La mañana siguiente me desperté con una mezcla de nervios y expectativa. La invitación de Óscar para almorzar había rondado mi cabeza toda la noche. Intenté convencerme de que solo era una comida de trabajo, un gesto profesional para conocernos mejor y discutir sobre los procesos contables. Pero una parte de mí no podía evitar leer entre líneas.
Me arreglé con un poco más de esmero esa mañana, eligiendo una blusa azul marino que sabía que resaltaba mis ojos. Mientras me aplicaba un poco de maquillaje, me sorprendí pensando en qué pensaría él al verme. "Karen, cálmate", me dije. Esto no era una cita. Al fin y al cabo, él era mi jefe, y yo no era más que una empleada dedicada a hacer su trabajo.
Llegué a la oficina puntual como siempre, y traté de sumergirme en mis tareas para ahuyentar los nervios. Pero la idea del almuerzo con Óscar se instaló en mi mente como una melodía que no podía dejar de tararear.
Las horas pasaron más lentas de lo habitual. Cuando finalmente llegó el mediodía, recibí un mensaje en mi teléfono corporativo.
"Karen, estaré esperándote en el vestíbulo. Salimos en cinco minutos."
Tomé aire, intentando calmar mi acelerado corazón, y me dirigí al ascensor. Al llegar al vestíbulo, lo vi esperándome junto a las puertas de vidrio. Llevaba un traje gris oscuro que le quedaba impecable, y su porte seguro y relajado me hizo dudar aún más de mis habilidades para mantener la compostura.
—Hola, Karen —me saludó con una sonrisa que me dejó sin aliento por un segundo—. Gracias por aceptar mi invitación.
—Hola, Óscar. Gracias a ti por la invitación —respondí, esforzándome por sonar tranquila. Aunque por dentro, mis nervios eran un torbellino.
Salimos del edificio juntos y caminamos unos minutos por las calles bulliciosas de la ciudad. Óscar eligió un restaurante acogedor a pocas cuadras de la oficina, uno de esos lugares escondidos que solo los conocedores frecuentan. El ambiente era elegante pero íntimo, con luces cálidas y una suave música de fondo que parecía alejar el estrés de la oficina.
—Espero que te guste este lugar. Es uno de mis favoritos para salir un poco de la rutina —dijo mientras nos sentábamos en una mesa cerca de la ventana.
—Sí, parece encantador. No lo conocía —admití, observando el menú con curiosidad.
—Bueno, entonces hoy tienes que probar algo especial. —Óscar sonrió, cerrando su menú con decisión—. ¿Te gustan los mariscos? Tienen un risotto de camarones que es increíble.
Asentí, un poco sorprendida por lo fácil que era hablar con él en un contexto tan distinto al de la oficina.
Hicimos nuestros pedidos, y una vez que el camarero se retiró, Óscar se inclinó ligeramente hacia mí, con ese brillo curioso en sus ojos que ya empezaba a reconocer.
—Karen, cuéntame un poco más sobre ti. —Su tono era amable, pero había algo en su mirada que indicaba un interés más allá de lo profesional—. He estado revisando algunos de tus reportes, y debo decir que estoy impresionado por tu atención al detalle. No todos tienen esa dedicación.
Sentí un rubor subiendo por mis mejillas. ¿Cuántas veces alguien me había elogiado así por mi trabajo? Muy pocas, si soy honesta.
—Gracias, Óscar. Supongo que siempre me ha gustado hacer las cosas bien. Soy algo perfeccionista, aunque a veces eso signifique quedarme más tiempo del necesario en la oficina.
—Eso es algo que aprecio mucho en mi equipo. —Él asintió, apoyando los brazos en la mesa—. Pero no quiero que te quemes. Una mente tan brillante como la tuya también necesita descansar y disfrutar. Dime, ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
La conversación se volvió sorprendentemente relajada. Hablamos sobre nuestros intereses personales, y descubrimos que teníamos más cosas en común de lo que habría imaginado. Óscar compartió que le apasionaba el arte contemporáneo, y yo le conté sobre mis escapadas a museos durante los fines de semana.
—¿Sabes? —dijo de repente—. Hay una exposición de arte moderno este viernes en la galería Montague. Estaba pensando en ir. Quizás podrías acompañarme... si te interesa, claro.
Lo miré, tratando de discernir si esto era simplemente una invitación casual entre colegas o algo más. Pero la calidez en su mirada me hizo bajar la guardia.
—Claro, suena como una buena idea. Me encantaría ir —respondí antes de pensarlo demasiado.
—Perfecto. —Sonrió, y esa sonrisa me hizo sentir que había aceptado algo más que un simple plan de viernes por la noche.
La comida llegó, y ambos disfrutamos de los exquisitos platos que nos sirvieron. Óscar era un conversador natural, y me encontré riendo y sonriendo más de lo que había hecho en meses. Cuando terminamos, él insistió en pagar la cuenta, a pesar de mis protestas.
—Déjalo, Karen. Yo te invité —dijo con un tono que no admitía discusión.
De regreso a la oficina, caminamos juntos bajo la luz del sol, hablando de trivialidades. Por un momento, fue como si estuviéramos en un universo paralelo, lejos de los informes y reuniones. Pero al cruzar las puertas de Styles, volvimos a ser el jefe y la empleada, cada uno volviendo a sus respectivos roles.
—Gracias por el almuerzo, Óscar. Lo disfruté mucho —le dije antes de separarnos en el vestíbulo.
—Yo también, Karen. —Me dedicó una última mirada que parecía prometer algo más—. Nos vemos en la oficina.
Mientras subía por el ascensor de vuelta a mi escritorio, me di cuenta de que algo había cambiado. Óscar Rivas no era solo un jefe más. Había algo en él que me hacía sentir viva, algo que me atraía de una forma que no podía explicar.
Al llegar a mi escritorio, me encontré con la sonrisa cómplice de Julia.
—¿Y bien? —preguntó, con una ceja levantada—. ¿Qué tal estuvo el almuerzo con el jefe?
—Fue... interesante. —Sonreí, sin querer dar demasiados detalles.
Pero la verdad era que me había encantado. Y mientras me sentaba frente a mi computadora, no pude evitar preguntarme si esto era solo el comienzo de algo más grande.
Porque a partir de ese momento, Óscar no era solo un nombre en un correo, ni un jefe al que responder. Se había convertido en alguien que ocupaba mis pensamientos, y no podía esperar para descubrir qué vendría después.
❤️
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Amor entre cuentas y viajes. 💫 [+14]
RomanceAmor Entre Cuentas y Viajes narra la inesperada conexión entre Karen, una chica reservada, y Óscar, el nuevo y enigmático jefe de la empresa Styles. Entre miradas furtivas, conversaciones robadas y desafíos profesionales, ambos descubren un vínculo...