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𝓣𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸:Pasiones en la Cancha
Era una noche mágica en Boston, donde las luces del TD Garden brillaban con un fulgor especial, creando una atmósfera electrizante mientras los Celtics se preparaban para un crucial partido de playoffs. Jayson Tatum, la estrella indiscutible del equipo, se encontraba en el vestuario, concentrándose y ajustando su camiseta verde que lo representaba. Sin embargo, su mente divagaba hacia otro lugar, un rincón de su corazón que pertenecía a Estrella, la mujer que había capturado su atención y su amor.
Estrella no solo era una apasionada del baloncesto; su amor por el juego se entrelazaba con su devoción por Jayson. Ella era una presencia constante en las gradas, animando con fervor y energía contagiosa, su voz resonando entre la multitud. Sin embargo, esa noche había una tensión palpable en el aire. La amiga de Estrella, Carla, había llegado a la ciudad y, en las redes sociales, había comenzado a coquetear con Jayson de manera juguetona. Las fotos compartidas y los comentarios coquetos empezaron a llenar de dudas el corazón de Estrella, provocándole una punzada de celos que no podía ignorar.
A medida que el partido se desarrollaba, Jayson se movía por la cancha como un verdadero torbellino, encestando canastas y brindando asistencias impresionantes. Cada vez que dirigía la vista hacia la tribuna y se encontraba con la mirada de Estrella, una sonrisa genuina iluminaba su rostro. Sin embargo, no podía evitar notar la forma en que ella observaba a Carla, con una mezcla de inseguridad y desafío que lo dejó inquieto. ¿Podría haber algo más que simple amistad entre ellas?
Cuando llegó el final del tercer cuarto, Jayson se acercó a la línea de banda, sintiendo el sudor correr por su frente y el cansancio en sus piernas. Se dirigió a Estrella, quien lo esperaba con el corazón palpitante y una mirada llena de ansias. “¿Estás bien?” preguntó ella, tratando de ocultar la incomodidad que la invadía. Él, sintiendo la tensión latente entre ellos, tomó su mano con firmeza y le dijo: “Solo pienso en ti. No dejes que nadie interfiera en lo que tenemos”.
Al escuchar esas palabras, un alivio inmediato recorrió el cuerpo de Estrella. “Lo sé, pero… Carla…” comenzó a expresar, pero Jayson la interrumpió suavemente. “No hay nada entre ella y yo. Eres tú quien ocupa mis pensamientos, quien me inspira a dar lo mejor de mí en la cancha”. En ese instante, el bullicio del mundo que los rodeaba se desvaneció, y solo existían ellos dos. La mirada de Jayson estaba rebosante de sinceridad y amor genuino.
A medida que el juego continuaba, la química entre ellos se intensificaba, casi palpable. En un tiempo muerto, Jayson se acercó a Estrella y, ante la mirada atónita de todos los presentes, la besó con ternura y pasión. Era un beso que hablaba de promesas infinitas y de la profunda conexión que compartían, un momento que dejó a Estrella sin aliento, disipando por completo cualquier rastro de celos que pudiera haber sentido antes.
El partido llegó a su fin y, para alegría de todos, los Celtics lograron la victoria. Sin embargo, para Jayson y Estrella, el verdadero triunfo fue el amor que se reafirmó en medio de la emoción. Mientras celebraban con el equipo, Jayson tomó la mano de Estrella y la condujo hacia un rincón tranquilo del estadio, donde pudieron estar a solas. “No dejes que los celos nublen tu corazón. Eres la única que realmente importa para mí”, le susurró, mirándola a los ojos con una intensidad que desarmaba.
Estrella sonrió, sintiendo que su corazón latía con fuerza y determinación. “Y tú eres el único para mí, Jayson. Nunca lo olvides”, respondió con convicción. En ese instante compartido, comprendieron que su amor era más fuerte que cualquier inseguridad o celos, y que juntos podrían enfrentar cualquier desafío que se presentara, tanto dentro como fuera de la cancha. Su conexión era un lazo inquebrantable, un refugio donde el amor podía florecer sin límites.
