Capítulo 2

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Se despertó de golpe en el momento que sintió que el clima a su alrededor estaba más o menos inestable, al grado de que estaba temblando

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Se despertó de golpe en el momento que sintió que el clima a su alrededor estaba más o menos inestable, al grado de que estaba temblando. Era muy temprano en la mañana, pero los pasos al otro lado de la puerta no se hicieron esperar. Caminó hasta la ventana, encontrándose con que la madre superiora se estaba también en el jardín.

Nadja casi no había podido dormir la noche anterior, puesto que debía escapar y no morir en el intento. Sus hijos no iban a ser llevados a otro lugar, eso jamás.

— Hermana Nadja —Leyna la llamó desde la cama—. Está pasando algo con mi hermano.

Nadja fue rápidamente hasta donde se encontraba el inhalador y lo tomó rápidamente, luego lo ayudó a sentarse en la cama, antes de ponerle el inhalador en la nariz.

— Con calma, pequeño —le acarició la espalda—. Tienes que estar calmado, tranquilo.

— ¿Siempre va a estar así? —preguntó Leyna acostándose otra vez—. Ahora se puso muy blanco.

—Es temporal, solo hasta que podamos salir de aquí y él pueda tener una revisión médica...

—El doctor dijo que...

—Él no sabe nada, nosotros hacemos caso a todo lo que dice —dejó que Demyan siguiera respirando por sí solo—. ¿Ya te sientes mejor?

—Sí, ya mejor —Demyan siguió con el inhalador—. ¿Por qué no salimos?

—Al parecer están haciendo revisiones o algo así —Nadja se removió un poco en la cama y ayudó a Leyna a colocarse bien en la cama—. ¿Podemos seguir durmiendo?

—Supongo que sí —ella miró hacia el exterior y luego su reloj—. No han tocado el timbre de la mañana, por lo que tendremos mucho tiempo juntos en la cama.

Nadja los arropó bien y ella se acercó nuevamente a la ventana, mirando todo a su alrededor. Era fin de semana, por lo que los niños tenían esas horas libres, muy alejadas del resto, sin embargo, una presión en su pecho se hizo presente, puesto que presentía que cosas malas iban a pasar ese día.

Le dio una breve mirada a sus hijos, los cuales estaban durmiendo plácidamente en la cama, como si nada malo pasara a su alrededor. Ella no tenía las lentillas puestas, menos el velo reglamentario. Sus hijos eran los únicos que podían verla tal y como era.

Los dejó descansar mientras se daba un buen baño y pensaba que haría, puesto que había tomado la decisión de irse lo antes posible con sus hijos de ahí. Estaba cansada, harta de todo y más con la noticia de que ella se tendría que quedar a sufrir, mientras se lo llevaban a saber Dios qué lugar en el mundo.

Les dio un beso en la frente a cada uno y se dispuso a salir de la habitación rumbo a la cocina para ayudar en lo que fuera necesario a las demás monjas. Todo ahí estaba bien, normal en cualquier sentido, sin embargo, la madre superiora entró detrás de ella y llamó la atención de todas.

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⏰ Última actualización: 19 hours ago ⏰

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