Narrado por Martin
No sé qué hora era pero me desperté porque escuché a Chiara tropezándose por cuarta vez en la mañana.
Madre mía, os prometo que no hay persona más torpe que ella. Pero bueno, ha sido mi mejor compañía desde que vine de Bilbao, así que tengo que quererla.
Es entonces cuando me di cuenta de que si Chiara estaba despierta debía de ser bastante tarde, por lo que me incorporé rápidamente y confirmé la hora en el reloj de la mesilla.
Sí, un reloj, no duermo con el móvil al lado, siento que da vibraciones y radiaciones extrañas, cosas mías no me juzguéis.
En fin, miré la hora y confirmé que efectivamente me había quedado dormido. Eran las 11:30 de la mañana. Es decir, me había saltado ya una clase, y aunque quisiera no llegaría a tiempo ni a la siguiente clase.
Genial, para añadir más agobios a mi vida de estudiante, por si tenía pocos.
Suspirando y algo enfadado me levanté para coger mi móvil y salir de la habitación. Ya no tenía sentido darme prisa. Iría solamente a la tercera y última clase que tenía en el día, ya que era a la única a la que llegaba puntual.
Avancé por el pasillo y antes de llegar al final pasé por el baño para refrescarme un poco la cara. La verdad que había dormido bastante mal.
Últimamente estaba notando más la ausencia de mi familia y mis amigos de siempre a mi alrededor. Es cierto que Chiara se había ya convertido en un pilar imprescindible en mi vida, al igual que Amparo y otras trabajadoras del centro. Sin embargo, sentía que necesitaba una dosis de mi tierra y mi gente.Ignorando un poco ese sentimiento de nostalgia me dirigí finalmente al salón, donde se encontraba mi compañera de piso desayunando unas galletas.
– Martin! Good morning, darling ¿What are you doing here? ¿No tienes clase?
A mi amiga a veces le da por hablar inglés, ya que la mitad de su familia es de allí. Confieso que resultó bastante raro al principio, al conocernos, porque no lograba entender del todo lo que me decía. Pero poco a poco te vas acostumbrando.
También pronunció mi nombre con ese acento británico característico que hacía que mi nombre sonara algo gracioso.
– Me he quedado dormido, darling. Y por primera vez agradezco tu torpeza, porque ha sido lo que me ha levantado. Gracias a eso igual consigo llegar a la última clase del día. – Suspiré cansado mientras me tiraba hacia atrás en el sofá.
– ¿Y eso? ¿Te acostaste tarde?
Kiki, como yo la llamo, me acercó la caja de galletas para ofrecerme y cogí una. No suelo desayunar porque a primera hora de la mañana nunca tengo hambre, pero ya era bastante tarde y estaba algo hambriento.
– No, simplemente que he dormido mal. Me he despertado varias veces...
– Es que tienes mucho agobio encima. Seguro que has pasado la noche pensando en todo lo que tienes que hacer. Bastante tienes encima como para sabotearte el único tiempo que hay para descansar.
– Es que por la noche es cuando más inspirado estoy, qué le voy a hacer.
– Pues necesitas más tiempo para relajarte y dejar de pensar en todas tus responsabilidades – comentó ofreciéndome otra vez las galletas.
– Tampoco estoy tan estresado Kiki, te lo prometo. En la residencia siempre consigo despejarme un poco de la uni.
Lo decía de verdad. Estar con las personas mayores y aquellas trabajadoras a las que admiraba tanto me hacía darme cuenta de lo importante que es disfrutar de los pequeños momentos y medir lo que aporta en la vida y lo que no.
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Una casualidad con intención
ФанфикMartin trabaja como auxiliar en una residencia... Una curiosa casualidad le lleva a chocarse con un maño y la vida cruza sus caminos. Juanjo no entiende por qué sus días solo tienen sentido cuando está con este chico... "Solo imagina lo precioso que...