CAPÍTULO 8

273 31 0
                                    

POR FAVOR NO SEAS UN LECTOR
FANTASMA DEJA TU VOTO EN EL CAPITULO QUE MAS TE GUSTE O COMENTA LA FRASE QUE TE HAGA GRACIA
NO A LOS LECTORES
FANTASMAS ❤️

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

MADISON      

"La música es el lenguaje universal de la humanidad" - Henry Wadsworth Longfellow

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Tener a Travis en mi casa era extraño y al inicio me sentí ansiosa de que estuviera rondando tan cerca de mi vida, pero a medida que pasaban los minutos, mis nervios fueron pasando y la tranquilidad me invadió; Travis era dulce con mi madre y amable con mi hermano, era como si siempre hubiera estado aquí y todos nos sentíamos verdaderamente cómodos a su alrededor; no podía describirlo con palabras, pero con Travis todo era sencillo, tan fácil que por momentos me asustaba y por más que intentaba seguir enojada con él por el caos en que había convertido mi vida, la verdad es que no estaba enojada con él.

Travis me defendió como nunca nadie lo había hecho; es cierto que la familia de Alissa siempre estuvo de mi lado durante estos años, pero para ellos las cosas eran diferentes; nadie los miraba de manera desagradable y por supuesto nadie miraba a Alissa como si fuera un objeto al que pudieran poseer; todos sabían a qué familia pertenecía y el legado que la respaldaba, así que se mantenían a una distancia prudente, sin perturbar la paz en la que ella siempre había vivido y si sumabas a eso que Colton, su novio era un ex navy seal, la verdad es que todos se mantenían a un lado, evitando lanzar comentarios indiscretos hacía Alissa y cuando estuve a su lado, eso solía protegerme mucho, pero ahora que estaba por mi cuenta, lidiando con todas esas personas por mi cuenta, la verdad es que me sentía abrumada e incluso algo asustada; tuve que soportar sus miradas y sus coqueteos; tuve que soportar la forma en que me desnudaban con la mirada y como sus manos me tocaban de manera indiscreta cuando estaban muy cerca de mí y por supuesto, lo soporté, porque.... ¿Qué otra opción tenía?

Mi carrera dependía de todos ellos; dependía de su poder y sus comentarios; no bastaba con tener talento, se necesitaba buena presencia y conexiones, así era este mundo, en especial teniendo en cuenta el ámbito tan elitista en el que había decidido desempeñarme.

Cuando era niña, el ballet parecía casi un sueño; todo eran tutus y diademas, pero a medida que fui creciendo me di cuenta que eso era solo la superficie y ahora podía ver lo que era en realidad; el ballet era hermoso, eso era cierto, pero conllevaba horas de esfuerzo y disciplina; debías bailar hasta que tu cuerpo no pudiera resistir más; debías bailar hasta que tus pies sangraran y ni siquiera eso era suficiente, porque debías romperte con tal de llegar a la perfección; eso era el ballet, alcanzar metas casi imposibles y volverte etérea, como si tu sola presencia fuera algo magnífico de admirar, porque al final, así era.

Te rompías con tal de doblarte y sangrabas para dejar en el escenario tu alma; el ballet era mucho más que un simple baile; era pasión, dedicación y sufrimiento; el ballet era un arte que te destrozaba por dentro para que pudieras mostrar las emociones más puras en el escenario; tu cuerpo se acostumbraba al dolor, al hambre y al cansancio; te acostumbrabas a dejar tu piel en cada vuelta y soportar el ardor en tus heridas con tal de alcanzar la perfección en cada uno de tus pasos.

Cuando decidí dedicarme al ballet y pasar mi vida sometiéndome a sus rigurosas reglas, supe que sería un camino difícil, pero también sabía que valdría la pena, porque era mi pasión; pero bailar se había convertido en una jaula; adoraba el ballet, en verdad amaba estar sobre el escenario, siguiendo la melodía mientras mis pies repetían los movimientos para los que entrenaron durante años, pero toda la burocracia y la política detrás del baile era imposible de soportar, por más que intentara con todas mis fuerzas aguantar esas miradas y las palabras que cada vez pesaban más sobre mis hombros.

TIME OUTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora