Archie aún podía sentir el peso de las palabras de Mary retumbando en su mente mientras se alejaba de ella tras aquel intercambio en la fiesta. No lo había dicho, pero estaba furioso. No solo por lo que Mary insinuaba sobre Candy, sino por el hecho de que él ya comenzaba a sospechar que ella se había unido al par de conspiradores que eran Neil y Eliza.Caminaba por el jardín trasero de la mansión de los Leagan, intentando ordenar sus pensamientos, pero todo lo que podía ver al cerrar los ojos era el rostro de Candy, su expresión lastimada al ser acusada injustamente. Y entonces aparecían las palabras de Mary, susurros venenosos disfrazados de preocupación.
"Candy lo hizo, Archie. Tú mismo viste lo que pasó. No deberías confiar tanto en ella."
Eso lo había golpeado más fuerte de lo que esperaba. Hasta ese momento, Archie había tenido una opinión favorable de Mary; la había encontrado educada y elegante, alguien con quien se podía conversar tranquilamente e incluso le manifestó sus deseos de que fuera amiga de Candy. Pero después de esa noche, algo en su percepción de ella se había quebrado. No podía evitar sentir que había algo más detrás de su súbito interés en hablar mal de Candy, algo que él aún no alcanzaba a entender del todo.
Apretó los puños al recordar la escena de Candy defendiendo a Annie, el terror en sus ojos al ver al caballo desbocado, y cómo se había lanzado sin dudar para salvarla. Esa era la Candy que él conocía. La chica valiente, de corazón noble, siempre dispuesta a ayudar a otros sin esperar nada a cambio. Y ahora Mary, quien apenas conocía a Candy, trataba de convencerlo de lo contrario.
— ¿Cómo puede siquiera pensar eso?
Reflexionó mientras salía a uno de los balcones de la mansión para tomar aire.
— Candy nunca haría algo así. Es ridículo que lo sugieran."
Observó el cielo nocturno con los pensamientos aún enredados, sintiendo una mezcla de decepción y algo más. Tal vez no era solo la acusación contra Candy lo que lo enfurecía, sino el hecho de que Mary, alguien con quien había pensado que podría tener una conexión, fuera capaz de secundar las maldades de Eliza y Neil.
"¿Tan fácil es manipularla?" se preguntaba Archie. "¿O acaso ella siempre ha sido así y yo simplemente no lo vi?"
Ese pensamiento lo inquietaba. Había creído que Mary era diferente, que ella no era parte de los juegos crueles de los Leagan, pero ahora ya no estaba tan seguro. Y, aunque no quería admitirlo, algo le dolía al pensar en cómo Mary se había dejado influenciar por Eliza y Neil. No quería ver lo peor en ella, pero cada palabra que había salido de sus labios esa noche sugería lo contrario. Él había visto la bondad de Candy demasiadas veces como para dudar de ella ahora. Era Candy quien siempre estaba al lado de sus amigos, quien nunca vacilaba en tender una mano, incluso cuando los demás se volvían en su contra. Y eso era lo que más le molestaba de todo este asunto: que ahora tenía que enfrentar no solo las maquinaciones de los Leagan, sino también a alguien como Mary, quien empezaba a jugar un papel en esa farsa.
El sonido de pasos lo sacó de sus pensamientos, pero no se molestó en girarse para ver quién era. Estaba demasiado concentrado en procesar todo lo que había sucedido. Y aunque deseaba hablar con alguien al respecto, sabía que ese no era el lugar ni el momento.
Finalmente, volvió a entrar en la mansión, esquivando las miradas curiosas de algunos invitados. No tenía ganas de socializar ni de explicar su estado de ánimo. Lo único que deseaba era que el evento terminara y poder hablar con Stear o Anthony sobre lo que había ocurrido. Sabía que ellos estarían de su lado, que verían las cosas como él las veía.
Pero había algo más que lo atormentaba. Caminó hacia la salida, tratando de despejar su mente, pero no podía dejar de preguntarse cómo había llegado todo a este punto. Sin embargo, también sabía que tarde o temprano tendría que confrontar a Mary. Archie no era de los que evitaban los conflictos, pero esta vez sentía que la situación era mucho más delicada. No quería perder su reciente amistad con ella, pero tampoco estaba dispuesto a dejar que se interpusiera en la defensa de Candy.