¿Qué pasaría si un día el Canelo debe atajar los goles en un partido del América; Checo meter el penal que le dará la victoria a las Chivas; Memo tuviera que ganar la pelea del siglo y el Chicharito tuviera que defender el título del rey de los circ...
El sonido del timbre indicaba la llegada de la última pareja quienes llegaban un poco tarde nada más. Lionel se había ofrecido a abrir la puerta para encontrarse con la escena más incómoda que pudo presenciar. Neymar reclamándole algo a Saúl en portugués; aunque podía entenderle, decidió hacerse el loco y recibirlos como si nada. Dentro del departamento Checo ayudaba a Cristiano para pasar la comida al comedor. La pareja recién llegada siguió a Lionel mientras los sonidos de autos aumentaban. —Los niños están jugando mientras los grandes terminamos de cocinar. —No somos niños —replicó Memo a su esposo al tiempo que el auto de Max pasaba la línea de meta y javier hacía berrinche; lo que le daba la razón al argentino. —¿Decías? —Te volví a ganar, ¿Ya aceptas que la fórmula 1 no solo es dar vueltas en un coche? —le preguntaba Max a Javier hasta que se percató de los recién llegados —. Hola, Neymar, ¿Una partida? El holandés preguntó sonriente, al tiempo que el boxeador rodó los ojos y siguió su camino a la cocina para saludar a Checo, su acción no pudo pasarse por alto con todos los presentes. —Tal vez más al rato, iré a ayudar a los demás. —Bueno, juguemos FIFA, ya verás que eso sí necesita atención. —¿Eso quiere decir que ya puedo irme de aquí? —pregunto Memo cansado. —No, necesito apoyo moral. —Javier, solo acepta que Max tiene razón y vamos a comer —decía un poco irritado por su amigo, lo quería pero era demasiado necio hasta para él. —No, no puede ganar en todo. —Max, cariño, ¿Me puedes ayudar a abrir el vino? —Claro amor —contestó de inmediato dejando el control del xbox a un lado y casi corriendo a dónde estaba Checo. Acción que provocó que Javier metiera gol y festejará como si fuera la copa del mundo. Memo le terminó por apagar la consola en un último acto de amor a su amigo para que ya no se humillara solito. Mientras tanto en la cocina Max buscaba el sacacorchos para la botella, mientras era vigilado por Saul sentado desde la isla de la cocina. —¿Qué buscas? —Un sacacorchos, ¿no lo has visto? —No, ¿acaso no has aprendido a abrirlos con un cuchillo? —Max se quedó quieto a la mitad de la búsqueda mirándolo sin entender. —Ya sabes, le pegas con un cuchillo en el corcho y sale; Lewis siempre lo hacía así. —Pues yo no —contestó tajante el holandés, no le gustaba el tono que solía usar con él, como si estuviera tonto o de plano el cerebro no le funcionará. —Dámela, te ayudo —Saul alargó la mano en la espera de que Max hiciera lo que él quería, pero este no movió un músculo y siguió buscando el sacacorcho; Checo le había dado esa tarea a él y él debía solucionarlo. —No gracias, puedo seguir buscando el sacacorcho. —No seas necio, yo puedo ayudarte —siguió diciendo mientras se bajaba de la isla y tomaba un cuchillo que había quedado solitario sobre la misma. —Dame. —No necesito ayuda, solo necesito encontrar el sacacorcho —respondió cuando sentía que el otro le arrebataba la botella; Checo iba entrando a la cocina junto a Neymar y decidió no montar una escena. Sabía que no le caía bien al boxeador, pero eso ya era odio directo hacia su persona. Dejó que Saúl abriera la botella como quería para que por fin todos pudieran sentarse a cenar; pero una mirada de pánico inundó la cara de Checo cuando vio lo que estaba apunto de pasar. —No, Saúl, la botella tiene la boquilla…—y ya no pudo seguir con su advertencia cuando la botella explotó mojándolo y mojando a Max de pasada. La botella quedó en el piso, dejando una enorme mancha en él, el cuerpo del delito partido en tres y Max respirando para no matar a golpes al boxeador; la camisa que llevaba había sido un regalo de Checo y ahora estaba arruinada con vino tinto. —¡Saúl! —la voz indignada de Neymar sacó a los dos de sus pensamientos; Checo ya estaba viendo para que ninguno se cortará con los vidrios esparcidos, Lionel y Cristiano habían ido en cuanto escucharon el golpe; mientras que Neymar sacó de escena a Saúl. —Perdón, él dijo que sabía cómo abrirla y yo no encontraba el sacacorcho —Max había empezado a pedir perdón en cuanto Checo había recogido los pedazos de vidrio grandes. Se sentía culpable por dejar que todo eso pasara, tenía un solo trabajo y lo había echado a perder por culpa del boxeador y su insistencia. —No te preocupes, no fue tu culpa, había encontrado el sacacorcho y venía a dártelo cuando pasó todo —el mayor sabía lo que eso podría ocasionar en la mente de su pareja; Cris le había llevado un par de playeras propias para que se cambiará, solo que viera cuál le gustaba, lo que Checo aprovechó para calmar el posible ataque de pánico que Max empezaba a tener. Mientras tanto en la sala, Neymar seguía regañando a Saúl; para el futbolista era indignante la reacción de su esposo ante lo acontecido; Javier les había llevado una playera de Cris y justo Saúl se cambiaba con enojo. —Sabías que el vino tenía la boquilla cuarteada, ¿Por qué hiciste eso? —Se me olvidó. —Se te olvidó, también se te olvidó apagar las luces de la camioneta cuando dejaste manejar a Max y también se te olvidó que no le gusta el pescado cuando los invitaste a cenar, ¿Cuál es tu problema con Max? Es la pareja de tu amigo, deberías estar feliz por él. —No, no puedo, lo veo y solo recuerdo a Checo siendo infeliz y llorando por todo lo que tuvo que soportar de ese idiota. —Ni siquiera Checo le reclama ya eso, se solucionó, todos lo superamos, te sugiero hacer lo mismo —termino de decir para salir de la habitación. —¿A dónde vas? —A cenar y pedir perdón por tus idioteces, te enojas de que te trate como un niño, pues deja de comportarte como uno. Saúl vio alejarse a su esposo, estaba enojado, enojado con la situación, con Max y con Neymar por ponerse de su lado. Terminó de respirar y salió para ir a cenar; en el comedor ya estaban todos, Javier se estaba burlando de Memo por el 7-0 contra Chile y Memo rematando que él tampoco hizo nada por ayudar a que ese 7-0 no pasará. —¿Cómo le está yendo a Pato? Vi que va a estar en las prácticas en México —preguntó un rato después Lionel a Checo. —Pues está muy contento, hace dos años ya estaba dándose por vencido y ahora va a estar en las prácticas. —Y sí le pongo laxante a la botella de Lando, puede que corra todo el fin —dijo Max haciendo reír a todos menos al boxeador que seguía en su cabeza. —Es mi amigo, pero ya ni él se soporta. —Vimos las entrevistas, es muy arrogante —mencionó Cristiano provocando risas en Neymar y Lionel —. ¿De qué se ríen? —¿No te mordiste la lengua? —¿De qué hablan? —Tú eras igual o peor. —Sí bueno, la diferencia es que Lando ganó dos carreras y cree poder ponerse a la altura de los grandes —prosiguió Checo. —Es verdad, pero si eran un par de arrogantes —concluyó Memo haciendo reír a los demás. —¿Y tus demás niños? —Yuki tiene mejor ritmo que Daniel, Horner sigue pensando si subir a Liam y Piastri sigue peleando con Lando —respondió el piloto orgulloso. —Pero cualquiera puede subirse a un auto y correr —dijo Javier haciendo reír a todos —. ¿Qué? —Querido, no creo que cualquiera pueda —le dijo Cris antes de levantarse para ir por el postre. —Pero solo es conducir, yo sé conducir. —Pues cambiemos, tu vas a Bakú a ganar y yo me quedo acá para jugar en el partido de la selección —siguió Checo en todo de burla. —Creo que ahora sí podemos ganar un partido —dijo Memo tomando vino. —¿De qué lado estás? —Eres mi amigo, pero Checo es más coherente, es como si yo quisiera subirme al ring y tratar de ganar la pelea de Saúl, esas cosas no van a pasar. —Sí quieres tomar mi lugar yo no tengo problemas —el mencionado había hablado por fin antes de tomarse lo que quedaba de su copa. —Se ve más fácil atajar penales. —Bueno, tu si los atajarias —Lionel se quedó a medio bocado al darse cuenta que no lo pensó sino que lo dijo, Max, Checo, Neymar y Javier no podían con la risa, mientras que Memo miraba dolido a su esposo. —¿Mi esposo o mi hater? Yo ya no necesito al director técnico para que me digan que no sirvo, tengo a mi marido —Memo lo veía indignado al tiempo que Lionel trataba de disculparse. Cris regresaba con una bandeja de macarrones, los cuales eran los únicos que le salían al portugués sin quemar la cocina. Todos seguían haciendo burlas al mexicano, pero de esa manera la cena continuó hasta que Javier pidió la revancha a Max, cosa que podían acabar en 10 minutos o 6 horas; pero todos accedieron a verlos jugar. Cosa que salió mal porque en la primera victoria del holandes, el mexicano ya no quiso saber nada y por la hora decidieron que cada quien se fuera a sus casas, les deparaba una semana cansada a la mayoría. —¿Tu también crees que Checo tiene más oportunidades de meter gol en el partido que yo? —preguntaba Javier mientras ayudaba a lavar los trastes. —No, cada uno es bueno en algo, que Checo también sepa jugar no quiere decir que tenga preparación y entrenamiento para eso; así como por más que conduzcas como microbusero no tienes la preparación para correr una carrera —su esposo lo había abrazado por la espalda —. Ya deja esa y vamos a dormir. —Pero no estoy cansado —replicó el otro abriendo los ojos cuando las manos de su esposo bajaron más —. Sí, prometo lavarlos en la mañana.
