Ojos de Yokai: Legado Omori

in'kō Pt.1

¿Qué ocurrió después de que Momo devorara a un kappa? Regresó con el hocico ensangrentado, relamiéndose los bigotes, pero no quedó rastro del kappa, salvo una mancha de sangre. Su estatura había crecido: en su forma de zorro, ahora era tan alta como yo. Al cambiar a su forma humana, las cicatrices de su cuello y pecho habían desaparecido, ahora llevaba el cabello suelto, liso como una cortina de seda. Conservaba sus rasgos, pero tenía una expresión más serena, que la hacía tan hermosa como siempre. Lo más notable era que su aura rojiza se había desvanecido, como si fuera una humana ordinaria, sin orejas ni colas de zorro. Eso explicaría por qué Tamamo no había sido descubierta en el pasado: las kitsune pueden camuflarse completamente como humanas, pero su aura siempre las delataría ante los purificadores. Sin embargo, al parecer, con suficiente poder, pueden controlarla y dejar de emitirla

  —Eso fue asqueroso, el caparazón estaba tan duro como morder piedras, los huesos y pelos se me quedaron atascados entre los dientes —se quejó, deslizando una uña larga y roja en la hendidura de sus dientes.

  —¿Cómo te sientes? Te ves deslumbrante —dije, conmovido por su apariencia.

  —Me siento fabulosa, más confiada y segura de mí misma. Ya no soy la bolita de pelo aguerrida que solía ser. Ahora merezco el título de yokai —sonrió, arrogante.

  —¿Entonces podrías hacerle frente a Tamamo? —dije, ella se acercó y me dio unas palmaditas en la cabeza.

  —Soy capaz de protegerte sin importar la amenaza que tenga enfrente. Si hubiera sido valiente cuando empezaste como purificador hace años… te habrías ahorrado los múltiples accidentes que sufriste —susurró, empática, mientras me abrazaba. Yo le devolví el gesto.

  —Eso es lo de menos. Dijiste que era canibalismo; hacer algo así no es fácil de procesar, ni antes ni después de hacerlo. Ahora vamos al in'kō.

  —Sabes que no puedo acompañarlos. Ustedes sobreviven gracias a las máscaras y eso que los humanos son más débiles que un yokai. Nosotros dependemos únicamente de nuestro poder.

Para el viaje, Momo abrió un portal enorme en el suelo, reflejando su renovado poder. Desde allí vimos el vacío del abismo; diría que el vapor de una terma es gélido en comparación con el calor anormal que desprendía. El puente se distinguía tan cerca que lo teníamos a un paso; esa construcción que terminaría definiéndome, por más que no quiera admitirlo

  —Supongo que no estamos en posición de pedir un modelo de máscara —comentó Jin, apenado—. Pero me gustaría que fuese un kirin: es un dragón con forma de caballo, parte de la cultura de mi madre y de la mía. Siento que me representa.

  —Las máscaras se han transmitido por generaciones, pero quizá los primeros en obtenerlas las eligieron por un simbolismo especial, algo personal —añadió Akira.

Eso me recordó la máscara de Kushinada, que representa un fénix devorador de dragones; así que la posibilidad que menciona Akira es factible. Aunque esto me hace preguntarme sobre la máscara hannya que llevo ¿Por qué mi antepasado la elegiría? Tengo entendido que representa a un oni, una mujer transformada por la ira, los celos y la venganza; la máscara simboliza justamente eso, además del dolor de mantener su humanidad

  —Veré qué puedo hacer. Intentaré conseguirles diseños y si no, elegiré el mejor para ustedes. Tengo conocimientos del teatro noh —aclaré, con una sonrisa amable—. Por ejemplo, a Akira le quedaría la máscara namahage, el oni que ahuyenta a los espíritus malignos.

  —De niña jamás fui a la ceremonia de Año Nuevo por ellos, suelen perseguir a los infantes para que no cometan travesuras. Pero... es una buena elección. Hay que enfrentar lo que más tememos para llegar a donde queremos —asintió Akira.