«Resiliencia: Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos»
Blu despertó sobresaltado al escuchar el chirríar de las garras contra la roca. La tormenta había cesado, y un tenue rayo de sol iluminaba tímidamente la entrada de la cueva. Ares regresaba, llevando en su pico un pequeño paquete de hojas atadas con lianas. Blu lo observó con una mezcla de cautela y curiosidad mientras el águila dejaba el paquete frente a él.
-¿Qué es eso? -preguntó Blu, sin poder evitar retroceder un poco ante su presencia. No estaba acostumbrado todavía.
-Comida, pero esta vez algo que no te hará saltar del nido -respondió Ares con un tono sarcástico, aunque había una pizca de amabilidad en su voz.
Blu desató las hojas con cuidado, revelando frutas frescas y algunos frutos secos. Su estómago gruñó en respuesta, y sin pensarlo dos veces, empezó a comer. Entre bocado y bocado, decidió romper el silencio.
-Gracias... Pero sigo sin entender. ¿Por qué me ayudas? Aunque fuera para ti una deuda, no tenias porque saldarla, y no pareces el tipo de ave que se preocupa por esas cosas. - tal vez se la esté jugando diciendo aquello, pero al fin y al cabo había algo de certeza en su voz. La apariencia en sí de Ares, además de su especie, indicaba que no era alguien capaz de preocuparse por alguien más allá de sí mismo.
Ares se quedó mirandolo por varios segundos. Sus ojos rojos parecían mirar más allá de Blu, como si estuviera perdido en sus propios pensamientos.
-No todo en esta selva es blanco o negro, Blu. Algunos de nosotros sabemos lo que significa estar solos, y no es un sentimiento que se deba desear a cualquiera. -
Blu levantó la mirada, sorprendido por el tono melancólico del águila. Por un momento, el temor se disipó, reemplazado por una inesperada empatía.
-¿Qué quieres decir con eso?-
Ares guardó silencio por unos instantes, luego suspiró profundamente y le dio la espalda al guacamayo. Acostandose cerca del nido. Blu pudo darse cuenta de la gran cicatriz que adornaba su cara antes de que el gran ave desapareciera de su vista. Aquella cicatriz era como si una gran X marcara un tesoro.
- Quiero decir, que los guacamayos como tú no podéis saber lo que es la soledad porque vivís en bandada. Las águilas somos solitarias por naturaleza, siempre vamos a estar solas -
Blu se quedó en silencio, procesando las palabras de Ares. No era fácil para él entender la vida de un depredador, pero podía sentir la sinceridad detrás de sus palabras.
-Nadie te pregunta como quieres y donde quieres nacer -continuó Ares, su tono más bajo- pero a veces la vida es tan cruel que, cuándo aparece un rayo de luz que ilumina esa crueldad oscura, de alguna forma desaparece por unos instantes todo el mal que se guarda en el pecho. -
Blu lo miró fijamente, sin saber qué decir. Era difícil imaginar a un ser tan poderoso enfrentando una vida de dolor y aislamiento.
-Bueno... Al menos no estás solo ahora -dijo Blu con una pequeña sonrisa aún sabiendo que no podía ser visto. Su pico estaba lleno por los frutos que comía, realmente aquella comida le estaba sentando mejor que cualquier desayuno con nueces de Brasil.
Ares dejó escapar una sonrisa que sabía que el pequeño no podría observar, aunque esta vez había algo de calidez en ella.
-No te emociones demasiado, Blu. Sigues siendo un guacamayo torpe y ruidoso, además de que sigues herido. -
Ambos rieron suavemente, pero el momento fue interrumpido por el sonido de ramas rompiéndose fuera de la cueva. Ares se tensó de inmediato, desplegando sus alas con un movimiento rápido y calculado.
-No te muevas -ordenó antes de desaparecer hacia la entrada.
El corazón de Blu comenzó a latir con fuerza. No sabía si estaba más preocupado por lo que había fuera o por la idea de quedarse solo en la cueva. Inmediatamente, un rugido resonó en la distancia, seguido por un grito que le heló las plumas.
-¡Señor águila! -gritó, olvidando momentáneamente su miedo y su dolor.
Contra todo instinto, Blu se levantó, saltó por encima del nido y, tambaleándose, se acercó a la entrada. Allí, vio algo que nunca olvidaría. Ares estaba enfrentandose a una enorme jaguar que lo miraba con ojos inyectados en sangre.
-¡Vuelve adentro! -gritó Ares sin apartar los ojos del felino pero dándose cuenta inmediatamente de la presencia de Blu.
Los movimientos de águila eran ágiles y daba fuertes golpes con sus grandes y afiladas garras. El jaguar, por su parte, daba zarpazos al aire, retrocediendo levemente por los rápidos ataques del ave.
Blu sabía que estaba indefenso, pero no podía dejar a su inesperado salvador solo, más sabiendo que aquello era probablemente su culpa debido al olor de la sangre en sus leves heridas. Observó a su alrededor, buscando desesperadamente algo que pudiera ayudar.
¡Hola mis amores!
Siento muchísimo la tardanza y la desaparición tanto por Wattpad como por Twitter. Estoy en Segundo de Bachiller y es un curso extremadamente difícil. Esta semana, por ejemplo, la tengo llena de exámenes y encontré este pequeño hueco para poder subir porfin el capítulo.
Quiero que sepáis que esta historia se acabará y no quedará sin continuar en ningún momento. Me encanta escribir sobre éstos dos y también amo el recibimiento que está teniendo a pesar de que temía que no fuese tan querida como otras.
Os quiero mucho a todos mis lectores, amigos de Twitter y a toda la gente que siempre comenta. Me genera mucha felicidad ver los comentarios siempre.
¡Gracias a todos y tener un excelente día!
<3
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Be Yourself (Río 2) [Blue x Oc]
Fiksi PenggemarEs gracioso, su idea de permanecer en el amazonas después de todos los problemas que habían tenido en el trayecto le resultaba totalmente desesperante, pero al fin y al cabo, todo sirvió para que lograra abrir sus ojos ante lo que le estaban escondi...