in your eyes

Capítulo 1- Sombra de un Nuevo Comienzo

Desde que tengo memoria, he escuchado historias sobre el amor, ese sentimiento que surge cuando encuentras a la persona indicada con quien decides compartir tu vida, tal vez hasta la muerte o no. Pero en nuestro mundo, el de los licántropos, las cosas son diferentes. La Diosa Luna nos enlaza con quien cree correcto, y eso no siempre es un regalo. La realidad es que no todos aceptan ese lazo; muchos lo rechazan, y las consecuencias pueden ser devastadoras.Los Omegas, quienes no son elegidos, pierden la vida; los Betas y Deltas solo sufren un poco los primeros días, pero luego continúan como si nada hubiera pasado. Sin embargo, los Alfas, esos que deberían ser nuestros protectores, no sienten ni el dolor ni el sufrimiento que nosotros enfrentamos.Los ancianos de nuestra aldea dicen que si eres aceptado, es porque existe un lazo de amor incondicional que solo se presenta entre Alfa y Delta, o Delta y Beta. Por eso nos llaman los "débiles e inservibles" de la manada. Al no tener pareja, no tenemos descendencia, pero la verdad es que eso me importa muy poco. En este momento, estoy intentando salir del territorio, pero como en cada una de las veces anteriores, mi mejor amiga Catherin me siguió. Ella sabe que si nos atrapan, habrá graves consecuencias. Por algo siempre le digo que no, pero ella hace caso omiso.Miré a Catherin, que sonreía con esa chispa de aventura en sus ojos. Sin más preámbulos, juntas corrimos hacia la barda que nos separaba del mundo exterior. Con un salto decidido, cruzamos el umbral que nos mantenía atadas a la manada. Al caer al otro lado, la adrenalina corría por mis venas como un torrente.Comenzamos a correr en dirección al pueblo, el viento a nuestro favor. La emoción de la libertad se sentía electrizante, pero en el fondo, una sombra de preocupación se cernía sobre mí. Al llegar, lo que me inquietó fue ver a varios cazadores comprando nuevas armas, el sonido de la transacción resonando en el aire como un eco ominoso.Estuvimos un rato en el parque comiendo helado y hablando de cosas al azar; todo iba perfectamente bien hasta que nos llegó un olor muy familiar. Ambas comenzamos a buscar de dónde provenía y ahí fue cuando lo vi: el Alfa venía hacia nosotras, hecho furia.

—Ustedes, ¿qué hacen aquí? —gruñó, su voz resonando como un trueno, llenando el aire de tensión.

—Las dos saben perfectamente que no pueden venir, ¿cierto? —asentimos, sintiendo cómo el miedo empezaba a apoderarse de mí—Ambas recibirán su castigo al llegar al territorio —Empecé a pensar en lo que pasaría; tal vez nos expulsen por poner en peligro a todo el pueblo lycan. Sin decir más, los guardias nos escoltaron hasta nuestro hogar. Al llegar, vi que toda la manada estaba reunida, mirándonos con decepción. Los padres de Catherin llegaron rápidamente, corriendo hacia ella, preocupados. En cambio, mis padres se acercaron a mí. Hicieron lo que nunca esperé: una bofetada que me hizo caer, sorprendiendo a todos. Pero me levanté sin mostrar dolor, como ya era costumbre en mi hogar.

—Chicas, el Alfa las está llamando —anunció el guardia.

Cuando llegamos, vi que el Alfa ya estaba más que listo, con la mirada fría y calculadora.

—He decidido que ustedes estarán en sus hogares sin poder salir hasta nuevo aviso.

Giré mi cabeza hacia mis padres, que lucían satisfechos. En ese momento, la frustración y la rabia burbujearon en mí. No podía dejar que este ciclo de dolor continuara.

—¡No! —grité, dejando confundido al Alfa—. Yo, Nyx Moss Rider —sollocé—, abandonó la manada Moon Can convirtiéndome en... —lo que diré a continuación no tendrá vuelta atrás—, en una Terrada para siempre, hasta el día de mi muerte, entregando así también mi marca de manada.

El Alfa frunció el ceño, su incredulidad era palpable.

—¿Crees que eso es lo que deseas? Ser un paria, despojada de tu hogar y de tu gente?

Mis palabras se sintieron como un grito liberador:

—Preferiría ser Terrada que seguir sufriendo aquí. Mi vida no es solo obedecer tus reglas.