguntarle a alguien que había dejado la Port Mafia sus motivos; en este caso, si ella los habría dejado de no haberme conocido. Pero ya había sido suficiente para Kyouka-chan lo que había vivido en el pasado como para reabrir su herida con algo así.
—¿Por qué siempre compras galletas de naranja?
—Ah, eso. Es que...
Pasado un rato, ambos nos acostamos en nuestros futones para dormir. Y mientras Kyouka-chan se quedó dormida enseguida, yo solo podía mirar la luz de la luna entrar por la ventana, pensando en si Ryunosuke estaba viendo la luna también y si estaba pensando en mí como yo en él.
Todo había pasado tan rápido que la noche anterior me estaba entregando a él y ahora estábamos separados. Comencé a sentirme muy triste, mientras el estómago me dolía, no de hambre, sino de miedo, y mi corazón me sofocaba; no podía respirar. Me aterraba el pensar que algo pudiera pasarle a Ryunosuke, que fallara su misión y el Gobierno lo lastimara o algo peor. Y me sentía tan impotente, tan insignificante... Él, Chuuya-san, Dazai-san, eran tan fuertes y valientes, y yo solo era un pequeño gatito miedoso que deseaba algo tan tonto como que Ryunosuke, quien ahora estaba luchando por su vida, pensara en mí al mirar la luna.
Me enojé conmigo mismo por ser tan débil, por pensar tantas tonterías, y lleno de frío y de miedo, me abracé a mí mismo pensando en que Ryunosuke era quien lo hacía, o para que al menos así él pudiera sentir mi abrazo en el lugar donde estuviera, con lo que caí dormido, soñando con la felicidad que había sentido una noche atrás, cuando hacíamos el amor a la luz de la luna...
Continuará...
Nota de la autora: Ay, mi Sushitto =,( —Y también Chuuya—.
![](https://img.wattpad.com/cover/207351172-288-k78878.jpg)
ESTÁS LEYENDO
¿Por qué dejarías a la Port Mafia, Chuuya-san? Shinsoukoku Soukoku
FanfictionContinuación de "¿Por qué dejaste a la Port Mafia, Dazai-san?" Shinsoukoku Soukoku [EN EMISIÓN]