Estoy exhausta, pero aún necesito ensayar el último paso, donde seré lanzada hacia arriba y rezar para no caer de cara al suelo.
¡Vamos, chicas! –Mia, la líder, dice, mirándonos con atención.Veo a los chicos del equipo de fútbol sentarse en el césped frente a las gradas, notando que Dylan se colocó exactamente frente a Cantrall, quien, al darse cuenta de hacia dónde estaba mirando, se inclinó hacia adelante, observando al chico que está de espaldas a ella con una sonrisa diabólica en los labios.
Esta mujer está empezando a asustarme.
Desvío la mirada de ella y presto atención a Mia, que nos indica cada paso que debemos seguir. Asiento con la cabeza a cada palabra, después de todo, haré el número final.
–Como el número final será después del partido, necesitaremos que uno de los chicos sujete a Malia para el salto –Mia se gira hacia los jugadores sentados en el Césped,que se animaron con la propuesta. Por un momento pensé que mis hombros se saldrían de lugar, viendo a Kylie recostarse en el asiento y cruzar los brazos. Puse los ojos en blanco por eso, no tenemos nada entre manos, así que no tengo por qué preocuparme por eso.
–Dylan, ven tú– la rubia señala al chico, dejándome más aliviada de que no sea otro extraño. –Vas a levantarla y darle impulso para que caiga de pie sobre las otras chicas. –Dylan asiente y se acerca a mí.
–¿Lista?– sonríe y no evito hacer lo mismo.
–Siempre lo estoy– digo, acomodando mi falda.
–¡Ahora!– Mia dice en voz alta y me preparo frente a Dylan, mirando hacia las gradas, viendo a todos esperando. Me concentro en un punto específico cuando siento que mi cuerpo se eleva en el aire rápidamente, Dylan me lanzó hacia lo alto.
Él agarró mis pies, mostrando que tiene un gran equilibrio y físico. Respiro hondo, mirando a Cantrall, que me devora con la mirada aunque tiene una expresión seria. Cierro los ojos y los abro rápidamente cuando Dylan me da el impulso perfecto para hacer el giro en el aire hasta caer sobre las manos de las chicas, que agarran rápidamente mis manos mientras me mantengo equilibrada sobre sus piernas.
Escucho aplausos de los jugadores y de las personas en las gradas, entonces Dylan se acerca, me toma por la cintura y me baja al suelo.
—Gracias —sonrío en agradecimiento, pasándome la mano por la frente. Hacer esto siempre me da un gran nudo en el estómago.
—Estuviste increíble, seguro lo harás genial en el día del partido —dice Dylan, entregándome una pequeña toalla.
—Lo mismo digo de ti, estoy segura de que harás que nuestra escuela gane una vez más
Me seco el rostro, sintiendo mi piel calentarse, lo que me hace mirar hacia las gradas. Frunzo el ceño al no ver a Kylie en el lugar, pero me encojo de hombros y me alejo de Dylan, dirigiéndome al vestuario antes que las chicas.
—En algo tengo que estar de acuerdo con tu amiguito —me giro, viendo a Cantrall mirarme de arriba abajo—. Realmente fuiste un espectáculo —no sé por qué, pero sus palabras me alegran.
—Gracias, Cantrall —la miro y rápidamente aparto la vista, yendo hacia mi casillero.
—No me gusta cómo te mira —escucho su voz firme detrás de mí, pero no me giro y sigo cambiándome de ropa.
—Y que tú le sigas el juego, ¿será que los rumores realmente son ciertos? —Su voz destila puro sarcasmo.
Intento mantenerme en silencio, respiro hondo, pero es casi imposible cuando alguien viene a perturbar tu paz con cosas innecesarias.
—Debe ser, Cantrall —cierro el casillero con un poco de fuerza, girándome hacia ella—. Además de acostarme contigo, también lo hago con otros profesores y alumnos, soy la puta de la escuela, ¿aún dudas de eso? —me acerco a ella con pasos pesados, cansada de estas acusaciones falsas.
—Me das náuseas —escupo las palabras, manteniendo mi mirada fija en la suya, que ni siquiera vacila.
