Una tarde de marzo, el cielo estaba teñido de una paleta de colores cálidos y de nubes hermosas. Era una época en donde las flores crecían y los árboles se vestían de fragancias maravillosas; la brisa era agradable y los pájaros cantaban. Era un día perfecto para soñar.
Estaba recostada en una banca de un parque solitario, con una maleta a mi lado, mirando al cielo sin pensar en nada en particular. Cerré los ojos para tratar de descansar antes de partir hacia la realidad, fue cuando ocurrió...
― El cielo realmente es hermoso ¿no lo cree, señorita? ― me tomó por sorpresa esa voz, solo me limité a abrir los ojos. ― Parece algo distraída, ¿se encuentra bien? ― al mirarlo no pude distinguir su rostro, lo miraba borroso, lo único que podía reconocer era su voz.
― No es nada, sólo estaba tratando de descansar un poco ― le respondí sin afán de ofender su amabilidad, enseguida me froté los ojos para tratar de aclarar mi visión.
― Si no le importa ¿podría hacerle compañía un momento? ― me preguntó el joven.
A juzgar por su melosa voz se trataba de alguien apuesto, eso era seguro. Sin embargo, no tenía forma de comprobarlo, aún seguía viendo su rostro borroso.
― Adelante ― respondí afable, lo que provocó una leve risa del joven, una muy encantadora.
― ¿Sabe? esta es mi época favorita del año, pues es cuando los pétalos de las flores de cerezo caen de los árboles brindado una atmósfera de paz... ― tomó un respiro ― El tan solo ver cómo danzan en el aire me parece de lo más pacífico que puedas ver en este mundo corrompido... ― se escuchó cómo soltaba un suspiro ― Es como si las flores mismas estuvieran esperando a este momento para calmar nuestros miedos e inseguridades... es como si quisieran envolverte y darte un abrazo para decirte que todo estará bien.... ¿usted qué piensa?
Al mirarlo seguía sin enfocar su rostro, pero podía ver con claridad su sonrisa, eso me cautivó en un instante pero al poco tiempo reaccioné. Sacudí la cabeza ante ese pensamiento y desvié la mirada al cielo.
― No me pongo a pensar en esas cosas si le soy sincera ― no quería ser grosera pero no era alguien que se podría definir como una persona sociable.
El joven se removió en su lugar como signo de incomodidad, pero no respondió nada. Parecía mover su cabeza a todas las direcciones para encontrar otro tema de conversación, hasta que se detuvo a mirar mi maletín.
― ¿Va a algún lado? ― me preguntó señalando mi maletín.
― No en realidad ― ladeó la cabeza como si no entendiera del todo mi respuesta, así que añadí ― Es un instrumento musical ― el joven se emocionó ante mi respuesta por alguna razón.
― ¿Acaso eres músico? ― preguntó con ánimo.
― No profesionalmente ― respondí sin mirarlo, total, no era capaz de enfocar su rostro. Sin embargo, sentí como aquel joven se removió en su lugar para cortar la distancia entre nosotros.
― ¿Cuál es tu especialidad? ― volvió a preguntarme con emoción.
― El violín ― escuché como soltó una exclamación de sorpresa, algo como un "¡ah!".
― Hoy en día no hay muchos músicos, mucho menos violinistas... perdóname, pero si no le molesta me gustaría hacerle muchas preguntas, es que hay tantas cosas que quiero saber... ― hizo una pausa esperando a que respondiera, sin embargo, no lo hice, así que continuó ― ¿Por qué te gusta la música? ¿Qué te motivó a hacerlo? ¿Y por qué el violín?, he oído que es bastante complicado, debes ser muy buena para portarlo con tanta confianza ― no sabía si responder o dejar que terminara de hablar, finalmente decidí no responderle ― A mí siempre me apasionó la música, de verdad que sí, pero nunca me adentré en ella como hubiera querido.

ESTÁS LEYENDO
El Diario de Minerva
RomanceLo que comienza como un bello sueño, siempre termina como la peor pesadilla... ¿no lo crees? Entonces toma mi diario, te espero hasta el final... ― Minerva. Un pasado desconocido llevó a la prohibición de la música en el País de las Cuatro Estacione...