Capitulo 27

80 14 15
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


UNA SEGUNDA VERDAD

• • ┈┈┈┈ ๑ ⋅ ⋯ ୨ ୧ ⋯ ⋅ ๑ ┈┈┈┈ • •

Las calles eran bulliciosas, a pesar del clima frío y el cielo nublado, respiraban una calidez habitual que contrastaba con el ambiente. Sin embargo, Alemania y Chile se notaban incómodos y algo ansiosos. Caminaban en silencio, con la mirada fija al frente, tomados de la mano, cada uno inmerso en sus pensamientos.

Alemania aún sentía el peso del control que la ONU ejerció sobre su mente y cuerpo, la sensación de haberse convertido en una marioneta desprovista de voluntad. Recordar aquellos momentos le provocaba una punzada de tristeza y vergüenza; era consciente de que su humanidad había sido manipulada y usada contra quienes más apreciaba.

Chile, por su parte, no podía deshacerse de la inquietud que le provocaba la idea de hablar con Perú. Aunque sus relaciones políticas eran estables, la relación personal entre ambos era complicada, ya que el chileno solía ser un tanto difícil con ella y viceversa.

Aunque no dijeran nada, percibían la tensión en cada gesto del otro, en la forma en que los hombros caían ligeramente y en el peso invisible que cargaban en el silencio.

──¿Cómo… cómo te sientes? ──preguntó finalmente Chile, rompiendo el silencio, con una voz suave, como si temiera incomodarlo más.

Alemania suspiró, dudando antes de responder.

──Es… difícil de explicar. Es como si una parte de mí… ya no me perteneciera.

Chile asintió en silencio; la situación era tensa, y cada uno lidiaba con sus propios conflictos en ese momento.

──¿Y tú, cómo te sientes? ──preguntó Alemania, girándose hacia el chileno, consciente de que su relación con Perú era algo compleja.

──Yo... estoy bien, sí... ──dijo Chile, intentando sonreír, aunque desviaba la mirada── Solo vamos a hablar con ella y listo, ¿qué podría salir mal?

Alemania lo observó unos momentos antes de detenerse, obligando a Chile a hacer lo mismo. Ambos se miraron a los ojos.

──Chile, ¿por qué estás tan ansioso? Entiendo que esto no es fácil, pero es tu hermana, y toda esta investigación la hiciste por ella. Dudo que sea tan desagradecida como para no querer escucharte ──dijo el alemán en tono bajo, con una mirada preocupada.

Chile frunció el ceño levemente y desvió la mirada un momento antes de negar.

──No es eso ──respondió, confundiendo aún más a Alemania.

LA DROGA DE LA PAZ ──── [countryhumans]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora