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Tal y como Kuroo se lo pidió la noche anterior, apenas tuvo la oportunidad de salir en el horario de almuerzo, salió de la habitación como estudiante esperando el receso, casi corriendo para ir a comer y llevar a cabo su plan.
En el comedor solo se encontró con Kenma, quién le había relatado que a Hinata lo habían venido a visitar su madre y hermana pequeña por fin y estaba muy feliz por ello. Saber eso, hizo sentir feliz a Bokuto igualmente por su pequeño amigo, sin embargo, también le hizo preguntarse a sí mismo cómo estarían sus padres, sus hermanas, la última vez que tuvo visitas, no fue para nada amable y de eso ya habían pasado largos meses. Quizás había sido bastante duro con sus padres porque le costaba entender que lo hubiesen dejado en un hospital psiquiátrico completamente solo, sin embargo, el destino le tenía a alguien especial en aquel lugar, allí conocería a la persona que más amaría en el mundo.

Definitivamente debía aclarar las cosas con Akaashi, no podía dejar que esa oportunidad de ser feliz y hacer feliz a su chico, se le escapase como agua entre los dedos. No podía dejar que alguien más se lo arrebatase de su lado.
Keiji era para Kotarō y Kotarō era para Keiji, eso no podía cambiar.

Después de haber comido y conversado un poco más con Kenma, decidió que era momento de ir al lugar acordado con Kuroo mientras repasaba mentalmente lo que le diría a Akaashi. Quizás había pasado ya un mes desde su "quiebre" un mes lleno de amargura, de tristeza y soledad, donde lo único que deseaba era que aquello llegase a su fin, no obstante, antes de llegar a la fuente de agua, alguien tocó su hombro, haciendo que instintivamente girase su cabeza hacia atrás, encontrándose con Yanagi, el psiquiatra, quien le dedicó una amable sonrisa a modo de saludo.

—Bokuto-kun... Me gustaría hablar contigo un momento, por favor acompáñame. —Indicó el psiquiatra, colocando su mano en el hombro del peligris, quién comenzando a entrar en pánico, ya que tenía algo mucho más importante que hacer, no tuvo más opción que acompañarlo, mirando constantemente hacia atrás con la esperanza de ver a Keiji o a Kuroo. No podía ser que nuevamente su oportunidad de hablar con él se fuera al carajo.—

—¿Su..sucede algo, Yanagi-san? —Preguntó en cuanto ambos llegaron a la oficina del psiquiatra, quien le invitaba a sentarse.—

—Nada malo, al contrario... —Añadió, reposando sus manos entrelazadas sobre la mesa, mientras el menor tomaba asiento frente a él con una expresión de preocupación en su rostro.— He estado revisando de cerca tu avance, has tenido una evolución bastante favorable, obviamente el tratamiento debe seguir de forma permanente... Pero estamos considerando adelantar tu alta para esta semana.

Por un momento se quedó en silencio, procesando las palabras dichas por el psiquiatra.
¿No era aquello lo que más quería desde que había llegado? Su alta debía ser motivo de felicidad, su corazón debía estar saltando de emoción, por fin saldría de aquel largo encierro, por fin podría seguir con su vida y trabajar en sus sueños, a pesar de tener que llevar un tratamiento de por vida. Sin embargo no sentía una pizca de emoción por ello, es más, el dolor de su pecho solo había aumentado al tener solo a una persona en su mente y corazón.

Su alta significaba no volver a ver a Akaashi y eso le cayó como una cubeta de agua con hielos. Tenía que hablar con él lo antes posible, buscar la manera de hacerle saber que estaba dispuesto a todo por él.

—Creo que la noticia te dejó sin palabras. —La voz del psiquiatra, seguida de una sutil risita, devolvió a Bokuto a la realidad, haciendo que su vista volviera a posarse en el mayor.—

—Fue... un poco repentino, la verdad. —Confesó después de su largo silencio, bajando la mirada hacia sus propias manos, las cuales mantenía empuñadas sin darse cuenta.—

—Entiendo, de todas maneras te queríamos dar la noticia el mismo día, pero me pareció que sería mejor que lo supieras para que estuvieses preparado. —Mencionó, apoyando su espalda en el respaldo de su silla giratoria, creyendo que la noticia había sido la mejor que el muchacho había recibido.— Claro, tu familia ya está al tanto de todo. Todos estamos felices por ti, has hecho un gran trabajo, muchacho, te felicito. —Dedicándole una amplia sonrisa y un par de amigables palmaditas en su hombro derecho, continuó.— De todas formas nos estaremos viendo todos los meses para ver tu evolución.

Paciente 555 (BokuAka) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora