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Era otro día soleado en la ciudad, y la casa de Katsuki e Izuku se preparaba para otra visita especial. Los amigos de Izuku habían decidido que era hora de conocer a Kaizu, así que Uraraka, Todoroki, Iida y Tsuyu llegaron con entusiasmo, cada uno llevando algo especial para el pequeño.

Cuando sonó el timbre, Katsuki se asomó por la ventana y vio a sus amigos acercándose.

—¡Ya llegaron! —gritó, su tono más amistoso de lo habitual resonando en la sala.

Izuku, que estaba en la cocina preparando algunas cosas, sonrió al escuchar a su esposo y salió a abrir la puerta.

—¡Hola, chicos! —dijo con alegría, abriendo la puerta para recibir a sus amigos.

—¡Izuku! —exclamó Uraraka, dando un salto hacia adelante—. ¡No puedo esperar para ver a Kaizu!

Todoroki sonrió, aunque su expresión era un poco más contenida.

—Espero que no sea un problema que hayamos venido en grupo —dijo, sus ojos claros brillando con curiosidad.

—Para nada, ¡es genial tenerlos aquí! —respondió Izuku, moviéndose para dejar pasar a sus amigos.

Iida, siempre con su actitud entusiasta, ajustó sus gafas y se adelantó.

—¡Estamos muy emocionados de conocer a Kaizu! —dijo con energía—. Espero que esté preparado para la atención.

Tsuyu, con su tono calmado, sonrió mientras sostenía una pequeña planta.

—Traje esto para alegrar el ambiente —dijo, mirando con amor la planta en sus manos—. ¡Los bebés necesitan un entorno agradable!

Conociendo a Kaizu
Al entrar a la casa, Kaizu estaba en su cuna, dormido, rodeado de juguetes suaves y coloridos. Katsuki estaba sentado en el sofá, disfrutando de un momento de tranquilidad, y al ver a sus amigos, se levantó para presentarles a su hijo.

—Ahí está, el pequeño monstruo —dijo Katsuki con orgullo, acercándose a la cuna.

—¡Es adorable! —gritó Uraraka, acercándose con cuidado.

Todoroki se asomó y sonrió al ver al bebé.

—Es realmente lindo. Ya puede ver que ha heredado algo de su padre —murmuró.

Iida se inclinó para observarlo, como si estuviera examinando un objeto de estudio.

—¡Es una maravilla! —dijo, ajustando sus gafas—. Kaizu parece ser muy saludable.

Tsuyu se acercó con suavidad y colocó la planta al lado de la cuna.

—Me gusta que tenga una planta cerca —dijo—. Las plantas ayudan a purificar el aire y crear un ambiente tranquilo.

Kaizu se movió en su sueño, pero no se despertó. Katsuki sonrió mientras veía a sus amigos admirar a su hijo.

Risas y Juegos
Después de unos minutos, Kaizu comenzó a despertar, estirándose y soltando un pequeño llanto. Izuku se acercó rápidamente y lo tomó en brazos.

—Hola, pequeño —susurró, acariciándole la cabeza.

—¡Mira! —dijo Uraraka, levantando un pequeño sonajero—. Kaizu, mira lo que tengo.

Kaizu, intrigado, miró hacia el sonajero y comenzó a balbucear mientras agitaba sus manitas.

—Parece que le gusta —dijo Todoroki, observando con atención.

Iida, sin perder el tiempo, se unió al juego.

—¡Kaizu, el futuro héroe! —exclamó, agitando un juguete que hacía ruido—. Debes practicar para cuando crezcas y luches por la justicia.

Padres primerizos - katsudeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora