XLIII

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Desperté y me apresuré a ducharme y vestirme para ir en búsqueda de mi objetivo antes de entrar al trabajo, aunque no iba a ser nada fácil. Salí corriendo y comencé a buscar los puntos donde alguien podía saber de él, después de todo no podía ir por la vida y preguntarle a cualquier persona en Yokohama: "Hey, ¿dónde puedo encontrar a Nakahara Chuuya? 

Sin embargo, la luz del día era mi enemiga y terminé llegando a la oficina sin obtener éxito en mi empresa. Realicé mis labores, mientras sentía que todos me miraban extraño, pero no podía culparlos ya que mi ausencia los días anteriores había sido disculpada por Dazai-san al decir que yo estaba enfermo del estómago. Y no solo no podía desmentirlo, sino que no podía hablar con él porque no se apareció en ningún momento en la oficina. 

Cuando hubo acabado el día, salí nuevamente fijando mi atención en asistir a los sitios donde podía encontrar gente de la Port Mafia y así, les preguntaría sobre uno de los cinco ejecutivos, pero no contaba con que eso no funcionaría, no cuando...

—Así jamás vas a encontrarlo.

—KYOUKA-CHAN, ¿PERO QUÉ HACES AQUÍ? 

—Te seguí desde la mañana porque supuse que buscarías a alguien para ayudar a Akutagawa-kun —me respondió, mientras la miraba tras dar la vuelta a mis espaldas. 

—Lo siento, sé que me dijiste que era lo mejor, pero... Aunque sé que él mató mucha gente, creo que puede pagar lo que hizo de otra manera, como ayudando personas, no sé... 

—Me equivoqué en lo que te dije ayer. Yo tuve suerte de que no fueran por mí, pero, no sé que habría hecho en ese caso. Voy a ayudarte. 

—Gracias, Kyouka-chan. 

—Sígueme. 

Y eso hice. caminamos un rato hasta llegar a una casa típica enorme, donde fuimos recibidos de manera expectante por los empleados del lugar tras ellos ver a Kyouka-chan. Ciertamente, el sitio -que era una casa de té- era muy lujoso, pero las miradas de ellos en nosotros no eran solo por nuestro aspecto, ciertamente. Cuando llegamos a un área separada del resto, vi la silueta de una mujer tras una puerta de papel de arroz; tras abrirla, se reveló a quien habíamos acudido.

—Kyouka-chan, que gusto me da verte. 

Era Kouyou Ozaki, la única Ejecutiva que tenía la Port Mafia. 

—Hola, perdona por venir de esta manera.

—Para mí es un gran gusto, aunque vengas acompañada.

—Yo, lo siento... —me disculpé, apenado. 

—No importa. Siéntense —dijo la mujer y alzando su mano, de inmediato dos sujetos nos pusieron tazas de té a nuestro frente, lo sirvieron y se retiraron. Así quedamos solo nosotros y la vista aun jardín típico con un bambú descargando agua cada tanto de tiempo—. Y bien, ¿a qué debo el gusto de su visita? ¿o es por lo que me imagino?

—Así es, es por Akutagawa-kun —contestó Kyouka-chan, bebiendo su té.

—Supe que decidió dejarnos porque se enamoró de ti, Nakajima-kun —dijo Kyoukou-san y sentí como me ruborizaba. Sin embargo, también sentí un gran escalofrío en mi cuerpo, porque lo que pasaba ahora con él era en parte mi culpa, si bien su motivo por dejar la organización no había sido precisamente yo. 

—Él no los dejó por mí... Él...

—Eso fue lo que me dijo el Jefe. Pero sé que su juicio en estos caso del amor está mal y que puede suponer a veces cosas y eso le dije en cuanto me lo contó. Fue gracioso, porque lo hice dudar, a pesar de saber que él tenía razón, y el que estés aquí me lo confirma —me respondió, dejándome sin palabras.

¿Por qué dejarías a la Port Mafia, Chuuya-san? Shinsoukoku SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora