Capítulo 4

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Kuzed aparecía desconectado por Discord, y estaba tratando de recordar si la vez que le marqué para jugar aparecía conectado. No recordaba. Alberto estaba entrando a la casa al mismo tiempo que yo encendía el computador para poder corroborar mi lista de amigos de LoL.

—Hola Meli, ¿cómo has estado?—saluda Alberto acercandose a mi para darme un beso.

—Hola—respondo de vuelta—bien ¿ y tú?—pongo mi mejilla para que me de el beso ahí—¿qué haces acá por cierto? Pensé que no nos ibamos a ver.

—Pero estoy aquí, ¿no te pone feliz?

Me quedé en silencio, luego lo miré a los ojos y sonreí. Me acerqué para abrazarlo. Si me ponía feliz, pero, por alguna razón, hubiese preferido que no llegase.

—¿Cenamos? Traje cosas para hacer pasta.

Miro de reojo mi computador, luego lo miro a él y pienso en lo que realmente quiero y debo hacer. Interrumpe mis pensamientos al tomarme de la mano para llevarme a la cocina.

Me dispuse a hacer la salsa de la pasta mientras el únicamente miraba las redes sociales. No me contaba nada nuevo, ni me preguntaba nada sobre mi vida, era como estar sola.

–Hace unos días hice un nuevo amigo en internet –mencioné, con suerte captaba su atención.

–Me alegra–respondió sin siquiera despegar la mirada del celular.

Era bastante molesto ser consciente de que siempre que le hablaba nunca me contestaba, pero siempre que estaba en persona conmigo, no se despegaba del celular.

Terminé de hacer la pasta, cenamos y luego Alberto caminó hacia mi pieza.

–¿A donde vas?–pregunté.

–Me iré a recostar un rato a tu pieza.

–Pero, tengo ganas de jugar un rato– le dije y es que me la pasé esperándole todo el día para que me quedaras mal y viniera ahora de improvisto cuando ya daba por hecho hacer otras cosas.

–No pasa nada, juega si quieres, yo estaré viendo Tiktok–dijo y siguió su camino al cuarto.

Claro, me olvidaba de con quién estaba hablando.

Abrí el juego y miré mi lista de amigos, estaba Kuzed, y también Alonso.

Le escribí a Alonso primero, con la esperanza de que me explicase que había pasado días atrás y a que se debía su humor.

Mel:
"Alon, estas?"

Alon:
Melis, dale entra
ya te extrañaba

Me conecto a Valorant y entro a la sala.

—Hola Mels, ¿cómo estuvo tu día de sábado?—preguntó con entusiasmo.

—Hola Alon, un poco aburrido—confesé—me la pasé esperando a mi novio pero como que se le olvida que tiene pareja.

—Menudo imbecil parce—dice—pero bueno ya estamos acá.

—Y ¿cómo estas?—pregunto curiosa—la última vez que jugamos andabas un poco alterado.

—Ay Mel, solo se me acabó la paciencia. A veces las bromas de Kuzed me alteran bastante—me cuenta—pero todo bien ahora.

No sabía realmente si creerle. Como Kuzed también estaba conectado pero no queria que Alon supiera que nos habíamos agregado le sugerí invitarlo.

—Ah bueno, oye y ya que estamos ¿porque no le invitamos a jugar?–sugerí.

–Dale de fijo, voy a preguntarle.

Esperamos unos diez minutos mientras contestaba. Alberto solo estaba atrás, existiendo con su teléfono y yo trataba de recordar la última vez que hicimos algo juntos y que ambos lo disfrutamos.

—Parce creo que no se va a poder—Alonso interrumpe mis pensamientos. Inmediatamente me fijo en la lista de amigos, Kuzed se habia desconectado.

—Y ¿qué te dijo?—pregunté curiosa.

—Me dijo que tiene algo que hacer.

—Ah... entiendo—traté que no se notara mi decepción—bueno a jugar entonces.

—Meli ¿me puedes abrir?—dice Alberto atrás. ¿Por qué se iba justo cuando iba a buscar partida?

—Ojo Mel acompañada—bromea Alon.

—Dame un segundo—le digo a Alon y me quito los audífonos—¿por qué decides irte justo ahorita?—pregunto ahora dirigiéndome a Alberto.

—Igual vas a jugar—reclama—tengo sueño ademas, y acá no puedo dormir—añade.

Tenia razón pero al final solo sentía que había venido a que le hiciera de cenar y listo. Le abrí, me dio un beso y se fue. Luego de casi tres semanas de no vernos y no sentía ni una pizca de entusiasmo, en su lugar, me sentía inmensamente triste.

Me coloqué los audífonos y mandé partida. Con Alonso jugamos como cuatro horas seguidas y la pasamos bastante bien, pero algo hacía que extrañara que estuviese Kuzed. Pensé en escribirle pero el único medio de contacto, aparte del juego, era Discord, y seguía sin aparecer conectado.

—Mel, y ¿qué era esa voz que sonó hace rato?—preguntó curioso Alon.

—Mi novio—confesé—o algo así añadí.

—No sabía que tenias novio—se sentía su asombro en su voz.

—Pues es que a veces parece que no tengo novio—dije intentando bromear, al final, mis traumas mis chistes.

—Y ¿por qué?

—Si quieres que te cuente, vas a tener que quedarte toda la madrugada escuchando mis problemas

Alon rió y mandó otra partida.

—Tengo todo el tiempo del mundo.

***

—Melissa, abra esa puerta, ayudeme con el desayuno por favor—exclamó mi mamá desde fuera de mi pieza.

Eran las nueve de la mañana y mi mamá estaba alterada porque no me había levantado a ayudarle, iba a estar difícil madrugar después de que me quedé hasta las tres de la mañana charlando y jugando con Alon. Mis papás no estaban ya acostumbrados a vivir conmigo pero por la pandemia, me vi obligada a volver porque ya no podía pagar el arriendo de mi apartamento.

—Que son estas horas de levantarse por Dios—reclamó mi mamá.

—Es domingo—dije mientras me servia una taza de café.

—Esos jueguitos le están afectando mucho.

—Soy uno de los mejores promedios de la carrera, estoy a tres cursos de graduarme y ¿todavía piensa que me esta afectando el rendimiento?—era demasiado temprano para discutir pero ella empezó.

—No voy a seguir peleando, recuerde que mientras viva en esta casa le toca seguir reglas, y la regla es que no hay videojuegos hasta que no termine sus deberes en la casa.

—Esta bien, pero repito—tome un sorbo de café—es domingo.

Después del desayuno, me puse a realizar las tareas del hogar, arreglé la cocina, limpié la casa, lavé la ropa y preparé las cosas para el almuerzo de más tarde. Aún debía esperar a que almorzáramos para repetir la limpieza y sería libre.

Debo confesar que la mayoría del tiempo solo quería que fuera más tarde para poder jugar y divertirme, que se me olvidara que estamos en media pandemia y que perdí mi privacidad y mi independencia. Era muy pesado a veces sentir que todo lo que habia hecho y conseguido, se había ido a la mierda. Al menos era lo que hablaba en terapia la mayoría de sesiones.
Año y medio antes estaba  en la biblioteca de la universidad como asistente, compartiendo departamento con mi mejor amigo, y trabajando en mis tiempos libres en una librería cerca del campus. Ahora no salgo de mi casa, mi día se basa en limpiar la casa, estudiar, llevar clases virtuales y jugar videojuegos.

Quiero que se acabe la pandemia.

Conexión en cuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora