Jungkook sacó su falo de entre sus pantalones, liberando su intimidad para que el aire fresco lo golpeara, Jimin tragó grueso al ver la longitud erguida, dudaba si eso pudiera entrar en su estrechez.
La mano de Jungkook acarició su propio eje, sintiendo la electricidad recorrer su cuerpo, bajo la atenta mirada de pelirrojo.
—Ven, pequeño.— le dijo con su voz algo temblorosa.— Voy a llenar tu agureo.
Jimin avanzó hacia Jungkook, sus piernas temblaban con cada paso, y la adrenalina lo recorría con tal intensidad que por un momento pensó que caería antes de llegar a él. A pesar de la inseguridad que lo envolvía, sus ojos estaban llenos de deseo, con las pupilas dilatadas y su respiración pesada marcando el ritmo de su inquietud.
Finalmente, se detuvo frente al sargento, tan cerca que podía sentir su calor. La mirada de Jungkook no lo soltaba ni un segundo, observando cada pequeño detalle de su cuerpo, cada respiro agitado, cada movimiento nervioso. Era imposible ocultar la vulnerabilidad que lo embargaba, pero también la atracción que lo impulsaba a seguir.
—Quiero que te sientes sobre mí y montes mi verga.— pidió con sus ojos oscuros llenos de antelación.
Jimin asintió sentándose a horcajadas sobre él, el pene de Jungkook quedó aplastado bajo sus nalgas, el sargento escupió en su mano y la llevó hasta su propio eje levantando a Jimin solo un poco, alineó la punta de su falo con cuidado intentando meterlo en el agujero de Jimin.
El pelirrojo se mantuvo expectante ante los movimientos del sargento, esperando una orden, aunque su mente aún estaba nublada por el cúmulo de sanciones. Sentía el peso de los momentos anteriores, el rigor con el que Jungkook lo había mantenido en su lugar, pero ahora, el ambiente se había vuelto más íntimo, casi asfixiante. Sin decir palabra, levantó la mirada y la clavó en los ojos oscuros de Jungkook.
Decidido, Jimin enrolló sus brazos en el cuello del mayor y unió sus
labios en un beso cargado de ansias contenidas, sintiendo que cada fibra de su cuerpo respondía con fervor. Finalmente, y con sumo cuidado, Jungkook se deslizó dentro de Jimin acaparando toda la inestabilidad en el cuerpo del menor. Aún mientras sus labios estaban unidos.Sus labios se separaron apenas para tomar aire, y Jimin lo miró con una devoción evidente, sus ojos marrones reflejando un deseo tan profundo que casi dolía. Sin poder sostener más la intensidad de su propia mirada, dejó caer su frente sobre la barbilla del mayor y suspiró, dejando que su aliento cálido llenara el breve espacio entre ambos.
La longitud de Jungkook en su interior lo estiraba más de lo que había imaginado, el ardor se extendio por toda la zona. Para él, tomar aire en aquel momento parecía una tarea monumental, como si solo estar tan cerca de Jungkook lo dejara sin fuerzas, rendido y expuesto, y ahora, tenerlo dentro, lo superaba todo.
Jungkook observó cada detalle, sintiendo la devoción de Jimin con una mezcla de sorpresa y aceptación. Acarició su espalda, recorriéndola lentamente, disfrutando el temblor que se generaba en su piel, tratando de relajar su cuerpo.
Jungkook lo miró con intensidad y le preguntó en voz baja, casi como un susurro.— ¿Estas listo?
La pregunta, sencilla y directa, llevó a Jimin a observarlo con un brillo que parecía desarmarlo en su totalidad. Su respuesta no fue inmediata; en su lugar, sostuvo la mirada de Jungkook y, con una leve inclinación de cabeza, asintió lentamente. Sabía que lo que vendría a continuación sería abrumador, un paso hacia algo que ambos habían contenido durante tanto tiempo.
La expectativa cargaba el aire entre ellos, haciendo que cada segundo se sintiera más denso, como si el mundo se hubiera reducido a ese espacio. Jimin no pudo evitar tragar en seco mientras mantenía la conexión visual, sin apartarse, dejándose envolver por la proximidad y el magnetismo que Jungkook irradiaba.
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Trouble Maker |Kookmin| +18 Short Fic |TERMINADA|
FanficEn el interior de un estricto reformatorio, Jimin, con su carácter indomable, se enfrenta día tras día al duro y enigmático sargento Jungkook, quien tiene la misión de reformarlo. Sus encuentros están llenos de desafíos silenciosos y miradas cargada...