Capítulo 1: Encuentros Inesperados.

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Otro día en Styles

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Otro día en Styles. Apenas eran las ocho de la mañana y ya podía sentir el peso de lo que se avecinaba: montones de reportes contables que revisar, llamadas por hacer y, por supuesto, la presión constante del cierre trimestral. Suspiré mientras esperaba el ascensor, abrazando contra mi pecho la carpeta llena de documentos. El vestíbulo estaba prácticamente vacío, algo que agradecí. Unos minutos de paz antes del caos no estaban de más.

Cuando las puertas del ascensor finalmente se abrieron, entré rápidamente, feliz de estar sola... hasta que, justo antes de que se cerraran, una mano se interpuso.

Alcé la mirada, y ahí estaba él. Alto, con un traje oscuro que parecía hecho a medida, un corte de cabello impecable, y esos ojos... verdes e intensos, que se fijaron en mí como si estuvieran tratando de leerme. Por un momento, me quedé paralizada, pero conseguí forzar una sonrisa educada.

—Buenos días —dijo él, con una voz grave que resonó en el pequeño espacio.

—Buenos días —respondí rápidamente, sintiendo que mis mejillas se encendían. ¿Por qué me estaba sonrojando? No era típica en mí esa reacción.

Me giré hacia los botones del ascensor, tratando de concentrarme en cualquier cosa que no fuera la presencia de ese hombre junto a mí. No lo había visto antes en la empresa, lo cual era extraño considerando que conocía a casi todos, al menos de vista. Mientras el ascensor ascendía, el silencio entre nosotros se hizo más espeso. Por el rabillo del ojo, noté que me estaba observando.

Finalmente, el ascensor se detuvo en el último piso, el piso de los ejecutivos. Él dio un paso hacia la salida, pero antes de irse, se volvió y me dedicó una sonrisa que me desarmó por completo.

—Que tengas un buen día —dijo, y luego se fue.

Las puertas se cerraron antes de que pudiera responder algo coherente. Me quedé allí, atónita, con el corazón latiendo más rápido de lo habitual. ¿Quién era ese hombre? Sacudí la cabeza para despejarme. No tenía tiempo para distracciones, especialmente no por un desconocido.

Al llegar a mi escritorio en el departamento de contabilidad, noté que el ambiente estaba inusualmente animado. Los susurros llenaban la sala, y algunas miradas se dirigían hacia mí con una mezcla de curiosidad y emoción. Dejé la carpeta sobre mi escritorio y me acerqué a Julia, mi compañera de oficina y amiga desde que comencé en Styles.

—¿Qué es todo este alboroto? —le pregunté, tratando de sonar casual.

Julia, sin dejar de teclear en su computadora, alzó una ceja y me miró con una sonrisa divertida.

—¿No te enteraste? Tenemos un nuevo jefe. Dicen que llegó esta mañana.

—¿En serio? —Fruncí el ceño, sorprendida—. ¿Ya lo conoces?

—No personalmente, pero he oído que es un tipo duro. Al parecer, viene a poner todo en orden. —Julia hizo una pausa y me miró de reojo—. Dicen que es muy atractivo, por cierto.

Traté de que mi expresión no revelara nada, pero mi mente volvió de inmediato al hombre del ascensor. "No puede ser él... ¿o sí?" Me obligué a concentrarme en los reportes frente a mí, pero una parte de mí seguía pensando en esos ojos verdes.

El día transcurrió entre montones de cifras y reuniones interminables. Me sumergí en mi trabajo como siempre, alejando cualquier pensamiento innecesario. Pero al final del día, mientras recogía mis cosas para irme, algo inesperado apareció en mi bandeja de entrada.

Era un correo de alguien llamado Óscar Rivas. El asunto simplemente decía: Gracias por el ascensor.

Mi curiosidad me ganó y abrí el mensaje de inmediato.

"Hola Karen, solo quería agradecerte por compartir el ascensor esta mañana. Fue un buen comienzo para mi primer día aquí. Espero poder conocerte mejor en el futuro. Un saludo, Óscar."

Me quedé mirando la pantalla, incrédula. Así que él era el nuevo jefe. Sentí un torbellino de emociones: sorpresa, nervios, y, sí, un poco de emoción. ¿Qué significaba ese mensaje? ¿Era simplemente una cortesía o había algo más detrás de esas palabras?

Apagué la computadora y recogí mis cosas, pero no pude evitar que una sonrisa se asomara en mis labios mientras salía de la oficina. Aquel día había comenzado como cualquier otro, pero ahora sentía que algo diferente, algo emocionante, podría estar por suceder.

Y yo, que siempre había sido tan cuidadosa en mantener mi vida personal separada del trabajo, me encontraba deseando, por primera vez en mucho tiempo, que el próximo día llegara rápido.





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Amor entre cuentas y viajes. 💫  [+14]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora