-¿Por qué Alondra me evita? ¿Por qué está tan cerca de Angie?-
En donde Alondra se enamora de Rainelis, su mejor amiga, enfrenta sus sentimientos tratando de ocultarlos cada dia, en lucha de sobrevivir en medio de la angustia mental que la consume...
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Para Alondra fue complicado darse cuenta que realmente le gustaba su mejor amiga. Es que esas prominentes, regordetas y adorables mejillas, aquellos labios esponjosos y brillosos, su hermoso eyesmile, aquella camisa personalidad que te hacía divertirte y te derretia el corazón, pareció suficiente como para que una Alondra de doce años sintiera mariposas en el estómago, cada vez que la hacia reír, cada vez que la abrazaba y besaba sus mejillas y cada vez que la daba mimos. Lo que Alondra creía que era un apego a la más alta, fue descendiendo, aglomerandose eso corazón hasta perder el verdadero significado de que era una simple amiga.
«¿Qué me has hecho, Alondra? ¿En realidad puede gustarme otra chica? ¿por qué tú?» Pensaba día tras dia.
La rubia sentía mucho temor si es que sus padres de llegarán a enterar aunque sea una pista sobre el desconocido sentimiento de Alondra había la de ojos miel y pelo rizo. ¿Qué iban a pensar? Sabía que no era bueno, pero ahora sólo estaba enfocada en la aprobación del mundo y en que su corazón no esté hecho pedazos al ver la reacción de la gente. Sabía que la reacción de su amiga hacia ella sería para nada buena, así que decidió reprimir el sentimiento y arrugar su corazón como una hoja de papel. Tal vez, tal vez algún día se le pasaría este sentimiento.
Aunque obvio y claro, la chica no colaboraba mucho cuando habían su "reunión de chicas"; que siempre trataba de pintarse las uñas, hablar hasta el amanecer, comer dulces y dormir juntas sin vergüenza de por medio que las separase. Por que claro, Rainelis tiene mucha, demasiada confianza en la rubia, y la rubia se sentía tímida cuando su amiga se le acercaba desafíos mientras dormian, se sentía intimidada y expuesta, pero decidió reservar eso.
Aunque sinceramente, dejándolo pasar de una manera errónea, el último año todas las chicas fueron matriculadas en el mismo Instituto por alguna culminación o acuerdo que tuvieron cada padre con cada padre, aunque directamente la rubia estaba en un grado menos que la demás.
No bien, levemente, Rainelis piso aquel salón de clases y aquellos chicos quedaron bobos y iluminados por la belleza de la pelirroja, su personalidad y amabilidad y forma de ser. Más Alondra se sentía frustrada nuevamente ante la situación, con lo difícil que fue para ella aceptar hace años atrás que a la pelirroja le gustaba un niño en la escuela. Ahora en el Instituto donde hay más de diez que babean por ella.
Sintiéndose un completo lío que ella misma creo, lo único bueno que cambió fue conocer a tres chicas que la hacían obligarse de esos abrumadores problemas, que con el paso del tiempo se ganaron la confianza, amor, apoyo y buen sentido del humor de la rubia.
Pero creyó que estaba asimilando y olvidando las sensaciones por su mejor amiga, la realidad le quemo el corazón como balde lleno de lava sobre su válido moreno cuerpo. Fue justo aquel día en cuando la oportunidad le fue dada para asistir a un papeleo evento que había organizado la preparatoria.
Alondra están muy feliz de haber ido con Angie, Linet y Laura. Pensaba disfrutar del baile con ellas y la grande más llena de bocadillos, reír de los chistes y ocurrencias de sus amigas y olvidar el estrés de sus tareas y desconectarse de ese mundo que levemente consumía la mayor parte de su atención. Sin embargo, la felicidad no le iba durar toda la noche, todo fue tan repentino en su cambio de ánimo cuando vio entrar a Rainelis por la pues con un vestido por arriba de sus rodillas que lucia ajustado a su esbelto y pequeña figura detallada, marcando su trasero y otras zonas más que podrían resaltar suficiente, junto a un muchacho alto, robusto y rubio que nunca había visto antes, vistiendo con un traje negro pasa hacer le compañía a la pelirroja que hacía que todos llevarán sus ojos directo hacia ellos.
«Tal vez ya alguien enamoró de su corazón.» DIjo a su misma, con una amargura en la garganta y un dolor punzante en el corazón que la destruía, al que lentamente se fue acostumbrado.
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