—He cambiado de opinión, vas a hacer refuerzo —chasquea la lengua, dejándome confundida sobre por qué habla de eso todos los días ahora.
—¡Me da igual, Kylie, solo déjame en paz! —Paso por su lado, rozando su brazo.
Bufando, salgo del vestuario sin preocuparme por esperar a Ruby. Ahora tengo que ir a la clase de matemáticas y dormir.
Cuando entro en casa, veo que mi padre está en la cocina preparando algo, ya que el buen olor invade mi nariz, haciendo que mi estómago ruja.
Dejo la mochila en un rincón de la sala y me acerco a la encimera de mármol de la cocina, viendo al hombre verter la salsa blanca sobre la pasta.
Cuando el hombre finalmente nota mi presencia, sonríe sin apartar los ojos de la olla. Todavía me siento confundida con las cosas que están surgiendo en mi mente, sintiendo náuseas solo de pensar en su toque.
—¿Te acordaste de que tienes casa, hija? —su voz sonó firme, haciéndome sentir un dolor de cabeza.
¿Qué demonios me está pasando?
—Preparé tu plato favorito —deja la olla sobre la mesa y rodea la barra.
—Parece delicioso —sonrío, sin mirarlo; algo dentro de mí me impide mirarlo.
—¿No vas a abrazar a tu padre? —Miro de reojo, viendo cómo se acerca con los brazos abiertos.
Miro hacia abajo, sintiendo un malestar que me invade y una náusea que sube, pero no hay forma de escapar, así que sus brazos logran rodear mi cuerpo, girándome hacia él.
Trago en seco, sintiendo su mano bajar por mi espalda de una manera extraña y que me incomoda. Siento nuevamente la náusea y trato de empujarlo, notando que su agarre se hace más fuerte.
—¡Papá, voy a vomitar! —grito, logrando que me suelte.
Ni siquiera lo miro a la cara, solo corro hacia el baño de la planta baja y me arrodillo frente al inodoro, vomitando todo.
Escucho sus pasos detrás de mí y me siento débil, mi visión se vuelve borrosa y de nuevo destellos de una noche horrible invaden mi mente, dejándome sin aliento por los gritos que recuerdo.
—Oye, oye, ¿qué está pasando? —siento sus manos subir y agarrar mi cabello —¿Estás embarazada? Espero que no hayas cometido esa tontería, Malia Baker —su voz es gruesa y fría, dejándome tensa.
—¡No estoy embarazada! ¡Tomo todos los malditos medicamentos posibles! —hablo de un modo desganado, apoyando la frente en el brazo. Solo quería entender qué está pasando —suspiro y lo oigo aclararse la garganta.
—No puedo llevarte al hospital, tu madre trabaja allí —dice, más para sí mismo que para mí, haciéndome extrañar por qué no puedo ver a mi madre.
—Necesito almorzar, no he comido desde ayer —me levanto, tiro de la cadena y voy al fregadero a cepillarme los dientes.
A través del reflejo del espejo, puedo ver a mi padre analizándome, acariciándose la barba canosa, pensando en algo.
—¿Dónde estuviste anoche? —pregunta seriamente, dejándome ansiosa por responder.
—Fui a la clase de refuerzo, pero terminé durmiendo en casa de Ruby —miento, pasándolo de largo.
—Está bien, la próxima vez avísame —dice, siguiéndome hasta la cocina.
En pocos minutos, ya tenía el plato de pasta sobre la encimera, al otro lado de mi padre, mirando la comida sin un atisbo de ganas de comerla.
—Necesitas comer, Malia, tu cuerpo se está volviendo demasiado débil —dice, mirándome mientras lleva el tenedor a la boca.
Me siento tan incómoda por estar en el mismo ambiente que él; necesito encontrar a mi madre y aclarar las dudas que me están matando.
Bueno hasta mañana el episodio lo amarán 😏.
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SUSURROS DE MEDIANOCHE
FanfictionDurante la mañana, una serie de asesinatos azota la ciudad, aterrorizando a todos. Malia Baker, decidida a ayudar a su padre en la búsqueda del criminal, se enfrenta no sólo el miedo a la muerte, sino también a El desafío de lidiar con su maestro...