Un Miedo Diferente 3

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Los gritos no paraban y las luces de las patrullas se acercaban cada vez más

Con cada segundo que pasaba, Hitoshi se ponía más nervioso, quería interferir, pero lo más probable es que se metiera en problemas no solo con la ley, sino con Aizawa también, había hecho una promesa, no podía interferir

Justo cuando la patrulla se estacionó y empezó a dispersar a las personas, la puerta de la casa se abrió de un golpe con un fuerte azote que callo a todas las personas de alrededor

El único ruido era la de la sirena de la patrulla, y ni eso llego a sus oídos cuando Hitoshi miro a la persona que estaba al otro lado de la puerta

Neito

Se veía cansado, sus ojos tenían lágrimas que salían como un río, todo su cuerpo temblaba y su ropa siempre arreglada, estaba hecha un desastre

Y lo que lo dejo completamente en blanco, fue ver su mirada, Neito no los estaba viendo, seguro que ni siquiera había notado a nadie ni por el escándalo que había afuera, parecía atrapado en su propia cabeza, con el miedo irradiando de sus ojos y la mirada agachada. El miedo era tan evidente que simplemente tenías que ser ciego para no notarlo

Hubo un momento de silencio, uno que se rompió con el grito de aquella mujer de aspecto joven que aprecio detras de Neito. Su pelo rubio estaba atado perfectamente en una coleta alta, y aun así este se deslizaba como una armonía sobre sus hombros hasta la mitad de su espalda, sus ojos eran azules, pero no trasmitían la calma de un mar, eran más parecidos a una tormenta, llenos de furia e irritación. Era alta, delgada, pálida y de aspecto delicado, con un hermoso vestido blanco pomposo y tacones negros. Si la hubiera visto en otra situación, seguro hubiera pensado que la mujer era hermosa y talvez, una santa

-¡Neito Monoma! ¡Si das un paso más afuera, me las pagaras!

Amenazo con una voz que mando escalofríos a su columna vertebral, paralizándolo y llenándolo de terror. Su voz fue tan similar a la de una de sus cuidadoras, una que provocó que Hitoshi quisiera vomitar. Aquella mujer que cuido de él durante dos meses, se parecía más que nunca a esa mujer detras de Neito, con la excepción de que ella, la señora Magdalena, era una anciana adorable para el resto del mundo, pero para él, el diablo en persona

Hitoshi miro a su novio

-Por favor

Susurro, esperanzado, de que Neito diera un paso afuera, un solo paso que lo haría interferir. Solo. Un. Paso. Más

Neito estaba mirando el suelo, temblando tanto, y con la mirada perdida, el chico no alzo la mirada para nada, solo se quedó ahí durante unos minutos, para luego suspirar entre sollozos

-No

Hitoshi dio un paso adelante, mientras Neito daba uno hacia atrás

Hitoshi sintió como su corazón se rompía, mientras Neito tomaba el pomo de la puerta para cerrarla, cuando en eso, una venda salió disparada sujetando la cintura de Neito

Aizawa había reaccionado más rápido que él

Sin dudar, Aizawa tiro de Neito sacándolo de la casa, y aventándolo hacia Hitoshi, quien, sino fuera por el arduo entrenamiento que había tenido los últimos años, no hubiera atrapado a Neito

-Es alumno de la UA

Dijo Aizawa dirigiéndose a la entrada de la casa. El hombre, aunque serio y bastante molesto (Muy probablemente más que él) se veía aliviado, y no lo podía culpar, había una grieta, había algo que hacer. Podían hacer algo

Hitoshi suspiro mirando a sus brazos. Neito seguía temblando con fuerza, con los ojos apretados y mandíbula cerrada, seguía llorando y aún no parecía darse cuenta de lo que estaba sucediendo

Momentos Shinmono Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora