Prólogo.

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El hielo crujía bajo sus pies mientras cada paso lo sumía en una mezcla de adrenalina y miedo. Jeon Wonwoo, con los ojos fijos en el reflejo que le devolvía la fría superficie, se preguntaba en qué momento había perdido el rumbo. Las luces del estadio aún brillaban intensas, pero el eco de los aplausos había desaparecido, dejando un silencio denso que pesaba más que cualquier derrota.

Había pasado toda su vida persiguiendo la perfección. Los días de entrenamiento interminable, los sacrificios, los triunfos y las caídas se acumulaban como huellas sobre el hielo, recordándole que había dedicado cada fibra de su ser a este arte. Sin embargo, esa temporada había sido un desastre. La prensa no dejaba de hablar de su caída en las competiciones internacionales, y sus entrenadores parecían haber perdido la fé en él.

Cerró los ojos un instante y respiró profundamente, tratando de reunir las fuerzas que le quedaban. Pero por más que lo intentaba, una pregunta persistía en su mente: ¿Era este el final de su sueño? ¿Había llegado al límite de lo que podía ofrecer?

Entonces, de pronto, una imagen cruzó su mente: Kim Mingyu, el campeón invencible, el hombre que había revolucionado el patinaje artístico con su gracia y precisión. Wonwoo siempre había mirado al moreno desde lejos, como un imposible, una estrella que brillaba a un nivel inalcanzable. Y, en un impulso casi desesperado, se encontró patinando esa noche en un intento por emular los movimientos y la presencia de su ídolo. Fue un acto espontáneo, una mezcla de admiración y nostalgia que lo llevó a grabarse mientras ejecutaba su rutina con toda la fuerza y pasión que aún le quedaban.

Lo que no imaginaba era que aquel video, una muestra de su alma desgarrada, se volvería viral en cuestión de horas. Y menos aún, que esa misma grabación llegaría hasta el propio Mingyu, despertando en él una chispa de interés y, quizás, de algo más.

Así comenzó una historia que cambiaría su vida para siempre, una historia de perseverancia, lucha y sentimientos inesperados, que lo llevarían a descubrir que el verdadero desafío no estaba solo en el hielo, sino en su propio corazón.

Bailando sobre hielo. | MinWon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora