Un fin de semana promedio (4/5)

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Aleah sabe que algo no anda bien.

El maestro Rod está demasiado tenso y nervioso, por lo que no es difícil notar que toda esta situación no estaba en sus planes originales. Para empezar, de saber que las cosas podrían ponerse peligrosas, Rod se lo habría comentado a sus madres antes para pedirles permiso.

Y ahora, Aleah François podrá ser algo distraída, pero no lo suficiente como para no darse cuenta de que todo este "plan" de Rod no es más que una excusa para mantenerla alejada de su investigación. Su maestro busca mantenerla al margen por alguna razón.

¡Pero ella no se lo permitirá! ¡Vino aquí para ayudar!

¿Pero qué se supone que haga? Supuestamente, su gran papel en este "plan" es recorrer la aldea, conseguir algo de información y notificar cualquier cosa extraña. Pero este lugar es demasiado pequeño; en poco más de una hora ya le ha dado dos vueltas enteras. De tanto caminar sin rumbo, pronto la gente pensará que es una ladrona.

Entonces se fija en una pequeña capilla de la cual va saliendo una buena cantidad de personas. Al parecer, la celebración matutina ha culminado.

Sin mucho más que hacer, la niña decide acercarse. El edificio tiene una fachada notablemente antigua, y aunque está lejos de las impresionantes iglesias de la ciudad, es claro que este lugar permanece rigurosamente cuidado y mantenido.

Al entrar, notó a un anciano con ropas de sacerdote sentado en el primer banco frente al altar, mirando al frente con una expresión pensativa.

“Buenos días,” saludó Aleah con una sonrisa amistosa, acercándose al hombre.

"Buenos días," devolvió el cura mientras volteaba. Frunció levemente el ceño al no reconocer a la niña. "Debes ser una de las visitantes que mencionó Lidia. ¿Vienen de la capital?"

"Así es," contestó Aleah, acercándose hasta quedar frente al hombre.

"Hmm," el cura no la miraba con desprecio, pero sí con bastante recelo, hasta que sus ojos cayeron en el amuleto que colgaba del cuello de la rubia. "¿Puedo?" preguntó, acercando su mano al objeto.

"¿Claro?" Aleah aceptó sin darle mucha importancia, extrañada por cómo la expresión recién cautelosa del hombre ahora cambió a una genuinamente contenta.

"Un amuleto bendecido..." mencionó el hombre con admiración. "Tus padres deben ser muy devotos."

"Esto... sí, bastante," mintió Aleah, recordando que Rod había dicho algo parecido antes.

Al parecer, este regalo de Lily era algo más que un simple accesorio.

"Eso es bueno," el cura soltó el amuleto y se alejó para mirar a los ojos a la niña. "Es bueno saber que aún quedan familias tan devotas en las ciudades. Quizá este reino aún tenga esperanza."

"¿Esperanza de qué?" preguntó Aleah, inclinando la cabeza.

"Esperanza de salvarse," soltó el hombre con un tono de amargura. "Luego de la revolución, este reino y nuestra iglesia central han caído en la degeneración. Los matrimonios entre personas del mismo sexo, la aceptación de costumbres extranjeras… todo eso va en contra de la tradición de la iglesia."

"¡¿EN DÓNDE ME VINE A METER?!" pensó Aleah, escuchando todo con los ojos muy abiertos y apretando los labios para evitar decir algo inadecuado.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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Sobre la familia y otras cosas - Me enamoré de la villana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora