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Freminet nació dotado con un talento excepcional para la reparación de objetos mecánicos. Objetos que al desarmarlos, veia su interior, lo que necesitaban, la pieza faltante, la pieza que él no podia obtener para sí mismo.
A sus cortos años ya lograba 'despertar de su largo letargo' a pequeños mecanismos tal cual el primer reloj que recompuso, posteriormente variedad de artefactos, los cuales desaparecieron al día siguiente de estar 'despiertos'. Hoy en día ya creando los suyos propios como su pequeño pingüino mecánico, Pers, desbordando de aquel don que su madre tanto elogio en el pasado, mismo admirable talento que realizaba el papel de un refugio para sí mismo en sus momentos más bajos.
Tan soñador como un inocente niño atrapado en cuentos de hadas, dando la apariencia de un joven con carácter débil y, no obstante, nunca dejando de ser servicial y amable, actuando reservado pero con un corazón puro aguardando en un iglu ligeramente agrietado por su baja autoestima.
Sin embargo, pese a ser constantemente atacado por esa tristeza abundante, sintiéndose inútil, él empezó a darse cuenta con la ayuda de sus hermanos que, sí se lo proponía, podría lograr todo lo que quisiera.
Animandose gracias a los elogios afectivos de Lyney y Lynette la confianza suficiente para proceder con todos sus proyectos, realizando múltiples mejoras, reparaciones y plr muy difíciles que sean, creaciones propias.
En variedad, objetos mecánicos útiles en múltiples ámbitos, disponiéndose finalmente a probar su sueño con respecto a Pers, y luego de un exceso inhumano de apoyo, lo intento.
Pers, para su desfortunio, quedo no en pedazos dispersos, con una oportunidad de recomponerse muy baja.
Realmente lo intento pero, es un humano, como muchos otros en Teyvat, un simple humano rodeado de seres superiores como los arcontes o su padre, una descendiente del linaje de la luna carmesí, no alguien normal en comparación a él, un humano común. Podría tener un dote al manejar mecanismos incluso si eran complejos, podría ser un buceador experto, una pieza clave, un as bajo la manga que asegure todo en esos dos campos.
Pero él es solo un humano. Un humano. Freminet duda, duda demasiado, asustado tiembla a la hora de tomar decisiones, sintiéndose tan débil y frágil como el cristal, sus emociones fluyen en lágrimas temblorosas.
Y esta bien, porque es un humano normal, siente como cualquier otro, ríe, llora, se enoja, es feliz, tiene momentos y momentos, negándose a estancarse en su sufrimiento mientras sus hermanos lo apoyan.
Aún así, ellos no siempre estarán disponibles, tienen ocupaciones, esa noche ellos no llegaron a casa, sin saber como estaba él daban un espectáculo.
Freminet huyó, sujetando las partes separadas de Pers, huyó por Teyvat sin rumbo, queriendo encontrar algo, lo que sea, que le permitiera ayudar a su pingüino mecánico; La única compañía real aparte de sus hermanos, de alguna forma.
Solamente fue consciente de donde estaba una vez despertó en una casa totalmente extraña, fue ahí que lo conoció.
Ahí, alejado de cualquier cercano, al cual por mucho que amara, por su falta de confianza en sí mismo, creía que simplemente le decían que es bueno en cosas o útil por ser buenos, ahí es que aprendió.
Quién lo ayudó fue un joven bailarín llamado Gaming, de Liyue, si, en algún instante llego tan lejos como para que aquel bailarín lo encontrara a las afueras de Liyue totalmente desmayado, con varias heridas y raspones cubriendo su cuerpo. Gaming lo llevó a su casa, trató sus heridas, lo cuido por unos días hasta que finalmente despertó, y siguió cuidándolo debido al cansancio general de la extenuante huida que hizo.
Podría jurar que pasaron meses hasta que se pudo recuperar, meses en los que había oído infinidad de búsquedas de sus hermanos, la sensación de culpa no pudo atacarlo porque Gaming estaba ahí.
Y él, es la pieza faltando en el intrincado sistema que es Freminet.
A medida que se acostumbraban el uno al otro, Freminet empezó a ayudar con las tareas del hogar a su nuevo amigo, mientras que éste lo cuidaba con respecto a las heridas físicas y mentales, las cuales habían quebrado cuando 'lastimo' a Pers.
A las semanas, ya mucho más recuperado, empezó a recomponer algunas cosas de la casa de su anfitrión y amigo, recibiendo elogios, algunas veces criticas constructivas cuando tenía complicaciones y unos consejos de un principiante muy curioso que gracias al propio Freminet, aprendió lo necesario para ayudar.
Y el último día de su estancia en Liyue, Gaming y él se hicieron cercanos. Casi, el joven de Fontaine diría que Gaming es de las personas más significativas, ayudándolo con sus problemas de confianza sin dejar esa esencia que lo caracteriza.
Porque los humanos cambian. Podrían tener tantas emociones, una variedad de situaciones, similar a un mecanismo tan complejo que es irresoluble, sin embargo sabes que falta una pieza para hacer un avance significativo.
Freminet había logrado hacer ese avance en Liyue junto a Gaming, llorando y cediendo al cansancio, tuvo la firmeza de al final, levantarse a tiempo, sonreír y continuar.
Pers despertó del sueño al que lo inducio en Fontaine.
Y él, un chico humano común de Fontaine había conseguido la pieza faltante en sí mismo, como un humano, se levantó, limpió el polvo de su ropa, sostenido por su amigo y por la imagen de sus hermanos, quienes tanto lo extrañaban y él a ellos.
Siendo un humano, un mortal, había logrado lo que Deidades llevan buscando y lo que la ciencia no ha logrado; Encontrar la pieza faltante para el avance humano.
Un método para sostenerse, no caer, ceder a tu dolor y aún así continuar. Como nada más que un humano.
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Este es el más largo de todo el libro, con más de 900 palabras y quedando en viñeta, joer.