…
—¿Puedes dejar de estar enojado? —dijo el mexicano al ver a su pareja acostada en la cama con un libro sin hacerle caso —. Ya me disculpé, no es justo que me trates así. —Debiste pedirle disculpas a Max, no a mi. —No me voy a disculpar con él. —Entonces el sillón te parecerá muy cómodo —Saul se quedó sin habla al escuchar eso, ¿lo estaban mandando a dormir al sillón? Neymar seguía sin verlo, su atención fija en el libro que tenía en las manos, mientras su marido en boxers lo veía desde la orilla de la cama. —Estás jugando. —No —dijo aún sin verla, pero si tomando la almohada del boxeador y aventandosela. —Buenas noches.
…
—¿En qué piensas? —le preguntaba el argentino mientras hacía círculos en el pecho del mexicano. —En lo que hablábamos, sí Saúl atajaría mejor que yo. —Lo siento por creer que así sería. —No, solo, creo que quiero retirarme —Lionel lo miraba sorprendido. —Sí es por lo que dije, en serio me disculpo. —No, no es por eso, pero ya tengo cuarenta y no sé cuánto tiempo más mi cuerpo dará para seguir en esto, prefiero acompañarte a ti, a pesar de que para las cenas me obligues a vestirme y peinarme —el menor dejo un golpe suave en el pecho del otro mientras reían. —Bueno, sea lo que sea que decidas, aquí estaré para ti. La promesa se cerró con un beso, para después acomodarse para dormir.
…
—¿Max? ¿Qué haces? —el mexicano llevaba media hora sin escuchar a su pareja hasta que lo encontró en el cuarto de lavado tallando lo que parecía ser su camisa con un cepillo —. Vas a dañar la tela si la tallas con eso. El holandés al escuchar eso dejó ambas cosas sobre el pequeño lavadero, se veía cansado y estresado por igual. —Perdón, solo quería quitarle la mancha y ese tiktok decía que así podría desaparecer. —¿Le confiaste una camisa Vouitton a un tik tok? —Nunca había lavado mi ropa —mencionó el menor un poco avergonzado; toda su vida había tenido gente que hiciera las cosas por él, primero su mamá y luego las múltiples trabajadoras que habían ido a su casa; incluso ahora en la casa del mexicano, seguía sin aprender a lavarla. —Esta bien amor, solo que no creo que solo con esos puedas, espérame. El mexicano había regresado a la cocina por algunas cosas y volvió con su pareja; el menor vio el paso a paso que Checo hacía poniendo mucha atención por si después lo necesitaba. Había colocado en una pequeña cubeta la camisa, con agua, vinagre y jugo de limón; lo dejaron ahí un rato mientras se iban a bañar y más tarde Checo ponía una pequeña carga en la lavadora. Sabía que Max se iba a seguir disculpando por lo sucedido al menos toda la semana, pero no pasaba nada; en realidad estaba enojado con su amigo. Desde Brasil 2022, Saúl le había agarrado odio al holandes y aunque Checos y Max habían solucionado los problemas dejando el incidente en un mal trago de su relación; lo había superado y seguido adelante. Pero Saúl no, lo odiaba y en palabras de él, Max nunca iba a merecer a alguien como Checos; cosa que el holandés se había esforzado en cambiar en los últimos dos años. Finalmente la pareja se fue a dormir, pues en la mañana debían tomar un vuelo a Bakú para el gran premio de esa semana
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Quedé pensando que nadie la leería. Ahora sí me van a tener que tener paciencia, necesito salir de la carrera jajajajaja Ahora sí se viene lo bueno en la siguiente parte, mientras aún necesitaba un poco de contexto.
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