El accidente

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-Y bueno, ¿Traes el trabajo en esa maleta?, se ve muy pesada. Luis no para de intentar sacarle información a Héctor aún sabiendo que están a punto de llegar.

-No. Contesta tajantemente.

-¿Y en el dedo qué te pasó?. A lo que Héctor contesta con otra pregunta:

-¿Por qué preguntas tanto?, hace un rato no hablabas y ahora no paras.

-Solo preguntaba para conocerte un poco mejor. Dice Luis inocentemente.

-No nos volveremos a ver, solo me trajiste hasta aquí, ¿para qué quieres saber tanto?. Luis se queda en silencio unos segundos hasta pasan por un cartel que dice "Bienvenido a Santo Domingo", señalando la entrada al pueblo; avanzan un poco y Luis vuelve a romper el silencio y pregunta:

-Por dónde está la casa de tu padre, te puedo acercar si quieres. Héctor lo mira de reojo y dice:

-Déjame en la plaza de adelante, he quedado con unos amigos para ir de fiesta. Luis se sobresalta y pregunta:

-¿Qué fiesta?, dijiste que ibas a casa de tu padre, ¿qué harás con esa maleta?. Héctor se sorprende al sentir la ansiedad y responde:

-No es de tu incumbencia, déjame aquí. Luis pone el seguro de las puertas y vuelve a preguntar:

-¿A qué fiesta vas?, no voy a preguntarlo otra vez. Preocupado por lo que le pueda hacer, Héctor saca su teléfono y le amenaza con llamar a la policía; Luis al ver la cara de miedo de aquel chico decide relajarse, y pide perdón, recordando lo que prometió empezar a hacer.

Luego de aquel altercado, Héctor se baja del coche y se va sin decir una palabra, Luis se queda pensando unos segundos antes de emprender el poco trayecto que le quedaba para llegar a su casa; en el camino, las ideas revolotean por su cabeza.

- Ha sido una noche muy larga, primero aquel camarero que no me quiso servir la copa, después Fer sermoneando a su propio padre y al final este loco de la carretera, ¿cómo se me ocurre subir a un desconocido así como así?. Se dice para sí mismo.

Decide encender la radio para ver si ya hay conexión pero, solo se escuchaba la estática que se había escuchado todo el camino; al escucharla Luis recuerda el momento en el que Héctor cambió de canal al momento de escuchar la emisora local que hablaba sobre los jóvenes desaparecidos por la zona y atando cabos llega a la conclusión de que no podía dejar ir a su hijo a la fiesta, no solo por lo tarde y peligroso que sería, sino que él estaba seguro de que Héctor era el asesino e iría a la misma fiesta, ya que el pueblo no era abundante en gente, las fiestas de los jóvenes eran siempre por las mismas zonas, era seguro que ambos irían al mismo lugar. Luis saca su teléfono para intentar llamar a su hijo pero este, al no contestar, preocupa más a su padre, lo que lo hace conducir más rápido. Entre el terror y la adrenalina que sentía en aquel momento, lo ebrio que seguía estando y el hecho de que miraba más su teléfono intentando llamar a su hijo, que a la propia carretera y sin contar el hecho de que el pavimento estaba húmedo por la llovizna, este no midió bien la velocidad en una curva que iba de camino a su casa, ha pasado por ahí mil veces, se conocía el camino de memoria pero, los nervios siempre ganan en momentos como ese; el coche no frenó como debía, derrapó y chocó contra la baranda, gracias a la velocidad que iba este mismo se voltea, avanza boca abajo hasta chocar con un árbol. Bajo solo la luz de la luna se encuentra el coche destrozado con un inconsciente Luis dentro, por suerte para él, las chispas creadas por el accidente crearon un pequeño incendio que, luego de un rato largo, alertó a los habitantes del pueblo.

Tres días después en el hospital de urgencias local, una enfermera le señala al hijo de Luis que en unos minutos puede pasar a verle, este estuvo en coma durante esos tres días, pero por suerte despertó.

