PRIMER ENCUENTRO - EL PRINCIPIO DEL CAOS

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Prólogo

Esta historia sucedió hace algunos años y, aunque no tiene un final feliz, creo que vale la pena contarla. Está llena de momentos emocionantes y de dramas que transformaron mi vida de una manera que jamás imaginé.

Recuerdo que todo comenzó en un día que parecía como cualquier otro. Me desperté como siempre, en una rutina que conocía de memoria. Mi vida no era ni emocionante ni aburrida; estaba en un punto intermedio que me daba cierta comodidad. No me consideraba una persona fuera de lo común, pero tampoco alguien sin aspiraciones. Nunca pensé que en un solo día las cosas pudieran cambiar tanto.

La mañana transcurrió con una calma predecible. Me levanté, me preparé el desayuno -una rápida combinación de cereal con leche y un café que, a decir verdad, aún me costaba aprender a disfrutar. El aroma familiar de la cocina se mezclaba con la luz que se colaba por la ventana, y mientras comía, me perdí en los pensamientos de lo que sería ese día. Sabía que iba a ir a la escuela, pero admito que el estudio no era exactamente mi mayor motivación.

Al terminar, me alisté apresuradamente, casi como si algo dentro de mí ya quisiera que el día avanzara rápido. Salí de casa y tomé el camino hacia la escuela, aunque, en realidad, el plan de ese día era algo completamente distinto. La secundaria me había dejado con una buena reputación como estudiante y un chico "controlado", pero todo cambió al entrar a la prepa. Ahora, tenía otro tipo de libertad y amigos con quienes compartirla. Mis días comenzaron a ser menos predecibles y mucho más tentadores.

Ese día, habíamos planeado reunirnos para ir a jugar billar y, tal vez, tomar un par de cervezas entre amigos. Llegué al lugar acordado y vi a mi amigo, al que todos llamábamos "Z", esperando en la esquina. Z ya estaba ahí, como siempre puntual y con esa actitud desenfadada que lo caracterizaba. Cruzamos un par de palabras, nada profundo, solo una plática ligera sobre música y cómo había estado practicando con su guitarra últimamente.

Entonces, la vi.

Apareció de repente, y el mundo pareció detenerse por un instante. Ella era, sin duda, la chica más hermosa que había visto en mi vida. Sé que suena exagerado, pero algo en ese instante cambió en mí. Antes de ese momento, no creía en el amor a primera vista, pero de alguna manera, al verla, supe que quería ver esos ojos verdes por el resto de mi vida.

Sus ojos brillaban con una intensidad que atrapaba, y su sonrisa... su sonrisa parecía iluminar el ambiente entero. No puedo olvidar cómo iba vestida: llevaba una camiseta verde tipo ombliguera, con el cuello caído sobre uno de sus hombros, dejando a la vista su piel y un toque de su collar. Llevaba un pantalón negro ajustado y unas botas de cuero que le daban un aire de seguridad y estilo. Colgada en su hombro, una mochila rosa, de esas que se cruzan, que de algún modo encajaba perfectamente con su presencia.

Ella se acercó, hizo una pregunta rápida, sonrió, y luego se fue. Pero su imagen se quedó grabada en mi mente. En ese instante, supe que haría todo lo que estuviera a mi alcance para volver a ver esos ojos. No sabía cómo, no sabía cuándo, pero estaba seguro de que ese no sería el último encuentro.

Justo después de que ella se marchó, volteé a ver a Z, tratando de ocultar mi curiosidad. Con una mezcla de ansiedad y emoción, le pregunté quién era esa chica, de dónde la conocía y si sabía algo más sobre ella. Z, con una sonrisa que mostraba que se había dado cuenta de mi interés, me dio su nombre y me contó que iba en un grupo diferente al nuestro. Entonces, me soltó una noticia que cayó como un balde de agua fría: ella tenía novio.

Sentí cómo algo en mí se desinflaba al escuchar eso. La decepción fue inmediata, aunque traté de disimularlo. Por un instante, pensé que podría hacer algo al respecto; sin embargo, replanteé rápidamente mis ideas. No quería ser esa persona que interfería en la relación de alguien más. Sabía que no me gustaría estar en el lugar de su novio, y además, era alguien con principios. Pero a pesar de mis esfuerzos, no podía sacarme a esa diosa de la mente.

LA MAGIA DEL ENGAÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora