En lo más profundo de un lugar completamente desconocido, donde la naturaleza ocultaba sus secretos más oscuros, existía un laboratorio escondido entre las sombras, un lugar tan remoto que pocos sabían de su existencia. No era un sitio para el conocimiento o el progreso, sino para el dolor y la desesperación. Allí, la luz del sol apenas lograba colarse por pequeñas rendijas, dejando que la oscuridad dominara, al igual que el frío y la soledad que envolvían a todos los que vivían allí dentro.
T/N y Collei no eran los únicos niños atrapados en ese lugar, pero se sentían irremediablemente solos. No hablaban mucho, porque las palabras no parecían adecuadas para describir el miedo que sentían. Los sonidos eran mínimos; el zumbido de las máquinas, pasos lejanos de los guardias, y el ocasional sollozo de alguien que ya no podía soportar más. Para ellos, el silencio se había convertido en un refugio y una prisión al mismo tiempo.
Cada día era una repetición interminable de la misma rutina. Eran sacados de sus celdas, arrastrados por pasillos fríos y llevados a habitaciones llenas de instrumentos metálicos y agujas. Los investigadores les inyectaban sustancias que ardían bajo la piel y los conectaban a máquinas cuyos propósitos no podían comprender. Era un dolor constante, físico y emocional, que lentamente drenaba la luz de sus ojos.
Collei, de cabello verde y ojos que alguna vez habían sido vivaces, se había convertido en una figura pálida y delgada, apenas capaz de levantar la cabeza. Sus manos temblaban, llenas de pequeñas cicatrices, recordatorios de los experimentos que habían destrozado su cuerpo. Cuando sentía que la desesperación la envolvía, miraba hacia T/N, quien solía estar a su lado, en la cama de al lado, conectado a las mismas máquinas, con los mismos tubos que lo mantenían atrapado.
T/N era tan frágil como ella, con la piel pálida y el rostro delgado, los ojos siempre mirando hacia adelante, pero sin enfocarse en nada en particular. No hablaba, porque temía que su voz temblorosa traicionara el miedo que llevaba dentro. Pero en los momentos más oscuros, cuando parecía que la vida los había abandonado por completo, él giraba la cabeza y la miraba. Solo eso, una mirada, como si dijera "estoy aquí contigo". Y Collei le devolvía la mirada, reflejando la misma angustia y la misma preocupación. No necesitaban hablar; sus ojos vacíos y llenos de dolor lo decían todo.
El laboratorio olía a productos químicos, a metal frío y a desesperanza. No había un solo rincón de ese lugar que ofreciera consuelo. Las celdas eran pequeñas, apenas iluminadas, con paredes grises que parecían absorber cualquier atisbo de calidez. Cada noche, cuando las luces se apagaban y el laboratorio caía en un silencio pesado, Collei y T/N permanecían despiertos, mirando al techo o a la oscuridad que los rodeaba, incapaces de dormir, sabiendo que el próximo día sería igual al anterior.
No había promesas de rescate, ni esperanza de libertad. Solo el constante dolor y la certeza de que eran poco más que sujetos de prueba para aquellos que los observaban sin ninguna muestra de empatía. Pero en medio de esa oscuridad, T/N y Collei encontraban una pizca de fortaleza en las miradas que se cruzaban. Porque aunque no se hablaban, y sus cuerpos temblaban por el miedo, sabían que no estaban completamente solos. Su dolor era compartido, y ese pequeño lazo era lo único que aún les quedaba.
Ellos no podían expresar con palabras lo que sentían, pero sus miradas vacías y llenas de tristeza lo decían todo. "Resiste," parecían decirse el uno al otro, "porque yo también estoy resistiendo."
El día transcurría como cualquier otro en el laboratorio. Los niños, cansados y agotados por las pruebas a las que habían sido sometidos, fueron llevados de vuelta a sus celdas para la hora de la comida. El ambiente era sombrío, y el sonido de las puertas metálicas abriéndose y cerrándose resonaba en el pasillo. Los Fatui, aquellos que manejaban el laboratorio con una crueldad fría y calculadora, se aseguraban de que los niños apenas recibieran lo necesario para sobrevivir. Los panes eran pequeños y duros, y el agua, insípida y escasa.
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Sombras de Esperanza [Collei x Tu]
Storie d'amoreEn lo profundo de un oscuro laboratorio, jóvenes almas sobreviven en medio del miedo y la desesperación. Son víctimas de crueles experimentos, prisioneros de los fríos y crueles Fatui. Entre ellos, hay dos que han encontrado algo inesperado ...una p...