Dentro de la sala donde se encuentra Luis está el doctor hablando con él y explicando la situación:

-Señor Luis Fernando, su salud se está recomponiendo, lleva en coma tres días, no intente hacer movimientos bruscos. Luis intenta decirle algo pero solo se escuchan balbuceos.

-Señor Luis, sería recomendable que no intentase hablar, en el accidente usted intentó colocar su mano frente a su cara pero, la bolsa de seguridad salió antes, su brazo golpeó su cuello, dañandolo gravemente en el proceso, para poder salvarle la vida tuvimos que recomponer la laringe, que fue el área más dañada tuvimos que prescindir de sus cuerdas vocales, lo sentimos mucho, Algunos cristales desprendidos por el impacto llegaron a sus ojos, dañandolos en el proceso, hicimos lo posible para salvarlos, pero no fue del todo posible, más adelante con cirugías podría recobrar su vista pero de momento solo le recomendamos que guarde reposo y que no intente hacer ningún tipo de esfuerzo, tiene aquí el botón para llamar a las enfermeras, estamos a su disposición. Dice el doctor mientras coloca la mano de Luis en el botón que mencionó. Luis no intentó hacer movimiento alguno, solo deseaba volver a estar con su mujer y su hijo, justo en ese momento entra su hijo que sin pensarlo abraza y dice con la voz entrecortada de la emoción de ver a su padre consciente:

-Papá, ¿qué te pasó?, ¿por qué venías tan rápido?. Luis solo lo abraza con más fuerza.

-Te dije que no hacía falta, pude haber llamado un taxi, me asusté mucho, pensé que te perdería como con mamá, no soportaría que eso pasase de nuevo, menos mal que estás vivo, te quiero papá. Dice mientras las lágrimas recorrían sus mejillas.

Luego de un rato contándole lo que le dijeron los doctores, entre dietas ejercicios y cuidados, Fer le dice a su padre:

-Papá, no te lo dije pero me trajo un amigo que te quería presentar, se llama Víctor. Él estrecha la mano de Luis mientras dice:

-Un gusto conocerle señor Luis.

Luis reconoce esa voz pero, no puede identificarla, lo que sí pudo identificar en la mano que estaba estrechando, tenía un anillo en el dedo meñique y al deslizar su dedo para sentir el dedo completo de Víctor este se da cuenta de que le falta un pedazo en la punta del dedo, aquel chico no era Víctor como decía ser, era Héctor fingiendo, había conocido a su hijo; el miedo se apoderó de él en un instante, agarró su mano tan fuerte que parecía que fuese a rompersela, intenta gritar pero su garganta está inservible, así que agarra lo primero que su mano encuentra para intentar pegarle a Héctor, zarandeandolo por todos lados y tirando todo, Fer grita:

-¡Papá!, ¿qué te pasa?, estás haciéndole daño a Víctor, ¿Te volviste loco?.

Fer, decide llamar a las enfermeras que al llegar, someten a Luis, el cual estaba totalmente fuera de sí y deciden darle un relajante que lo haría dormir.

Al día siguiente, con un dolor indescriptible y una impotencia descomunal Luis escucha en la radio local, en la emisora de siempre:

-Hoy el día estará soleado, un hermoso día para salir con la familia a dar un paseo por el parque, las temperaturas están tendiendo a subir, así que la piscina o el río son también una idea brillante, pasamos con las noticias.

-¡Última hora en la emisora!, la octava desaparición en los últimos dos meses, un joven del pueblo de Santo domingo, Fernando Fuentes, sus amigos dicen que lo vieron por última vez con un joven que no habían visto antes, alto, moreno y que en sus palabras dijeron "estaba fuerte" de camino a la ciudad en el coche del propio Fernando, según los testimonios de sus propios amigos, se encontró el coche varado y sin pasajeros a la salida del mismo pueblo. En ese momento una enfermera al ver que Luis estaba escuchándola, cambió de emisora, solo para escuchar la estática que dejaba aquella pobre conexión.

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