Capítulo 5: Regreso a los orígenes.

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Cuando comprobamos que la última gota de vida había abandonado el cuerpo de Ethel, nos dispusimos a quemar el cuerpo como se habría hecho siglos atrás, quizá ella no lo mereciera pero era lo mínimo que podíamos hacer para devolver a la madre naturaleza todo el poder que Ethel consumió en vida.

Esperé junto a Vaelorn hasta que todos pudiesen estar presentes para aquello, o al menos hasta que los Dioses, Melusina, Alpha y Nymeria pudieran llegar hasta nosotros.

— ¿Estás segura de esto? — Preguntó Viarare.

— ¡No se lo merece! — Gruñó Melusina airada por mi decisión.

— Ya lo sé Melusina, pero la madre naturaleza sí merece recuperar lo que una vez fue suyo y tú lo sabes tan bien como yo. — Contesté acariciando su rostro con suavidad.

— ¡Me quitó lo que más me importaba en esta vida! — Grito Melusina rompiendo en llanto.

— No digo que lo que hiciera Ethel estuviese bien, pero la madre naturaleza no entiende de injusticias y reclamará lo que es suyo si no se lo damos, ¿Acaso estás lista para cumplir con todas las exigencias que la madre naturaleza te imponga cuando llegue el momento? — Dije mirándola con contundencia pero con un tono de voz empático.

— Además, Althaea y Vaelorn son los primeros que desearían no tener que hacer esto ¿O debo recordarte que ellos dos también han perdido a muchos seres queridos por culpa de Ethel y sus Brujas? — Dijo Xarmus intentando hacer que Melusina entendiera nuestra postura.

— Su alma debe marchar al lugar al que pertenece y allí será severamente juzgada por todo el daño que ha causado en vida. — Dijo Rhoenar con un suave asentimiento de cabeza.

— Estamos contigo. — Añadió Igara con una sonrisa amable en los labios.

Miré a Vaelorn que asintió rápidamente al ver las dudas sobrevolando mi mirada, respiré hondo mientras sentía como sus dedos se entrelazaban con los míos en un suave movimiento y asentí con decisión.

Alcé una mano con suavidad y varias ramas se apilaron alrededor del cuerpo de Ethel, miré a todos los presentes uno a uno y al regresar la vista al cuerpo de Ethel chasqueé los dedos haciendo estallar las llamas.

Todos nos quedamos observando en silencio como las llamas se alzaban hacia el cielo, con un color rojizo que no habían tenido nunca antes ya que mis llamas eran de color azul en su mayoría.

Sentí como algo o alguien se acercaba a toda velocidad hacia donde nos encontrábamos, corría haciendo zigzag como si no quisiera que descubrieramos de la dirección de la que venía.

Me giré bruscamente al sentir el olor que traía la brisa consigo, un aroma que iba cargado de odio, ira y dolor. Y lo peor es que ese olor se movía de la misma forma que la presencia que todos sentíamos viniendo en nuestra dirección.

Vaelorn al ver el estado de alerta en el que había entrado mi cuerpo de forma automática, se pegó a mí y empezó a observar lo mismo que yo observaba, miraba hacia dónde yo mirase sin preguntas, solo intentando ver y sentir lo que yo veía y sentía.

— Dispersaos. — Dije más como una orden que como una sugerencia.

— ¿Qué…? – Empezó a decir Melusina antes de que yo la hiciera callar con un gesto.

— Dispersaos. Ya. Es una orden. — Dije sin dejar espacio a discusiones.

Todos asintieron al ver que no aceptaría un no por respuesta y echaron a correr en distintas direcciones, el único que permaneció a mi lado era Vaelorn pues ya se imaginaba lo que iba a ocurrir.

— Es Ravynne. — Gruñí con la mirada fija en un punto del bosque.

— ¿Viene sola? — Preguntó Vaelorn mirándome con el ceño fruncido.

El Lord de Sangre [La Princesa de las Tres Coronas 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora