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—¿Siempre llevas a Memo a sus entrenamientos?

—No, solo que después de anoche no te confiaría el Audi ni porque me regresaran a mi marido.

—No me puse tan mal.

—¿No? Saúl te bebiste tres botellas de tequila, tequila puro, del que trae Checo de la reserva.

—Soy de Jalisco, no me pega.

—Te subiste a mi mesa a cantar Los dioses ocultos.

—Es una gran canción.

—No te gusta Caifanes.

—Pero a Neymar sí —dijo poniéndose las manos en la cara para evitar llorar.

—Maradona dame paciencia, basta, vas a ir a un entrenamiento donde sí no pones atención vas a terminar con la cara magullada.

—Mejor, así me duele otra cosa.

—Cierra el hocico animal, estás dentro del cuerpo de mi marido.

—¿Por qué tuve que ser tan imbécil?

—Mira, siendo honesto su divorcio se veía venir; él te idealizo y tu eres un pendejo, no iba a llegar a ningún lado.

—¿Eso debería tranquilizarme?

—No, pero ya vamos a llegar y prefiero que estés enojado a llorando.

Cuando llegaron al área de entrenamiento del Club America, Lionel sacó la credencial de Memo para poder entrar y una vez adentro él se quedó en el auto escuchando musiquita mientras Saúl se enfrentaba al entrenamiento. Llegó como pudo al área de vestidores, tratando de que nadie se diera cuenta de lo perdido que estaba; se puso el uniforme, trato de seguir algunas de las conversaciones con los chicos pero apenas y se sabía los nombres de todos.

—¿Por qué no viniste a entrenar ayer? —le preguntó el entrenador antes de dejarlo ingresar a la cancha.

—Me enferme —entre todos tuvieron que crear excusas para sus respectivas actividades y la mejor para todos era decir que se habían enfermado.

—¿Y por qué no avisaste?

—Porque me estaba muriendo.

—Tienes un marido.

—También se estaba muriendo.

—Los vieron en Catemaco.

—Buscamos toda la ayuda posible.

—Hay fotos donde se ve Javier.

—Es compa.

—Diez vueltas a la cancha.

Durante el entrenamiento descubrió que ya no le gustaba el fútbol; al principio había salido muy confiado a la cancha, pudo con los calentamientos y se estaba divirtiendo; hasta que se pusieron a tirar penales y ya no supo qué hacer. La humillada del 7-0 se quedaba corta con ese momento.

—Guillermo, salte, ve a tomar agua —el entrenador estaba cansado de ver tal humillación y Saúl prefirió aceptar, después del balonazo en la cara empezaba a ver doble.

—¿Qué te pasa? —preguntó Jonathan.

—Nada, tengo sueño.

—¿Te volviste a quedar hasta tarde con Javier jugando?

—¿Hace eso? —la mirada de Jonathan lo hizo recapacitar de la pregunta, debía recordar que él era Memo, no Saúl, al menos para los demás —. No, un fin de semana pesado.

—¿Por?

—¿Qué harías si un día tu pareja llega y te dice que se quiere divorciar de ti?

—¿Lionel te pidió el divorcio? —preguntó el otro sorprendido, ya que varios compañeros resaltan el hecho de que Messi estaba en el estacionamiento esperando a Memo.

Gol, Podio And KnockoutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora