Lewis comes back

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Max y Sergio habían disfrutado de una hermosa relación que apenas llevaba una semana, pero para ellos, ese corto periodo significaba algo verdaderamente especial. Esa semana estuvo rebosante de amor, ternura y palabras cariñosas. Si alguien llegara a abrir su conversación en el chat, quedaría asombrado al ver la cantidad de amor que se reflejaba en los mensajes que se enviaban cada mañana al despertar y cada noche antes de dormir.

Ambos habían planeado salir un sábado para pasar tiempo en familia, y, por supuesto, incluirían al pequeño Pato en sus planes. Max había tomado la iniciativa de proponer esta salida, ya que deseaba consentir a Pato, no solo por un rato, sino para siempre, asegurándole que amor y cariño nunca les faltarían. Sentía que era importante recompensarlo por todo lo que había vivido y brindarle momentos que lo hicieran sentir querido y valorado.
Max se dirigió a recogerlos a su casa, tal y como lo hacía habitualmente. Esta vez, decidieron visitar una gran plaza comercial con el propósito de comprarles algo especial. Al principio,Pato mostraba reticencia, ya que no estaba muy seguro de lo que quería y se sentía un poco perdido en ese ambiente. Sin embargo, tras un rato de mirar y explorar las distintas tiendas, su interés comenzó a despertar. Finalmente, se decidió y terminó eligiendo un coche de juguete más grande, así como varios dinosaurios que llamaron su atención.
Esa pareja caminaba de la mano, disfrutando del momento, mientras seguían a un pequeño pato que brincaba y corría alegremente, investigando las vitrinas de las tiendas a su alrededor. Max, emocionado, le estaba compartiendo a Sergio sus planes futuros, hablando con entusiasmo sobre las ideas que tenía en mente. Ambos estaban tan sumidos en la conversación que apenas prestaban atención a su entorno. De repente, se escuchó un fuerte golpe en el suelo, un sonido que interrumpió su charla y los hizo girar la cabeza. Al voltear, se dieron cuenta de que el pato había chocado accidentalmente con una persona que pasaba por allí.

—¡Pato!, mi amor, ¿estás bien? —exclamó Sergio mientras soltaba la mano de Max y corría rápidamente hacia donde el pequeño estaba tirado en el suelo.

—Pato, mi amor, debes tener más cuidado, podrías lastimarte —dijo Max, sin dudar un momento en cargar al niño y recoger sus juguetes con una sola mano.

—¿Sergio? ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó una voz familiar. Al escuchar eso, Sergio se quedó atónito, como si de repente se encontrara frente a su mayor enemigo.

Sergio, sintiendo un nudo en el estómago, simplemente no quería mirarlo. Sabía exactamente de quién se trataba y se preguntaba por qué tenía que aparecer justo en ese momento. Deseaba con todas sus fuerzas que la tierra se tragara a ambos y los ocultara de aquel incómodo encuentro.

—Sergio, mi amor, por favor, levántate del suelo. Amm, creo que el chico te está hablando —dijo mientras tomaba una de las manos de Sergio para intentar ayudarlo a levantarse.

—Sí… hola, Lewis. Vamos, Max, no quiero hablar con este tipo… —respondió Sergio, visiblemente molesto.

Sin embargo, Lewis, sin previo aviso, se acercó a Sergio y le susurró al oído:

—¿Qué? ¿Crees que te he olvidado? Sigues siendo un niñito inmaduro. Ya me enteré de que ese niño que está en brazos de ese patán es mi hijo. Y adivina qué, se lo voy a quitar —susurró, dejando escapar una típica risa burlona que llamó la atención de Max, quien se acercó aún más.

—Perdón por interrumpir,pero ya nos tenemos que ir—dijo Max, sintiéndose incómodo ante la tensa situación.

—¡Quita tu maldita y asquerosa mano de mi espalda! Solo quiero que sepas que nunca me vas a quitar lo que es mío. Fuiste un cobarde al abandonarnos, y ahora que regresas, ¿qué crees que vas a lograr? No quiero hablar contigo, adiós—. Sergio, visiblemente alterado, volvió a entrelazar su mano con la de Max y se marcharon, dejando atrás un ambiente tenso y desagradable.

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⏰ Última actualización: 4 hours ago ⏰

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