Buenos días mis señoritas y señoritos aquí les traigo su comida.
Franco es el nombre real de Farfadox.
La Milanga con papas fritas es su comida favorita, eso creo XDD
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Era sábado, y para Franco, eso solo significaba una cosa: ¡día de milanesa con papas en casa de su abuela! Desde que tenía memoria, los sábados eran sagrados. Nada de compromisos, reuniones ni partidos. Ese día, toda la familia se reunía alrededor de la mesa para disfrutar de la milanesa con papas fritas que hacía su abuela Norma, que nadie podía igualar.
Norma tenía su propio "ritual de la milanesa", como decía Franco. En realidad, era un secreto bien guardado que pasaba de generación en generación. Las milanesas eran finitas, crujientes, y con ese toque perfecto de ajo y perejil que hacía que uno quisiera llorar de felicidad. Pero para Tomás, la verdadera magia era cuando Norma hacía las papas fritas caseras, doraditas y con apenas una pizca de sal.
Ese sábado, sin embargo, Franco recibió una sorpresa inesperada. Cuando entró a la casa de su abuela, se encontró con un chico desconocido que estaba ayudando en la cocina. Su abuela lo presentó con una sonrisa traviesa.
-Tomás, el es Aquino, el hijo de mi amiga del club de cartas. Como vos estás solito y yo estoy grande para andar de casamentera, pensé que podría darte una mano -dijo Norma, disimulando una sonrisa, mientras Tomás se ponía rojo como un tomate.
Aquino también parecía algo incómodo, pero intentó romper el hielo.
-Hola, Franco. Espero que no te moleste, tu abuela dijo que necesitaba ayuda con las milanesas -dijo Aquino, sonriendo tímidamente.
Franco miró a su abuela, quien solo le devolvió la mirada como diciendo: "No me mires a mí, míralo a el".
A medida que Aquino y Franco iban hablando, él empezó a relajarse. Mientras el empanizaba, él lo guiaba con todos los trucos que había aprendido de su abuela. De a poco, entre risas y tropezones con el huevo y el pan rallado, la tensión inicial se fue convirtiendo en una conversación agradable.
-¿Sabías que tu abuela tiene su propio truco para las papas? -le contó Franco, mientras ayudaba a cortar-. Las deja en agua fría un rato antes de freírlas. Dice que quedan más crocantes.
Aquino sonrió, intrigado.-¿Y la milanesa tiene algún secreto?
-No solo uno, ¡varios! Pero eso te lo va a contar ella cuando confíe un poco más en vos -dijo Franco, divertido, mientras Norma reía desde el comedor, donde seguramente estaba escuchando cada palabra.
Finalmente, la comida estuvo lista. La mesa se llenó de platos rebosantes de milanesas doraditas, papas fritas y un poco de ensalada de lechuga y tomate que nadie tocaba mucho, pero que Norma insistía en poner para "dar color".
Cuando empezaron a comer, Aquino probó su primera milanesa y se quedó en silencio unos segundos. -Esto... está increíble. No sabía que una milanesa podía tener tanto sabor -dijo, asombrado.
Franco se rió.-Es que no es solo la milanesa. Es la magia de mi abuela.
Y entre charla y charla, plato tras plato, Franco y Aquino se fueron conociendo, como si la milanesa y las papas fuesen las anfitrionas perfectas. Para el final del almuerzo, Franco ya había hecho planes para llevarlo a comer pizza el próximo viernes, y Norma no podía estar más feliz.
Desde aquel sábado, las milanesas con papas de los sábados no solo eran el plato favorito de Franco, sino también de Aquino. Y a Norma no le cabía ninguna duda: no había nada que unas buenas milanesas con papas no pudieran arreglar... ni siquiera el amor.
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No tenia idea de como hacer esto.XD Pero ahí esta.😔
