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En ese momento, los pasillos del hospital se le estaban haciendo extremadamente largos. Por más que caminara y caminara con rapidez, sentía que no avanzaba, al contrario, el área de recepción se alejaba más y más de su campo de visión.
Su corazón golpeaba su pecho con fuerza y de manera dolorosa, manteniendo la esperanza de que su paciente estuviese allí aún para poder verlo aunque fuera una última vez, poder despedirse y dar por finalizado ese capítulo en su vida, un amor que no estuvo destinado a florecer, pero que aún así le hizo sentir feliz y especial.

—Hey, hey, ¿a dónde vas tan rápido? —Miya no tardó en interceptarlo tras ver al menor casi corriendo por los pasillos. Podía hacerse una idea de lo que estaba pasando y debía intervenir.—

—Lo siento, Miya-san, ahora estoy un poco ocupado... —Mencionó el pelinegro, manteniendo su atención y su mirada puesta en recepción mientras intentaba avanzar, no obstante, Osamu había logrado tomar su cintura con firmeza para obtener su atención.—

—¿No piensas saludarme, bonito? Eso es muy descortés de tu parte...

Sin embargo, el pelinegro no tardó en zafarse de aquel agarre, haciendo caso omiso a sus palabras y posteriores llamados. Solo había una cosa en su mente, ver a Bokuto por última vez y dar vuelta la página, resignarse a que su amor jamás sería correspondido.
Tras llegar a recepción, su mirada se paseó por todo el lugar, solo había un par de personas esperando, algunos de sus colegas ir y venir hacia urgencias y Yukie, la recepcionista que le miró con duda.

—¿Necesita algo, Akaashi-san? —Preguntó la castaña, dejando su móvil a un lado para prestar atención a su compañero y amigo.—

—Uhm... ¿Sabe si... Bokuto-san está aún en el hospital? —Se atrevió a preguntar, teniendo miedo de oír su posible respuesta.—

—Oh, lo siento, se fue hace... —Alargó mientras observaba la hora en su móvil.— casi cuarenta minutos.—

Y aquello fue suficiente para que el mundo de Keiji terminase de derrumbarse y su corazón de romperse. Quizás era lo mejor para él, dejar todo aquello atrás y olvidarse definitivamente de ese primer amor que no tenía sentido, un amor unilateral que lo único que le había traído eran tristezas, que no pudiese hacer bien su trabajo al no poder concentrarse. ¿Pero cómo podría olvidarse de esos ojos tan grandes y dorados? Esos ojos que parecían brillar cada vez que le veían, la manera en la que decía su apellido, la inocencia en su rostro cuando no entendía algo.

Lo amaba y se odiaba a sí mismo por ello.

Agradeciéndole a la muchacha, no le quedó más opción que regresar a su trabajo. Dejar todo el amor y dolor atrás, para continuar con su vida lo mejor posible. Estaba seguro que eventualmente todo aquello quedaría en el pasado, poco a poco su corazón volvería a ser el mismo, poco a poco iría olvidándose de Bokuto.

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Algunas horas antes:

—Hice lo que pude, Kuroo-san, pero todo parece ir en contra. —Mencionó el peligris mientras terminaba de empacar sus cosas en su pequeño bolso de mano.— Intenté remediar las cosas, intenté hablar con él, pero... Miya-san parece estar pegado a Akaashi.

—Esa maldita garrapata... —Escupió el enfermero con molestia. Odiaba a Osamu y odiaba que Keiji estuviera haciéndole caso.— El imbécil de Miya lo está manipulando...

—¿Qué? —El ceño de Bokuto se frunció con molestia al oír el comentario del pelinegro.—

—Ya sabes que Miya se enteró de la relación entre ustedes... Pero está usando el dolor de Keiji para acercarse a él y buscar una oportunidad. —Confesó, mientras cruzaba sus brazos a la altura de su pecho.— Fue él quien le sugirió cambiar de paciente y Keiji solo obedeció.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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Paciente 555 (BokuAka) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora