PRÓLOGO (LA BATALLA NO CONTADA DE TRUNKS)

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Dentro de un largo pasillo de acero galvanizado siendo iluminado por franjas que indicaban el camino hacia un lugar incierto, yacía Trunks, el Saiyajin del futuro, caminando en solitario con un semblante serio y precavido frente lo desconocido.

Traía su misma camiseta cian de la Corporación Capsula y su pantalón jean oscuro, su vieja pañoleta roja, junto su confiable espada guardada en su funda atrás de su espalda; yacía con sus trajes habituales.

Trunks no estaba tranquilo, la situación no lo ameritaba. Esperaba escuchar algo más que el eco de sus propios pasos por la zona para atacar, pero tal parece que era el único presente. Esto lo podía confirmar al percibir el Ki de los alrededores. Ciertamente no imaginaba terminar en esta situación por si solo. Parecía que estaba caminando por horas por este pasillo interminable, podía pensar que alguien saldría atacarlo, pero en el tiempo que estuvo avanzando nadie se presentó. Esto igual no lo tranquilizaba. Imaginaba que cayó en la trampa del enemigo; un ciclo sin fin de paredes de acero y la escasa humedad en el ambiente. Estaba solo. Su destino era incierto en este pasillo. Y solo podía seguir avanzando con molestia en su rostro.

¿Pero como llegó a esta situación?

Las respuestas se remontan tiempo atrás.

Trunks llevaba un buen tiempo acompañando al grupo de Hajime Nagumo y el resto de personajes ficticios para conseguir las respuestas que necesitaba al detener en su poder al peligroso Nivel 5 Accelerator, pero... al descubrir que todo fue una perdida de tiempo al escuchar a los niños del tuerto de gabardina decir que no encontraban nada para informar, debido que supuestamente aquellos mocosos tenían un poder especial que les ayudaba a leer las mentes de los individuos por una cierta cantidad de tiempo, el Saiyajin del futuro optó por ir por otro rumbo en busca de respuestas.

No fue el primero en empezar en esa opción.

Claramente no se sentía bien por esa respuesta, pero no podía hacer nada que estuviera a su alcance. Es por eso que eligió separarse de los demás para ver si tenía suerte en conseguir aunque sea una pista de lo que sucede en este lugar y como regresar a luchar a la Tierra contra el villano que lo atormentaba.

Recorrió por las mesas repletas de personas disfrutando su comida, pasó por el arco de salida y entrada del Domo de Cristal, avanzó por los despejados pasillos del Centro Comercial Infinito... y se tomó un pequeño descanso al observar arriba en donde debería estar el cielo, mirando fijo el brillo artificial blanquecino sin causarle irritación. Ahora estaba lejos. Afuera del Domo. Apartado de todos.

Era el momento indicado para aparecer.

La soledad del chico llamó la atención de un hombre envuelto en un traje que lo cubrió de pies a cabeza. Parecía estar hecho de una aleación especial de acero oscuro, y el brillo que decoraban sus franjas anaranjadas-rojizas le daba una sensación de autoridad y poder; lo más detallado fue el triangulo invertido en su pectoral. Su yelmo de grafeno oscuro que encubrían su identidad y el casco que tenía un acercamiento a una mascarilla de gas de dos filtros le daban un aspecto intimidante.

Este hombre... se acercó a un desconfiado y serio Trunks, y mencionó que si él quería respuestas, el mismo se las daría. La única condición fue que lo siguiera a un lugar distinto, o por el contrario... jamás lo volvería a ver y nunca conocería la verdad detrás de todo esto, y por tanto jamás saldría ayudar a sus amigos mientras el villano que atormenta su mundo continúe haciendo de las suyas.

Trunks no se confiaba en sus palabras, es el típico cliché que te promete cosas pero recibes una mierda inesperada. Sin embargo, pese al riesgo, el aceptó seguirle el juego para averiguar lo que sucedía. Por tal ofrecimiento el Saiyajin aceptó en creer en las palabras de este hombre.

UN JUEGO MÁS / PARTE II  [Aventurándonos en el Gigante Comercio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora