Padres primerizos - katsudeku

9

Con el paso de los meses, Kaizu había crecido y se había vuelto más activo. Ya tenía cinco meses y su curiosidad por el mundo lo llevaba a explorar todo a su alrededor. Izuku y Katsuki no podían creer lo rápido que pasaba el tiempo, cada día lleno de risas y nuevos descubrimientos.

Era una tarde tranquila en casa. Izuku estaba en la cocina, preparando la cena, mientras Katsuki jugaba con Kaizu en la sala de estar. El pequeño estaba sentado en su manta de juegos, rodeado de coloridos juguetes que sonaban y vibraban.

—Mira esto, Kaizu —dijo Katsuki, levantando un juguete en forma de dinosaurio que hacía ruidos divertidos—. ¡Es un T-Rex!

Kaizu lo miró con ojos grandes y curiosos, riendo mientras intentaba alcanzarlo. Katsuki se sintió orgulloso de ver a su hijo tan feliz y emocionado.

—¡Eres un niño inteligente! —exclamó Katsuki, dándole una palmadita en la cabeza.

Un Momento Especial
Mientras Izuku seguía en la cocina, escuchó las risas de Katsuki y la pequeña charla del bebé. Decidió salir un momento a ver cómo estaban.

—¿Todo bien por aquí? —preguntó, secándose las manos con un paño.

—¡Mira! —dijo Katsuki, levantando a Kaizu en el aire como si fuera un superhéroe—. ¡Es el rey de la jungla!

Kaizu soltó un grito de alegría, agitando sus manitas. Izuku sonrió al ver la conexión entre su esposo y su hijo.

—¿Qué tal si jugamos todos juntos? —sugirió Izuku, acercándose a la manta de juegos—. Kaizu, ¡ven aquí!

Ambos se sentaron en el suelo, rodeados de juguetes, y comenzaron a jugar juntos. Kaizu estaba especialmente encantado con un pequeño libro de tela que hacía ruidos al apretarlo.

El Gran Momento
Mientras jugaban, Katsuki se inclinó hacia Kaizu y le dijo con entusiasmo:

—¿Quién es el mejor bebé del mundo? ¡Tú!

Kaizu lo miró con una expresión brillante, y con su voz pequeña y dulce, dijo algo que dejó a ambos padres boquiabiertos:

—Mamá...

Izuku se congeló en el lugar.

—¿Qué has dicho? —preguntó, sin poder creer lo que había escuchado.

Katsuki también se detuvo, mirándole a Izuku con los ojos muy abiertos.

—No puede ser... ¿dijo "mamá"? —preguntó Katsuki, un poco incrédulo pero emocionado al mismo tiempo.

Kaizu sonrió y repitió, esta vez con más claridad:

—Mamá...

La Alegría de Ser Padres
Izuku no pudo contener la emoción. Se inclinó hacia Kaizu y lo abrazó con fuerza, sintiendo que su corazón se llenaba de felicidad.

—¡Lo has dicho, Kaizu! ¡Has dicho "mamá"! —gritó Izuku, su voz llena de alegría.

Katsuki, aunque un poco celoso, sonrió orgulloso al ver la reacción de Izuku.

—¡Eso es increíble, pequeño! —dijo, acercándose para darle un beso en la cabeza—. ¡Eres un genio!

Kaizu parecía disfrutar de toda la atención, riendo y moviendo sus brazos, completamente ajeno a la emoción que había causado.

Un Momento de Reflexión
Después de que la emoción inicial se disipó, Izuku miró a Katsuki, quien tenía una sonrisa genuina en su rostro.

—¡No puedo creer que haya dicho su primera palabra! —dijo Izuku, todavía sin poder creerlo—. ¡Esto es un gran momento!

Katsuki asintió, sintiéndose igualmente orgulloso.

—Sí, pero recuerda, soy su padre. No se va a quedar solo con eso —dijo Katsuki, tratando de mantener su actitud habitual, pero su voz estaba llena de ternura.

—Bueno, ahora tenemos que enseñarle a decir "papá" —bromeó Izuku, riendo.

Katsuki lo miró de manera juguetona.

—No te preocupes, eso vendrá pronto —dijo Katsuki, sintiéndose seguro de que Kaizu seguiría aprendiendo.

La Noche Termina con Amor
Más tarde, mientras Kaizu se dormía, ambos padres se sentaron en la sala, rodeados de juguetes esparcidos y risas.

—No puedo esperar a ver qué más dirá —dijo Izuku, mientras sonreía al recordar el momento.

—Tienes razón. Este es solo el comienzo —respondió Katsuki, con un brillo en sus ojos—. Y estoy aquí para cada paso de este viaje.

Izuku asintió, sintiendo una profunda conexión con su esposo y su hijo. Mientras el silencio envolvía la casa, sabían que cada día sería una nueva aventura llena de amor y risas.