‹ 𝐈 › Libertad.

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📍Guadalajara, México

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📍Guadalajara, México.
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─ Max. ─

El rubio rodó los ojos deteniéndose, al verla notó al instante su molestia, y ni siquiera contestó, únicamente la tomó del brazo para por fin salir. Cuando su jefe dijo que le conseguiría una novia, Max no creyó que fuese tan.. ¿Odiosa? Corrección, insoportable. El alemán la veía dos veces en la semana, gracias al cielo, y estaba bastante harto; lo único de lo que la brasilera hablaba es de su increíble, y sexual, vida. Con detalles.

Cada vez que Kelly abría la boca, Max se perdía en su mente, o en su celular.

─ Llegamos, jóven Schumacher. ─ les informó el chófer deteniendo el auto.

Cómo siempre, Kelly bajó primero sin esperar a que les abrieran las puertas. Bajó mientras suspiraba para luego ir hasta la recepción, no sin antes pedir disculpas; no mencionó nada al llegar con ella, fué directo a pedir las llaves. De ninguna forma dormiría junto con ella por una semana. Quería ser feliz.

─ Tu habitación es la 5A. Yo estaré en la 11B. ─ explicó entregando la llave.

─ Perfecto. ¿Tarjeta? ─ cuestionó con desdén; Emilian arrugó el entrecejo.

─ Te dí una hace dos semanas. ─

─ Sin fondos. ─

"Tranquilo, sólo dale la maldita tarjeta y vé a descansar" pensó para si mismo el alemán bufando. Al dársela, Kelly le murmuró un "gracias" para luego sólo irse, siendo seguida por el jóven botón cargando las maletas. Antes de subir a la habitación, decidió salir para ver la ciudad, pocas veces tenía oportunidad de visitar México, usualmente cuando llegaba el premio. Nunca tan a fondo.

─ ¿Pasa algo, jóven Schumacher? ─ su chófer apareció al instante a su lado.

─ Iré a dar un paseo. Solo. ─

─ Señor... Su padre ha dicho que no lo deje solo en ningún momento. ─ Max chasqueó la lengua, sin embargo, una idea le pasó por el rostro: ─ ¿Jóven? ─

─ Tú eres mexicano, ¿Verdad, Gaby? ─

─ Orgullosamente, jóven Emilian ─ el moreno contestó feliz, lo cuál no duró mucho al caer en cuenta: ─ Pero sólo soy su chófer, necesitamos al otro. ─

─ No pasará nada, confía. Será el viaje más corto que hagas. ─ le ánimo Max con una gran sonrisa y ojos de gatito.

El mayor nunca podría negarse, con el más grande pesar aceptó: ─ Sólo hasta la cena, no quiero tener problemas. ─

─ Prometido. ─ el alemán corrió hasta la camioneta felizmente; Gabriel bufó.

El viaje en carretera era divertida, ver los coloridos hogares y el gentío hacía que el corazón de Max se llenara de la más pura emoción. México era el país favorito a nivel mundial del menor, y con razón. Gabriel veía al rubio por el espejo retrovisor con una sonrisa, tan pronto llegó a trabajar con esa familia ambos güeritos le robaron el corazón, desde entonces se prometió que sería su protector, y claro que lo cumpliría.

𝐔𝐍𝐓𝐎𝐔𝐂𝐇𝐀𝐁𝐋𝐄 | chestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora