Pececito | ForceBook

capítulo 4

— Book. — fue lo único que dijo, al ver su zapatilla en el hocico del albergue de pulgas.

— compré un mueble para acomodar los zapatos, específicamente para evitar esto. — el más bajo le respondió sin una pizca de remordimiento, atrapando al canino con facilidad. — Jirat, devuélvele su zapatilla.

por el peso del objeto, terminó en el suelo, siendo recogida por él. — gracias. — sonrió, sonando lo más irónico que pudo.

— de nada, Jirat que habla. — Book besó a su perro en la frente. — nos veremos a la tarde, Jirat adorable.

— esperaré afuera. — murmuró, colocándose el calzado faltante en su pie izquierdo.

había entrado a la casa a desayunar con Book, quien tenía como ley andar descalzo para no entrarle polvo de afuera. ahora se iba, con una zapatilla mordida.

— te compraré otras zapatillas. — minutos más tarde, su amigo salió de la casa, colocándole seguro a la puerta. — ¿vamos de compras este sábado?

— no es necesario que las pagues tú, lo haré yo. — habló, caminando sin esperarlo. — de todas formas quería cambiarlas. — mentira, estaban casi recién salidas del empaque.

Book corrió para alcanzarlo, dándole la mano. — estás mirándome como pececito, sé que te molestó el incidente. como lo causó mi hijo, seré yo quien pague, ¿de acuerdo?

— bien.

tal como Book había prometido, apareció en su casa un sábado por la mañana, para invitarlo al centro comercial después de desayunar juntos en una cafetería.

— las converse verdes te quedan bien. — comentó el más bajo, hablándole como una madre a su hijo. — lleva esas.

— creí que yo sería quien las eligiera, mamá. — lo miró de reojo.

— eres muy indeciso, estoy acelerando el proceso. — se encogió de hombros. — camina para asegurarte de que son cómodas para tu pie, sino pediré otra talla.

— no las llevaré. — sentenció Force, caminando frente al espejo para ver cómo le quedaban.

diez minutos después, estaba cruzado de brazos, en lo que Book pagaba por las estúpidas zapatillas verdes en la caja de la tienda.

— adoptaré un albergue de pulgas, para que muerda tus zapatillas. — Force discutía solo, porque nunca le llevaría la contraria a Book. — y en compensación, te compraré las más horribles. ya verás, Kasidet.

mentalmente seguía disgustado, pero no pudo verbalizarlo, ya que Book apareció ante él con su radiante sonrisa.

— ¿algo más que quieras ver? — lo invitó, entregándole la bolsa que contenía la caja con sus zapatillas.

— tu agonía. — murmuró, haciéndolo reír. — gracias por regalarme algo que no quería, ni necesitaba, ni pedí.

Book se estiró ligeramente, para besarlo en la mejilla. — las terminarás usando, Force. igual que cuando te dejaste la pegatina de tomate en tu delantal.

Force se sonrojó inevitablemente, teniendo que seguirlo cuando se alejó. — fue mi mamá quien dijo que me la quedara, Kasidet.

— si me lo preguntas, yo creo que se refería a que te la quedaras por ese día. — la sonrisa burlona de su amigo lo hizo mirarlo como pececito. — pero la guardaste en un álbum.

— ¿hice eso? — fingió indiferencia. — probablemente se pegó ahí, cuando intenté botarlo a la basura.

Book rió. — no seas así de cruel con tu mejor amigo, Jiratchapong.