JAEHAERA TARGARYEN Y AEGON III TARGARYEN. Después del fallecimiento de Alicent Higthower, la joven reina decide escuchar al espíritu de Aegon II que aparece en sus sueños, un omega reencarnado con más de dos vidas sobre sus hombros.
Con la carga de...
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A Daenaera le habían susurrado la maldad y manipulación de Jaehaera Targaryen, Baela demostraba disgusto de tener como cuñada a una verde. Rhaena negaba a las palabras de su hermana y le aconsejaba ser prudente. Por mucho que hubiera disgusto contra la pequeña Targaryen, seguía siendo la Reina, esposa de Aegon III Targaryen.
Ser recibida calurosamente y una sonrisa de la joven Reina le desconcertó, pero no tanto como la mirada indiferente y fría de Aegon como si la simple idea de tenerla como amante o consorte le llegará a producir repelio. Curiosa a las actitudes de ambos Majestad, Daenaera guardo silencio y se dejo llevar.
Los rumores de las recientes damas de compañía que había sido asignadas a ella le inquietaron, la Reina Jaehaera era apartada por el Rey Aegon, ambos Reyes habían discutido. Y todos creían que el Rey se había enamorado de la Velaryon, por ello la pelea "ocurrio" ante la negativa de la Reina hacia ella, Daenaera sabía que era mentira.
¿Como podrían afirmar aquello cuando Jaehaera compartía su día a día desde que llegó a Kings Landing? Las tardes de té y las clases o lecciones que daba la joven Targaryen a Gaemon, su protegido. La relación que llevaban era tan diferente, nunca en la historia se había conocido algo igual.
—Majestad, tengo una pregunta.
Jaehaera aparto la taza de sus labios, los ojos grandes y violetas brillaron de curiosidad. La corona simple y elegante posaba en su frente, había una pequeña esmeralda en el centro. El vestido de satén color rojo vino llamaba la atención, su cabello trenzado le hacia sentir a Daenaera fuera de lugar. La belleza de Jaehaera era simple y no muy vistosa, pero cautivadora si se daban el tiempo de admirarla.
Daenaera lo hizo. Admiraba la belleza y la alegancia de la joven Reina y por ello dudaba que su Majestad el Rey se fijará en ella teniendo a un hermosa esposa.
—¿Por qué no me odia? Se supone que soy la amante. No hay Reina en la historia siendo feliz con una tercera en su matrimonio.
La risa angelical y animada de Jaehaera desconcertó a Daenaera.
—Lady Velaryon, usted sabe como todos en la Corte. Me han casado por conveniencia, mi Esposo y yo no nos amamos. Que él tenga una amante de exquisita belleza como la suya y haya capturado su corazón me hace realmente feliz—Jaehaera agarro la mano de la niña con un brillo curioso—. Se que mi esposo te amara y lo harás feliz. Si el es feliz, estará contento y eso hará nuestro matrimonio más llevadero, además—se acerco para murmurar lo ultimo—. Seremos amigas, usted realmente me gusta Lady Velaryon. Estoy de acuerdo en que nadie más hará feliz a mi esposo como tu.
Las palabras de la Reina quedaron en su corazón, sonrojada le agradeció sus palabras. Emocionada y feliz en no ser odiada.
Los siguientes días, los regalos costosos llegaron a su puerta. Las damas felices al ser regalos del Rey, Daenaera supo de Jaehaera tenía razón. No sabía que era el amor. Muchos decían que era pequeña, pero sabe y tiene en mente hacer feliz al Rey y si lo hacía, la pequeña Reina también lo sería. Su primera amiga, lo haría por ella.