Ushiten {One-shots/Drabbles [AU] [Haikyuu]}

3.- Mis días en la panadería

Canciones (opcional): Ballroom extravaganza - DPR IAN (la canción no tiene nada que ver, solo la tenía de fondo en lo que escribía.) The night we met - Lord Huron (esta canción me hizo querer hacer angst esta cosa)
Resumen: Ushijima trabaja como ayudante en una panadería, el dueño de tal panadería es el tío de Satori, quien al ser un señor con problemas de salud había contratado a Ushijima y por los problemas de Tendou ahora tenía a ambos chicos como ayudantes.
Género: Romance, angst (o el intento), lemon implícito (me dio weba escribirlo explícito, además por el tipo de redacción.)
TW: Esto es inspirado del libro "Mis días en la librería Mirosaki." (Recomendado, léanlo, es muy diferente al fanfic) por ese libro quise aprender a redactar en primera persona *no le sale*(pa' algo práctico la redacción así, perdón que les toque leer mis aberraciones jiji.)

—

Había conocido a Oikawa en la oficina: un chico alto, delgado, atractivo para cualquiera que lo viese. Simplemente llamativo y magnífico. Era impresionante que, a pesar de mis pocas habilidades sociales o románticas, me las había ingeniado para poder comenzar a salir con él. Vivía en un sueño, o al menos eso creía.

—Me voy a casar el siguiente año.

—¿Qué?

—Sí. Iwa-chan y yo...— sonreía tan cínico. No entendía cómo es que no había notado que yo era "el otro." Haber sido el cuerno, no era una idea sencilla de procesar, a lo que simplemente hui. No tuve el valor de seguir escuchando sus palabras.

En un parpadeo, había perdido al amor de mi vida, a la razón por la que cada mañana lograba encontrar una motivación para ir a la oficina. Me había tomado por sorpresa que la vida adulta fuese tan aburrida, y haberme encontrado con Oikawa hace un año, quien cambió mi modo de ver el mundo laboral, y la vida había sido sumamente reconfortante. Él, era mi inspiración matutina, con esa alegría y energía de cada mañana.

Siempre había pensado que trataba de mantener oculta la relación nuestra por el miedo al "qué dirán," pero solo verle alardear día con día que iba a casarse con el secretario, me hizo comprender todo.

Era insoportable verlo tan alegre, era como si lo nuestro hubiese sido un sueño únicamente mío. Le veía reír, abrazarse a Iwaizumi, no lo podía culpar, el azabache no parecía tener idea de la aventura de su prometido conmigo; me saludaba cada mañana y teníamos cortas charlas en la cafetería si nos encontrábamos.

De día, era obligado a ver a aquel amor, alardear sobre el amor de su vida, y por las noches era obligado a ver con nostalgia los recuerdos atesorados en mi celular, ¿por qué? Era mi única pregunta. Por qué la primera vez que había decidido confesar mis sentimientos había terminado así, solo me negaba a creer la cruel coincidencia, pero no importaba.

De algún modo tenía que rehacer mi vida y comenzar en algún lugar distinto, por lo que tomé el valor suficiente y renuncié al día siguiente. Ya había perdido a quien creía que era mi novio y un aburrido trabajo; tenía mis ahorros, por lo que debía comenzar a buscar en qué hacer antes de caer en depresión, o cuando menos distraerme un poco.

Pensar a diario en mi amor fallido era sumamente tortuoso.

«¿Quieres vernos esta noche?» Sabía quién era el emisor del mensaje, a pesar de haber eliminado el número de entre mis contactos. No iba a responder. Había jugado con mis sentimientos y me hablaba como si no me hubiera confesado que estaba a poco de casarse.

[...]

—¿Sigues dormido?— se escuchaba al otro lado del parlante. Mi madre se había enterado de la situación y de algún modo pensaba que intervenir en mi vida era "lo ideal;" le había contado por el simple deseo de desahogo, vivir a diario al borde de lágrimas y sentido de ahogamiento era frustrante.